Chávez - Correo del Orinoco

En las familias republicanas españolas
hubo muchos años de silencio. Poco o nada
se hablaba de ese abuelo, ese tío, esa sobrina,
esa hermana, ese amigo que había sido sacado
de la casa, colocado de espaldas a una pared,
fusilado y desaparecido en las décadas de
1930, 1940 y 1950 por ser “rojo”, “comunista”
o “anarquista”. El fascismo de carne y hueso,
el fascismo del general Francisco Franco, se
encargó de barrer a “los cerebros” que gestaron
la Segunda República Española, pero también,
a “las semillas”: las y los descendientes
de quienes celebraron el sueño republicano en
1931, los que combatieron a la contrarrevolución
que se sublevó en 1936 y fueron derrotados
luego de una cruenta Guerra Civil.
Las heridas del conflicto continuaron abiertas,
purulentas. No se cerraron con la muerte
del dictador. El juez Baltasar Garzón, conocido
mundialmente por haber promovido una orden
de arresto contra el dictador chileno Augusto
Pinochet, se declaró competente para
investigar los asesinatos durante la dictadura
de Franco. Y sólo por asomar esta posibilidad,
Garzón enfrenta un posible juicio en el Tribunal
Supremo por presunta prevaricación. La
derecha no quiere que estos crímenes sean
castigados. Esto ocurre en pleno aniversario
de la Segunda República Española, ya que hoy
se cumplen 79 años del triunfo, en las urnas de
votación, del sueño republicano español.
QUIEREN SENTARLO EN EL BANQUILLO
“Garzón se propuso investigar los crímenes
porque tenía denuncias muy concretas y contundentes
sobre la desaparición de personas”,
explica el historiador y catedrático español Julián
Casanova, en entrevista con el Correo del
Orinoco.
“Lo que hizo Garzón es reconocer el trabajo
que ya habíamos hecho los historiadores,
pero le dio una proyección social e internacional
que asustó a los herederos del franquismo
y a la derecha política y judicial actual”,
recalca Casanova. “No es lo mismo que
esa investigación la hagamos historiadores y
salga en libros, que uno puede leer o no, a que
la aborde un juez como Garzón. Por eso ha
molestado tanto”.
Para Casanova, no hay dudas en cuanto a
la dignificación de quienes perdieron
sus hogares, su patria o
su vida: “Tiene que haber una
retribución jurídica y política a
las víctimas del franquismo. Pero
ya se ve, con el proceso a Garzón,
que hay muchos y poderosos intereses
contrarios a esa causa”.
Los hechos le dan la razón al
historiador. El juez de audiencia
nacional “sólo admitió la denuncia
de las organizaciones para la
recuperación de la memoria histórica”,
y ya “quieren sentarlo en
el banquillo de los acusados”, protesta
-en diálogo con el Correo del Orinoco- el
revolucionario Antonio Romero, ex parlamentario
de Izquierda Unida y presidente de la
Red de Municipios por la Tercera República.
“Es una vergüenza que en España haya
miles de desaparecidos en fosas comunes.
En toda España puede haber entre 100.000 o
|12| N TEMA D
o DEL DÍA No |13|
Mensaje
para Venezuela
La Segunda República Española y la
Guerra Civil dejan varias lecciones a
Venezuela, país que construye un proceso
revolucionario desde 1999. “La primera:
la necesidad de que el pueblo cuente con
fuerzas armadas leales a la revolución,
con medios suficientes para garantizar las
conquistas del pueblo”, enumera Antonio
Romero, dirigente de la coalición Izquierda
Unida. El ejército español de esa época
“era colonialista, se sublevó contra la República,
y la República resistió heroicamente
durante tres años”.
“La segunda: que las reformas económicas
y sociales se profundicen para que el
pueblo esté cada vez más identificado con
la Revolución Bolivariana, que tanta simpatía
tiene a escala mundial”, destaca.
“La tercera, entender que la libertad de
expresión es la libertad del capital. Los
medios de comunicación no defienden
la libertad de expresión; por el contrario,
perpetran agresiones permanentes contra
un gobierno legítimo. Por lo tanto, debemos
tener medios alternativos poderosos
y bolivarianos, y aplicar las leyes contra
los medios golpistas”, reflexiona.
