Download - Decanato - Instituto Politécnico Nacional

Juárez, ante el infortunio de la
patria, se transformó en un ilustre
personaje de nuestra historia nacional,
ligado también al desarrollo de la
educación técnica y, desde luego,
a la creación del IPN. Es símbolo de
humildad y grandeza, de empeño y
fortaleza, de constancia y firmeza.
Considerado con justicia El Benemérito
de las Américas, en sus discursos dejó
constancia de su pensamiento, como
la frase que pronunció al triunfo de la
República: “Entre los individuos como
entre las naciones, el respeto al
derecho ajeno es la paz”.
Cuando aún no se apagaban los
últimos disparos de la guerra fratricida
por la intervención francesa y la
instauración del Imperio, Juárez,
como Presidente de la República, se
encontró frente a una nación
destrozada, por lo que realizó la
acción más trascendente para su
recuperación: impulsar la educación que, durante esos años,
atravesaba uno de los periodos más tristes e infecundos.
Integró una comisión con objeto de organizar la educación
pública encabezada por Gabino Barreda, quien el 16 de septiembre
de 1867 manifestó, en Guanajuato, la célebre Oración
Cívica en la que definió la orientación positivista y fundamentó
los criterios para regir la educación en el país. Con ello Benito
Juárez dio unidad orgánica a la enseñanza; declaró gratuita y
obligatoria la instrucción primaria elemental; organizó, sobre
bases sólidas, los estudios posprimarios creando la Escuela
Secundaria para Señoritas, y reglamentó la enseñanza superior,
principalmente las escuelas de Medicina y Jurisprudencia.
Ese mismo año fundó la Escuela Nacional Preparatoria en el
edificio que ocupó el Colegio de San Ildefonso. Lo más
importante para la educación técnica fue la reapertura, en 1867,
de la Escuela Industrial de Artes y Oficios (instituida el 19 de
abril de 1856 y cerrada durante el Imperio) a ésta le amplió el
nombre para extender su alcance a todo el país, denominándola
Escuela Nacional de Artes y Oficios. Con apoyo en el
ordenamiento jurídico que proporcionó la Ley Orgánica de
Instrucción Pública, el 10 de noviembre de 1871 se inauguró
la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Mujeres.
Con la creación de estos establecimientos de enseñanza,
Benito Juárez consolidó las ideas revolucionarias de la educación
para cambiar el concepto impuesto por los españoles de que
los oficios los realizaban personas incultas y de baja condición
social, su enseñanza se impartía a través de gremios, por lo que
no era necesario tener escuelas para su aprendizaje; éstas eran
solamente para impartir cursos a gente distinguida. Los indios
debían dedicarse a la herrería, carpintería, albañilería,
agricultura… mientras que los conquistadores se capacitaban
EL CRONISTA POLITÉCNICO
en aquellas profesiones para administrarlas
y utilizar el producto de los trabajadores.
Al reglamentar las escuelas de Artes y
Oficios, tanto hombres como mujeres
tuvieron la oportunidad de una
preparación mayor que la de obreros y
artesanos; es decir, primero como
obreros calificados, después como maestros
de taller y de construcción, para posteriormente
evolucionar a técnicos,
profesionistas y posgraduados capaces de
aportar conocimientos y aplicarlos en los
sectores productivos, de salud y de
servicios, con los cuales el país ha podido
transformar las materias primas y desarrollar
tecnología para generar bienes de
consumo, instrumentos, herramientas,
además de impulsar al campo para
alimentar mejor a la población con
productos agrícolas, pecuarios y otros.
Benito Juárez es uno de los grandes
ideólogos que influyeron en la formación
del Instituto Politécnico Nacional, y es
por eso que la comunidad politécnica le rinde un gran
homenaje a este distinguido estadista en el bicentenario de
su nacimiento durante el 70 aniversario de la creación del
Instituto Politécnico Nacional.
Fuentes:
Enciclopedia de México, segunda edición, 1977, tomo 7, pp. 520 a 526.
Pensamiento, Filosofía y Objetivos del IPN, 2002, pp. 8 y 9.
Diccionario Porrúa, Historia, Biografía y Geografía de México, edición 1995,
pp. 1913 a 1914.
CRONIBUZÓN
“Señor ingeniero Jesús Ávila Galinzoga:
“(…) recibí los ejemplares de la publicación El Cronista
Politécnico números 22, 23 y 24.
“Agradezco su atención y lo felicito tanto por el contenido
de las revistas cuanto por la calidad y pulcritud de las
ediciones.”
Ing. José Antonio Padilla Segura
Ex director general del IPN
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