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Eventos de los Ultimos Días - Iasdsanjudas.com

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¡Dios nos ayu<strong>de</strong> a darnos cuenta <strong>de</strong> nuestros apetitos auto<strong>com</strong>placientes!-MM 278<br />

(1896).<br />

El ejemplo <strong>de</strong> Enoc<br />

Enoc caminó con Dios por trescientos años antes <strong>de</strong> su traslación al cielo, y el<br />

estado <strong>de</strong>l mundo no era entonces más favorable para la perfección <strong>de</strong>l carácter<br />

cristiano que lo que es ahora. ¿Y cómo caminó Enoc con Dios? Educó su mente y<br />

corazón para sentir siempre que estaba en la presencia <strong>de</strong> Dios, y cuando se<br />

encontraba en perplejidad, sus oraciones ascendían para que Dios lo guardase.<br />

Rehusó escoger cualquier curso <strong>de</strong> acción que ofendiese a Dios. Continuamente<br />

mantuvo al Señor <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí. Su oración era: "Enséñame tu camino para que no<br />

pueda errar. ¿Qué es lo que tú <strong>de</strong>seas <strong>de</strong> mí? ¿Qué haré para honrarte, mi Dios?"<br />

Así se mantuvo constantemente eligiendo su camino y su curso <strong>de</strong> acción en<br />

armonía con <strong>los</strong> mandamientos <strong>de</strong> Dios, y tenía perfecta seguridad y confianza en<br />

que su Padre celestial lo ayudaría.73 No tenía un pensamiento ni una voluntad<br />

propia. Todo estaba sumergido en la voluntad <strong>de</strong> su Padre.<br />

Enoc fue un representante <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que estarán sobre la tierra cuando Cristo<br />

venga, que serán trasladados al cielo sin ver muerte.-1SAT 32 (1886).<br />

Enoc tuvo tentaciones así <strong>com</strong>o nosotros. Estuvo ro<strong>de</strong>ado por una sociedad que<br />

no fue más amiga <strong>de</strong> la justicia que la que nos ro<strong>de</strong>a a nosotros. La atmósfera que<br />

respiraba estaba contaminada <strong>de</strong> pecado y corrupción lo mismo que la nuestra,<br />

sin embargo vivió una vida <strong>de</strong> santidad. No se <strong>de</strong>jó contaminar por <strong>los</strong> pecados<br />

prevalecientes <strong>de</strong> la época en que vivió. De la misma manera po<strong>de</strong>mos nosotros<br />

permanecer puros e incorruptos.-2T 122 (1868).<br />

Recordad las bendiciones pasadas <strong>de</strong> Dios<br />

Como he participado en todo paso <strong>de</strong> avance hasta nuestra condición presente, al<br />

repasar la historia pasada puedo <strong>de</strong>cir: "¡Alabado sea Dios! "Al verlo que el Señor<br />

ha hecho, me lleno <strong>de</strong> admiración y <strong>de</strong> confianza en Cristo <strong>com</strong>o director. No<br />

tenemos nada que temer <strong>de</strong>l futuro, a menos que olvi<strong>de</strong>mos la manera en que el<br />

Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada.-<br />

NB 216 (1902).<br />

Un tiempo para seria reflexión<br />

Si alguna vez hubo un tiempo cuando una actitud <strong>de</strong> seria reflexión conviene a<br />

todo aquel que teme a Dios, es ahora, cuando es esencial la piedad personal.<br />

Debería plantearse la pregunta: "¿Quién soy yo, y cuál es mi 74 trabajo y misión<br />

en este tiempo? ¿De qué lado estoy trabajando, <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Cristo o <strong>de</strong>l enemigo?"<br />

Que cada alma se humille ante Dios, porque seguramente ahora estamos viviendo<br />

en el gran Día <strong>de</strong> Expiación. Ahora mismo <strong>los</strong> casos <strong>de</strong> muchos están siendo<br />

examinados ante Dios, porque <strong>de</strong>ben dormir en sus tumbas por un corto tiempo.<br />

Para ese día vuestra profesión <strong>de</strong> fe no es vuestra garantía, sino el estado <strong>de</strong><br />

vuestros afectos. ¿Está limpio <strong>de</strong> contaminación el templo <strong>de</strong>l alma? ¿Están<br />

confesados mis pecados y me estoy arrepintiendo <strong>de</strong> el<strong>los</strong> ante Dios, para que<br />

puedan ser borrados? ¿Me estimo a mí mismo <strong>de</strong>masiado livianamente? ¿Estoy<br />

dispuesto a hacer cualquier sacrificio por la excelencia <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong><br />

Jesucristo? ¿Siento en todo momento que no me pertenezco, sino que soy la<br />

propiedad <strong>de</strong> Cristo; que mi servicio pertenece a Dios, <strong>de</strong> quien soy? - Ms 87,<br />

1886.

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