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MENSAJES PARA LOS JÓVENES ELENA G. DE WHITE SECCIÓN I ...

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servirse a sí mismos, y sin embargo profesan ser<br />

siervos de Cristo; pero a menos que rompan el<br />

hechizo que está sobre ellos, se darán pronto<br />

cuenta de que es suya la suerte del transgresor. En<br />

cuanto a abnegación o sacrificio por la causa de la<br />

verdad, han hallado un camino mucho más fácil<br />

que pasa por alto estas cosas. En cuanto a los<br />

ruegos fervientes acompañados de lágrimas y<br />

clamor a Dios por su gracia perdonadora y porque<br />

les dé fuerza para resistir las tentaciones de<br />

Satanás, han encontrado que es innecesario ser<br />

tan fervientes y celosos; se pueden arreglar bien<br />

sin ello. Cristo, el Rey de gloria, iba con frecuencia<br />

a las montañas y los lugares desiertos para<br />

presentar a su Padre el pedido de su alma; pero el<br />

hombre pecador, en quien no hay fuerza, piensa<br />

que puede vivir sin tanta oración (Testimonies,<br />

tomo 1, págs. 503-505).<br />

EL EJEMPLO <strong>DE</strong> JESÚS<br />

Jesús condenaba la complacencia propia en todas<br />

sus formas; sin embargo, era de naturaleza<br />

sociable. Aceptaba la hospitalidad de todas las<br />

clases, visitando los hogares de los ricos y de los<br />

pobres, de los sabios y de los ignorantes, tratando<br />

de elevar sus pensamientos de los asuntos<br />

comunes de la vida, a cosas espirituales y eternas.<br />

No autorizaba la disipación, y ni una sombra de<br />

liviandad mundanal manchó su conducta; sin<br />

embargo, hallaba placer en las escenas de<br />

felicidad inocente, y con su presencia sancionaba<br />

las reuniones sociales (El Deseado de todas las<br />

gentes, pág. 125). 383<br />

131. LA RECREACIÓN CRISTIANA<br />

Mientras estamos procurando refrescar nuestro

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