LIBRO DE LA VIDA VERDADERA TOMO 7 - El Libro de la Vida ...
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32. Mirad <strong>la</strong>s aves que cuelgan sus nidos en <strong>la</strong>s ramas <strong>de</strong> los árboles y<br />
tomad ejemplo <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s cuando lo necesitéis; no me preguntéis a Mi<br />
cómo <strong>de</strong>ben amarse los que en matrimonio se unen y cómo <strong>de</strong>ben amar<br />
a sus hijos. Asomaos a esos nidos y allí encontraréis una lección <strong>de</strong><br />
fi<strong>de</strong>lidad y <strong>de</strong> ternura. ¡Si así se amasen todos los humanos!<br />
33. Ve<strong>la</strong>d y luchad para que al finalizar 1950 podáis ofrecer al Padre<br />
frutos dignos <strong>de</strong> <strong>El</strong>, porque si para entonces no estuvieseis preparados,<br />
habrá gran dolor entre <strong>la</strong>s multitu<strong>de</strong>s en el instante <strong>de</strong> mi partida.<br />
34. Si no os preparaseis para resistir <strong>la</strong> ausencia <strong>de</strong> mi pa<strong>la</strong>bra, cuan<br />
doloroso será para vosotros mi adiós y el que os dé también mi mundo<br />
espiritual.<br />
35. En este día en que mi Espíritu os ha llenado <strong>de</strong> paz y bendiciones,<br />
¿Qué más podréis pedirme?<br />
36. Ahora soy Yo quien os pi<strong>de</strong>, quien l<strong>la</strong>ma a <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> vuestro<br />
corazón para pediros que os améis los unos a los otros.<br />
37. Orad sinceramente por <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> <strong>la</strong>s naciones, sentid profundamente<br />
el dolor <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad.<br />
38. En verdad os digo, que <strong>la</strong> peste y <strong>la</strong> muerte mero<strong>de</strong>an vuestra<br />
nación; vosotros no tenéis medios científicos para <strong>de</strong>tener el avance <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>s p<strong>la</strong>gas y <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s, pero haced uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> oración y en el<strong>la</strong><br />
encontraréis armas y fuerza para combatir esas ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s. Orad y<br />
unid a vuestra oración <strong>la</strong>s buenas obras, y habréis hecho verda<strong>de</strong>ros<br />
méritos ante vuestro Señor que es Todopo<strong>de</strong>roso, quien os conce<strong>de</strong>rá<br />
por vuestra humildad prodigios capaces <strong>de</strong> asombrar al mundo.<br />
39. Cuando los elementos se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nen dando muestras <strong>de</strong> justicia,<br />
vosotros orad, permaneced serenos y no lloréis por vosotros, sino por<br />
los <strong>de</strong>más; mas, a quien os buscare, secadle su l<strong>la</strong>nto, escuchad su queja<br />
y dadle el bálsamo.<br />
40. Humanidad muy amada: No creáis que si he vuelto en este tiempo,<br />
ha sido para rec<strong>la</strong>maros mi sangre <strong>de</strong>rramada en el Segundo Tiempo;<br />
no, aquel<strong>la</strong> esencia ha quedado <strong>de</strong>positada en vuestro espíritu. Esa<br />
sangre hab<strong>la</strong>rá en cada uno <strong>de</strong> vosotros cuando sea llegado el caso;<br />
mientras tanto, muchos están esperando que vuelva el Hijo <strong>de</strong> Dios,<br />
para pedirle una vez más su sangre. En cada corazón <strong>de</strong> mis hijos estoy<br />
viviendo mi pasión divina.<br />
41. Nazco en él en su inocencia, cuando él nace a <strong>la</strong> fe. Pa<strong>de</strong>zco en él<br />
cuando sus pasiones se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nan y le azotan. Cargo <strong>la</strong> pesad cruz<br />
<strong>de</strong> sus pecados, <strong>de</strong> sus ingratitu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> su orgullo. Muero en su<br />
corazón, cuando me <strong>de</strong>sconoce, <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rando que no tiene más señor, ni<br />
más rey que el mundo. Y allí en lo más profundo y obscuro <strong>de</strong> su ser<br />
encuentro mi tumba.