“La cuarta”, concluye, “que se haga un
gran esfuerzo para combatir la inseguridad,
porque la seguridad ciudadana es el
disfrute del pueblo de su derecho a la convivencia
pacífica”. Según teóricos de todas
las ideologías, “estamos en la fase final del
capitalismo, en una crisis estructural del
sistema capitalista”, refiere el revolucionario.
“Pero el socialismo del siglo XXI, que
es un término muy bien acuñado, tiene un
oponente, que es el fascismo ‘simpático’ o
del siglo XXI”. Y ante el cual, subraya, hay
150.000 desaparecidos”, indica Romero, quien
también es autor del libro Por qué no me callo.
Se ha llevado a ex dirigentes de Yugoslavia al
Tribunal de La Haya por 7.000
asesinatos, “y ese número de víctimas
lo hay sólo en una provincia
española”, alertó.
La derecha española exige la
inhabilitación de Garzón como
magistrado. Ayer, el presidente
del gobierno, José Luis Rodríguez
Zapatero, insistió en que
se debe respetar la acción del
Tribunal Supremo, lo que no impide
-en su opinión- que España
sea un país “en el que se pueden
expresar libremente las ideas”,
reseñó EFE.
El líder pidió respetar las acciones emprendidas
por “las instituciones centrales del funcionamiento
del Estado de Derecho”. La libertad,
recalcó, “debe ir acompañada del respeto al
Tribunal Supremo, muy especialmente cuando
tenemos un sistema judicial que establece
garantías, recursos, etcétera”. Rodríguez Za-
El triunfo del fascismo sobre la Segunda República debe ser una lección para Venezuela
La derecha española no quiere que se investiguen
los crímenes cometidos por el franquismo
que mantenerse en guardia. RECUENTO DE UNA ILUSIÓN
No siempre hubo reyes y reinas en esa na-
patero subrayó: “Desearía que el respeto fuera
el terreno del debate en esta materia cuando se
trata de decisiones judiciales”, enfatizó.
Pero el juez no está solo. Ayer, sindicatos
y estudiantes celebraron un acto en apoyo a
Garzón en la Universidad Complutense de
Madrid, y se preparan nuevas acciones de
solidaridad.
El caso también ha puesto en evidencia al
derechista Partido Popular. “La secretaría
La bandera de la República Española: roja, amarilla y morada
general de esta organización dice que es antidemocrático
investigar al franquismo porque
es presionar la independencia del Poder Judicial”,
lamentó Romero. “El concepto de democracia
que tiene el PP es que no haya libertad
Dolores Ibárruri, La Pasionaria, legó al mundo su grito de guerra: “No pasarán”
de expresión ni de crítica”. A esto, Casanova
añade el legado franquista que marcó el nacimiento
del PP, gústele o no a sus herederas y
herederos.
Y hay otra “costura” evidente: la de la je-
La derecha española se ensaña contra Baltasar Garzón
rarquía de la Iglesia católica. “La Iglesia está
atricherada en sus privilegios y nunca ha querido
revisar ese pasado en el que estuvo feliz”,
sentenció Julián Casanova. “Se implicó de forma
sangrienta en la represión, persiguió a los
vencidos y prefiere que nadie se lo recuerde,
aunque es la Iglesia la que está siempre interesada
en honrar y recordar a sus mártires (pero
sólo a los suyos)”.
Referéndum por la
Tercera República
El liderazgo de las fuerzas transformadoras
“está en América Latina, y fundamentalmente,
en figuras como la del
presidente Hugo Chávez”, manifiesta Antonio
Romero, quien confiesa que sigue
siendo republicano “porque no se puede
ser demócrata y monárquico”.
Romero, como presidente de la Red
de Municipios por la Tercera República,
denuncia que en España “no ha habido
oportunidad de elegir entre monarquía y
república”.
Varias organizaciones proponen celebrar
un referéndum para que España decida
su forma de gobierno. “Juan Carlos,
el rey, fue nombrado por Francisco Franco
como su sucesor. Fue nombrado por el
dictador más sanguinario de la historia
de Europa”, rememora. “Por eso, exigimos
que se haga un referéndum para que
el pueblo pueda decidir si quiere monarquía
o república”.
Las encuestas, asevera Romero, indican
que las ideas republicanas avanzan en la
sociedad española. “Ciudadanos de 16 a
35 años de edad se proclaman partidarios
de la República”, enfatiza.
-¿Cuándo se hará ese referéndum?
-Lo queremos lo más pronto posible.
