LA CAMPORA - union de promociones
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no en contra <strong>de</strong> él, como sucedía en la generación <strong>de</strong> sus padres<br />
setentistas.<br />
Pero, ¿cómo se transformó esa i<strong>de</strong>a sobre el Estado? ¿Cómo se<br />
originó esta nueva concepción sobre las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> transformación<br />
social <strong>de</strong> una institución que, en el mejor <strong>de</strong> los casos, era<br />
vista por estos jóvenes como un aparato burocrático y vacío y, en el<br />
peor, como un órgano represor?<br />
En la época <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong> Wado, ningún joven quería ser<br />
funcionario <strong>de</strong>l Estado porque ése era el órgano al que había que<br />
abolir para ir hacia una sociedad socialista.<br />
¿Cómo fue que, en la era K, se transformó en "revolucionario"<br />
o, al menos, en transformador ocupar directorios en Aluar, Telecom<br />
o Si<strong>de</strong>rar, en lugar <strong>de</strong> .nilitar con los pobres <strong>de</strong> las villas, como lo<br />
hacía la juventud <strong>de</strong> los setenta?<br />
Marcos Novaro, que dirige el Centro <strong>de</strong> Investigaciones Políticas<br />
(CIPOL), un centro <strong>de</strong>dicado a <strong>de</strong>sarrollar estudios sobre los<br />
procesos políticos <strong>de</strong> la Argentina contemporánea, argumenta una<br />
interpretación:<br />
La antipolítica <strong>de</strong> los noventa, o <strong>de</strong> 2001, estaba asociada, para mucha<br />
gente, a una frustración con el Estado <strong>de</strong>mocrático, con sus capacida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> hacer cosas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado. Si entrabas al sistema, era para<br />
resignarte a los constreñimientos, que eran muchos, sobre todo económicos.<br />
En los setenta eso también existía, pero era más bien un problema<br />
<strong>de</strong> legitimida<strong>de</strong>s. La legitimidad social, para el peronismo <strong>de</strong> la<br />
resistencia y <strong>de</strong> izquierda, era incompatible con la pertenencia al aparato<br />
estatal. Ahora, bajo el kirchnerismo, podría <strong>de</strong>cirse que se resolvieron<br />
los dos problemas: el <strong>de</strong> los recursos y el <strong>de</strong> la legitimidad. Hay<br />
mucha plata para hacer cosas, tanta que <strong>de</strong>sequilibra completamente<br />
la relación <strong>de</strong> fuerzas con cualquier posición en la sociedad, incluso la<br />
<strong>de</strong> los más ricos, los gran<strong>de</strong>s empresarios. Y a<strong>de</strong>más es el Estado <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong>mocracia para el pueblo, no <strong>de</strong>l sistema, sino plenamente legítimo,<br />
mientras que, <strong>de</strong> nuevo, en la sociedad todas las legitimida<strong>de</strong>s son<br />
parciales, acotadas por intereses, y pue<strong>de</strong>n por ello impugnarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el Estado. En el esquema <strong>de</strong>l kirchnerismo, como Estado y gobierno<br />
están fusionados, se pue<strong>de</strong> enunciar una voz <strong>de</strong> la Nación .<br />
De allí que el Estado en el que entra La Cámpora no es un aparato<br />
<strong>de</strong>slegitimado, como podía ser en la década <strong>de</strong>l setenta, y también en<br />
los noventa, o con la Alianza.<br />
Ahora entran a un Estado que es el agente <strong>de</strong> la unidad y <strong>de</strong> los intereses<br />
<strong>de</strong>l pueblo contra sus enemigos, y frente a los intereses particulares<br />
<strong>de</strong> la sociedad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sociedad se pue<strong>de</strong> hacer muy poco, se<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir muy poco. Por si no bastara, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Estado <strong>de</strong>l kirchnerismo<br />
se pue<strong>de</strong> gastar mucho y, encima, hablar en nombre <strong>de</strong> todos.<br />
Así que estar en el po<strong>de</strong>r, hoy por hoy, es un gran negocio político,<br />
que cierra por todos lados, y en eso tienen poco que ver con sus pre<strong>de</strong>cesores.<br />
Es comprensible que para el camporismo no haya mayor contradicción<br />
en acomodarse a las circunstancias, ignorar temas como la<br />
corrupción, el INDEC o la manipulación <strong>de</strong> los medios. Todas esas