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Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha

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-Ese nombre es <strong>de</strong> moro -respondió don <strong>Quijote</strong>.<br />

-Así será -respondió Sancho-, porque por <strong>la</strong> mayor <strong>parte</strong> he oído <strong>de</strong>cir que los moros son<br />

amigos <strong>de</strong> berenjenas.<br />

-Tú <strong>de</strong>bes, Sancho -dijo don <strong>Quijote</strong>-, errarte en el sobrenombre <strong>de</strong> ese Ci<strong>de</strong>, que en<br />

arábigo quiere <strong>de</strong>cir señor.<br />

-Bien podría ser -replicó Sancho-, mas, si vuestra merced gusta que yo le haga venir aquí,<br />

iré por él en vo<strong>la</strong>ndas.<br />

-Harásme mucho p<strong>la</strong>cer, amigo -dijo don <strong>Quijote</strong>-, que me tiene suspenso lo que me has<br />

dicho, y no comeré bocado que bien me sepa hasta ser informado <strong>de</strong> todo.<br />

-Pues yo voy por él -respondió Sancho.<br />

Y, <strong>de</strong>jando a su señor, se fue a buscar al bachiller, con el cual volvió <strong>de</strong> allí a poco espacio,<br />

y entre los tres pasaron un graciosísimo coloquio.<br />

Capítulo III<br />

Del ridículo razonamiento que pasó entre don <strong>Quijote</strong>, Sancho Panza y el bachiller Sansón<br />

Carrasco<br />

PENSATIVO a<strong>de</strong>más quedó don <strong>Quijote</strong>, esperando al bachiller Carrasco, <strong>de</strong> quien<br />

esperaba oír <strong>la</strong>s nuevas <strong>de</strong> sí mismo puestas en libro, como había dicho Sancho; y no se<br />

podía persuadir a que tal historia hubiese, pues aún no estaba enjuta en <strong>la</strong> cuchil<strong>la</strong> <strong>de</strong> su<br />

espada <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> los enemigos que había muerto, y ya querían que anduviesen en<br />

estampa sus altas caballerías. Con todo eso, imaginó que algún sabio, o ya amigo o<br />

enemigo, por arte <strong>de</strong> encantamento <strong>la</strong>s habrá dado a <strong>la</strong> estampa: si amigo, para<br />

engran<strong>de</strong>cer<strong>la</strong>s y levantar<strong>la</strong>s sobre <strong>la</strong>s más seña<strong>la</strong>das <strong>de</strong> <strong>caballero</strong> andante; si enemigo, para<br />

aniqui<strong>la</strong>r<strong>la</strong>s y poner<strong>la</strong>s <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más viles que <strong>de</strong> algún vil escu<strong>de</strong>ro se hubiesen<br />

escrito, puesto -<strong>de</strong>cía entre sí- que nunca hazañas <strong>de</strong> escu<strong>de</strong>ros se escribieron; y cuando<br />

fuese verdad que <strong>la</strong> tal historia hubiese, siendo <strong>de</strong> <strong>caballero</strong> andante, por fuerza había <strong>de</strong> ser<br />

grandílocua, alta, insigne, magnífica y verda<strong>de</strong>ra.

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