Queremos un periodo constituyente a favor
de la Tercera República, y queremos que la
República venga cargada de derechos sociales.
Queremos que las bases de Estados
Unidos se marchen de España, y que se garanticen
la reforma agraria y el poder de las
trabajadoras y los trabajadores.
ción conocida como España. Pero en la década
de 1930, sin duda, era una monarquía. El 14 de
abril de 1931 se llevaron a cabo elecciones municipales,
en las que resultaron
victoriosos los partidos políticos
progresistas y pro republicanos.
“El triunfo fue tan contundente”,
rememora Antonio Romero, “que
el rey Alfonso XIII abdicó y se
marchó al exilio. Así se proclamó
la Segunda República y se redactó
una Constitución que definía a
España como una República de
Trabajadores de todas las clases,
separó a la Iglesia del Estado,
abordó la reforma agraria y le dio
a la mujer la ciudadanía plena”.
La bandera de la República, roja, amarilla y
morada reemplazó a la de la monarquía, de dos
colores (rojo y gualda). Españolas y españoles
aprendieron un nuevo himno, cuya estrofa recitaba:
“Soldados la patria/ nos llama a la lid/
juremos por ella/ vencer o morir”. También
hubo -hay que decirlo- conflictos dentro de las
organizaciones revolucionarias, así como retaliación
contra sacerdotes y monjas.
La Segunda República se caracterizó por haber
sido, como nunca en la historia de España,
“un periodo intenso y acelerado de cambio y
conflicto, de avances democráticos y conquistas
sociales”, describe Julián Casanova. “Sus
grandes logros: conseguir el sufragio universal
(masculino y femenino), la soberanía del Parlamento
y un amplio abanico de reformas. Su
fallo: abrió demasiados frentes a la vez y eso le
ocasionó más enemigos de lo previsto”.
En 1936, militares rebeldes se sublevaron
contra la República, y empezó la Guerra Civil
española. Durante la conflagración, en la zona
controlada por los insurrectos, “hubo cien mil
asesinados, conocidos y registrados. Eran principalmente
autoridades republicanas, militantes
de las organizaciones políticas y sindicales
de izquierda; pero también, profesionales liberales,
intelectuales y maestros”, enumera Casanova.
“Después de la Guerra Civil, la dictadura
de Franco fusiló a cincuenta mil personas, entre
el 1 de abril de 1939 y 1946”.
La sublevación derechista contó con el apoyo
de Adolfo Hitler (Alemania) y Benito Mussolini
(Italia). El pueblo, en cambio, “tuvo que enfrentar,
prácticamente sin recursos, a un ejército
profesional”, sintetiza Romero. Intelectuales
perseguidos y asesinados, miles de exiliados,
cárceles repletas y fusilamientos caracterizaron
el mando de Francisco Franco (1939-1975). Ese
régimen “estuvo apoyado por Estados Unidos,
país que guardó silencio a cambio de que le
permitieran tener cuatro bases militares”, señala.
“Respaldaron a Franco como luego lo harían
con Augusto Pinochet en Chile”.
La mejor descripción de lo que ocurrió en
España entre 1939 y 1975, a juicio de Casanova,
es ésta: “Una dictadura que combinó componentes
de la tradición militarista y católica
española con componentes incorporados del
fascismo italiano y alemán”.
La represión franquista quedó registrada,
asegura el investigador. “Hay pocos acontecimientos
históricos similares, desde el
nazismo a la represión en Argentina o Chile,
que estén tan bien documentados”, dice.
“Siempre es posible saber más, pero sobre la
represión franquista hay una bibliografía rigurosa
y abundante que ha transmitido con
precisión ese fenómeno y sus
manifestaciones”.
Poco a poco se rompe el silencio.
Las nietas y nietos de
las víctimas de la represión de
la derecha exigen que acabe la
impunidad; piden saber dónde
quedaron los huesos de sus seres
amados. Políticamente, la batalla
por la verdad no se queda
en la mera reivindicación. De la
República Española, en boca de
Dolores Ibárruri (la lideresa comunista
inmortalizada como La
Pasionaria por sus encendidos discursos), sobreviven
muchas cosas; entre otras, una frase
de combate, un legado para los pueblos que luchan
contra el fascismo de antes y el de nuevo
cuño: “No pasarán”.
T/ Vanessa Davies
F/ Archivo CO
Caracas