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LA MIRADA - El Dentista del Siglo XXI

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a luz un hijo que, por ser el primer varón, recibió<br />

el título de “Dauphin” y fue bautizado con<br />

el nombre de Luis de Francia. <strong>El</strong> pueblo de París<br />

recibió el nacimiento con singular alegría,<br />

las calles se llenaron de gente, las iglesias celebraron<br />

tedeums y los cañones dispararon las<br />

salvas reglamentarias.<br />

Según se dice, el Grand Thomas, que se las<br />

daba de adivino, pronunció la siguiente sentencia<br />

dirigida al recién nacido: “Hijo de Rey,<br />

<br />

tivamente<br />

nunca reinó.<br />

A pesar de todo, el Grand Thomas se sumó<br />

a la celebración haciendo imprimir unos avisos<br />

en los que prometía arrancar los dientes gratis,<br />

durante quince días, para festejar el nacimiento<br />

<strong>del</strong> Delfín. Además de esto, anunciaba que<br />

pondría una gran mesa en el Pont Neuf, desde<br />

la mañana hasta la noche <strong>del</strong> día 19 de septiembre,<br />

con abundantes manjares para todo<br />

el mundo y que acabaría la jornada con fuegos<br />

<br />

Además de anunciar el festejo por medio<br />

de hojas volantes, lanzó al público una solemne<br />

arenga con su atronador vozarrón en la que<br />

venía a decir que habiéndose enterado de que<br />

el 4 de septiembre, sobre las cinco de la mañana,<br />

la Reina acababa de parir al Delfín, se hizo<br />

conducir al Pont Neuf sobre su carro de hierro<br />

y ordenó a su criado batir el tambor para reunir<br />

al pueblo y allí, como un emperador en su<br />

trono, dijo lo siguiente:<br />

<br />

que la Reina nos ha concedido el heredero tan<br />

deseado, todos debemos demostrar la satisfacción<br />

según nuestros medios. Yo arrancaré gratis<br />

las muelas durante quince días, además de<br />

limpiar, también gratis, la dentadura y dejarla<br />

blanca como la leche, y además de regalar mis<br />

elixires y remedios secretos.<br />

<strong>El</strong> público escuchó complacido la arenga<br />

acompañada <strong>del</strong> ruido de la fanfarria compuesta<br />

de trompetas y tambores, además <strong>del</strong> Tocsin<br />

bato,<br />

en este caso producido en el campanario<br />

de la Samaritaine, que era una fuente que sur-<br />

<br />

Durante tres días hizo iluminar su carreta y<br />

cuando el Rey pasó por el Pont Neuf, camino<br />

de Nôtre Dame para agradecer a Dios el regio<br />

alumbramiento, el Grand Thomas hizo sonar<br />

<br />

atronador que se hizo oír por el mundo entero.<br />

Para el banquete prometido compró un<br />

-<br />

<br />

Sin embargo, el lugarteniente de la policía,<br />

temiendo que aquel báquico ágape degenerase<br />

en reyertas entre gente borracha, prohibió<br />

<strong>El</strong> Grand Thomas.<br />

Cubría su corpachón con una<br />

casaca de color escarlata,<br />

adornada con entorchados<br />

y botones dorados. A modo<br />

de sombrero, llevaba un<br />

tricornio empenachado con<br />

plumas de pavo real. A veces<br />

se cruzaba el pecho con un<br />

rosario de muelas y siempre<br />

llevaba colgado sobre la<br />

cadera izquierda un sable de<br />

metro y medio de largo<br />

su celebración e incluso ordenó al Grand Thomas<br />

que ese día ni apareciera por el Pont Neuf.<br />

La muchedumbre, ajena a tal prohibición, llegó<br />

al lugar <strong>del</strong> banquete dispuesta a ponerse<br />

las botas y, cuando vio que allí ni había mesa,<br />

<strong>El</strong> Puente Nuevo, a mediados <strong>del</strong> siglo XVII.<br />

ni viandas, ni vino, ni nada, comenzó a soliviantarse<br />

y a decir que nadie podía reírse <strong>del</strong><br />

pueblo soberano.<br />

<br />

quien no tuvo más remedio que aparecer en<br />

una ventana con la intención de dar explicaciones.<br />

Pero el estómago vacío no tiene orejas,<br />

como dice el refrán, y no admitieron las<br />

disculpas <strong>del</strong> Grand Thomas, ni sus dotes de<br />

orador convincente. Antes bien, comenzaron<br />

a lanzarle piedras y tronchos de berzas, por<br />

lo que el gigantón no tuvo más remedio que<br />

enfrentarse a los amotinados con una enorme<br />

estaca, rompiendo decenas de costillas y algún<br />

que otro diente.<br />

Aún así, la policía se vio obligada a intervenir<br />

para protegerle de la multitud que se<br />

amontonaba en el Pont Neuf, la Plaza <strong>del</strong> Delfín<br />

y todas las calles cercanas. Días después<br />

<br />

<strong>del</strong> festín <strong>del</strong> Grand Thomas”, en el que se<br />

describía la enorme decepción <strong>del</strong> “famoso<br />

operador, terror de las mandíbulas humanas”,<br />

que imaginándose un semidios sobre su carro<br />

de hierro, vestido como un pavo real, esperaba<br />

saludar e impresionar al Rey de Francia con<br />

motivo <strong>del</strong> nacimiento <strong>del</strong> Delfín y ofrecer un<br />

<br />

venido abajo por culpa de una policía temero-<br />

<br />

<strong>LA</strong> VISITA A <strong>LA</strong> REINA<br />

Sin embargo, a pesar de semejante fracaso, el<br />

Grand Thomas no se dio por vencido e imaginó<br />

compensarlo con otro golpe de efecto. Éste<br />

consistiría nada más y nada menos que en organizar<br />

una visita por todo lo alto a la Reina en<br />

su domicilio de Versalles.<br />

Para ello se agenció un soberbio caballo al<br />

<br />

hilos de oro que le cubrían por todos los lados.<br />

Un lacayo le llevaba por la brida para que no se<br />

asustara con los gritos de la multitud.<br />

Para cubrirse la cabeza se hizo construir un<br />

gorro de plata maciza coronado con un globo<br />

sobre el que destacaba un gallo cantando. Los<br />

bajos <strong>del</strong> gorro iban adornados con las armas<br />

de Francia y de Navarra y sobre el lado izquierdo<br />

un sol con el lema “Nec pluribus impar”.<br />

<br />

<br />

y pedrería de todo tipo. Además prendió en el<br />

pecho un plastrón de plata que representaba<br />

un sol, tan brillante que sólo podía contemplarse<br />

mirando de lado. Su sable medía seis<br />

pies.<br />

Delante de él marchaba la banda, compuesta<br />

de una trompeta, un tambor y un portaestandarte.<br />

A sus costados iban un tisanero y un<br />

-<br />

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