hornagueraPublicación de la S.A. Hullera Vasco Leonesa

CURIOSIDADES ACERCA DE LA del FORMACION
N o existen yacimientos de carbones anteriores al Pe­ CARBON
ríodo Carbonífero. Las plantas terrestres, susceptibles
de conservarse, hicieron su tímida aparición hacia el final
del Silúrico — correspondiente a la Era Paleozoica o Pri­
maria— . Sin embargo, en los tiempos Carboníferos se
desarrolló una rica y prolífica flora, y se conocen ya los
restos fosilizados de un gran número de especies. En esta
cuenca de Ciñera-Matallana han sido estudiadas y clasifi-
FERNANDO J. VILLEGAS
das unas 8o especies, que se deben en gran parte al Doctor en Geología, especialista Paleontólogo Mister
Robert H. Wágner del Department of Geology, The University St. George’s Square, Sheffield,
— England— .
Los principales productores de carbón fueron los altos árboles de la selva (Lepidodendron y Sigilla-
ria, con raíces muy extendidas, conocidas con el nombre de Stigmaria) los cuales alcanzaron alturas de más
de 30 metros, y los gigantescos juncos llamados Calamites, que vivieron en espesuras análogas a los caña­
verales de bambúes, llegando a tener más de 15 metros de altura, juntamente con un sotobosque de plantas
pantanosas y helechos, así como delicadas especies de plantas rastreras o trepadoras.
Es curioso cómo asocian nombres los mineros a algunos fósiles por su gran parecido con algo mate­
rial; pues la «pana», que ellos llaman, no es ni más ni menos lo que más arriba refiero con el nombre de
«Calamites» y que paradójicamente sí tiene efectivamente cierto parecido con el rudo género.
En aquella época no había flores ni pájaros que animaran estos sombríos manglares, pero en ellos
abundaban los insectos. Un ala de insecto fue encontrada recientemente en la zona de Competidora per
el camino a Llovera, y que por su reconocido valor
científico es conservado en el Museo de Ciencias
Geológicas de la Universidad de La Sorbona (París).
El asiento, muro o cama (en el argot minero)
que forma la base de la capa es una arcilla refractaria
en la que existen matas con innumerables raicillas de
las plantas que colonizaron primitivamente la ciénaga
y hasta pueden contener huellas de raíces de Stigma­
ria, con frecuencia en la posición de crecimiento.
Los troncos se pudrieron por encima del nivel del
agua o cayeron en la charca, y así contribuyeron
a formar la parte inferior de la veta.
El techo de la capa contiene algunas veces las
huellas de los troncos de grandes árboles de la selva.
Estos representan la generación que fue cubierta por
las aguas cuando las condiciones de la charca tocaron
a su fin por subsidencia e inundación general.
Las capas son generalmente de mucha exten­
sión, alguna vez cubriendo regiones de miles de
kilómetros cuadrados, con muy escasa variación en
su espesor. Esta Cuenca, a 3a sazón bastante bien
limitada por sus cuatro puntos cardinales, puede
considerarse su extensión en unos 100 km.2 apro-