Alcarria Alta nº 209 - Centrales Nucleares Almaraz-Trillo

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ENtrEvista mucha pena al no poderme despedir como jugador de la liga Asobal. Y no lo podía desaprovechar. ¿Cómo te recibe la ciudad? Todos los ámbitos del equipo, directiva, compañeros, afición y también los medios de comunicación me reciben de forma excepcional. Yo también venía con mucha ilusión porque en los tres años que había estado en Dinamarca la liga Asobal había cambiado mucho. Me encontré con muchos jugadores con los que no había jugado nunca y se abrían para mí motivaciones diferentes. ¿Te sientes integrado en Guadalajara? Alcarria Alta MATEO GARRALDA, entrenador del Quabit bM Guadalajara Estamos ante una auténtica leyenda del balonmano mundial. Pocos deportistas pueden presumir de un palmarés tan completo. Su paso por Granollers, Atlético de Madrid, Teka Santander, F.C. Barcelona, Portland San Antonio, Ademar León y el Kolding danés, le han llevado a ser uno de los jugadores más laureados de la historia. Sus seis Copas de Europa, tres Recopas, una Copa EHF, cuatro Supercopas de Europa, sus ocho Ligas Asobal y un título de la Liga danesa son sólo algunas de las perlas de un extenso currículum plagado de éxitos. Con la selección tiene medallas de todos los metales, incluido el Campeonato del Mundo conseguido en Túnez en 2005. Tras su paso por cuatro Olimpiadas, le cuelgan dos bronces. Esta es la carta de presentación del navarro Mateo Garralda, que llegó hace dos años a Guadalajara para jugar en el equipo de la capital y donde se ha quedado como entrenador. “Siempre me he dejado la piel en la pista” ¿Por qué te decantas por Guadalajara para acabar tu carrera como jugador? En 2011, llego de Dinamarca tras tres temporadas jugando en Kolding. Venía con la idea de encontrar un hueco para comenzar mi carrera como entrenador, ya fuera en División de Honor, categoría B, juveniles o cadetes, me daba igual. Desde Guadalajara se pone en contacto conmigo Javi Rodríguez, entonces director deportivo del Quabit, me propone un año más como jugador y me abre las puertas a formar parte del engranaje técnico del club. Un equipo que no tenía nada que ver con el potencial de los clubs en los que has militado a lo largo de tu carrera. Era un reto totalmente diferente al tratarse de un equipo mucho más humilde. En cambio, se abría una gran oportunidad para mí porque cuando me fui de España lo hice con “Me encanta pasear por las calles y los jardines de Guadalajara, una ciudad que me ha acogido de forma impresionante” A Mateo Garralda no le gusta perder ni en las pachangas entre amigos. Es un ganador nato. Y un peleón, como le gusta definirse a él mismo. Quedamos al final de un entrenamiento el día antes de un partido. No rebaja la intensidad ni un segundo y no les deja tampoco a sus pupilos que lo hagan. El Quabit Balonmano Guadalajara puede presumir de tener como entrenador a uno de los protagonistas más destacados de la historia viva de este deporte. Se muestra directo en el tiro y también en la palabra. Garralda es muy crítico con los directivos que han manejado los designios del balonmano en las últimas tres décadas en España y espera que el reciente Campeonato del Mundo conseguido por la selección en Barcelona sirva para revitalizar este deporte en nuestro país. En esta cuestión, no oculta su escepticismo. Me gusta pasear por sus calles, por sus jardines, comer en sus restaurantes. Después de vivir en grandes capitales como Madrid y Barcelona, con mi edad, me apetecía vivir en una ciudad pequeña, con una gran calidad de vida, sin estrés de tráfico, sin problemas de aparcamiento y con una sonoridad mucho menor. Me siento muy a gusto. ¿Has tenido tiempo para conocer los rincones de la provincia? He visitado algún pueblo cuando hemos ido a jugar con el equipo o cuando he tenido que ir en representación del club a algún acto de promo- Garralda, capitán de la selección española, tras proclamarse campeona del mundo en Túnez 2005. Página 4 Primer trimestre 2013
ción del balonmano. Pero soy bastante vaguete. Conozco poco la provincia. Es mi asignatura pendiente. “El momento más importante de mi carrera fue cuando levanté la Copa del Mundo en Túnez. Tuve la suerte de ser el capitán” Con tus casi dos metros de estatura, en el deporte tenías otras opciones como el baloncesto. ¿Por qué te decantas por el balonmano? De niño, en mi pueblo, Burlada, practicábamos todo tipo de deportes en el colegio: tenis de mesa, baloncesto, balonmano, fútbol-sala y atletismo. En verano, hacía natación y jugaba al waterpolo y al beisbol. Pero era un chaval muy nervioso y donde más a gusto me sentía era en el balonmano. Era lo que más relajado me dejaba. Yo llegaba al entrenamiento, tiraba con todas mis fuerzas, peleaba con los compañeros y en el baloncesto la lucha era con mucho menos contacto. Yo necesitaba desfogarme. En baloncesto no puedes lanzar con todas tus fuerzas porque necesitas muchísima más precisión. El balonmano me ofrecía más satisfacciones. “Era un chaval muy nervioso y de niño donde más a gusto me sentía era en el balonmano. Necesitaba desfogarme y era lo que más relajado me dejaba” ¿Cuándo das el salto a la elite del balonmano? En aquellos años la federación de balonmano –creo que lo sigue haciendo- organizaba los clásicos encuentros de verano para chavales y vinieron a buscarme los del Balonmano Granollers. Tendría unos 13 años. Se lo comento a mis padres y me dicen que no, que era un crío. Insisten año tras año hasta que con 16 años me reclaman varios equipos y mi padre entiende que tenía que Primer trimestre 2013 salir fuera a continuar aprendiendo balonmano. Elige Granollers siempre con la condición de que estudiara. Si no lo hacía, yo ya sabía que me tenía que volver a casa. Estuve cinco años en Granollers. ¿Fue duro salir de casa con sólo 16 años? Sí, pero yo iba a hacer lo que más me gustaba, que era jugar a balonmano. Además, en Barcelona, en la residencia Blume, coincido con muchos jóvenes en mi misma situación. Allí me encuentro con Ricardo Marín y con Iñaki Urdangarín, con la selección de waterpolo que quedó campeona de Atlanta, con la selección de voleibol femenina y con otros muchos deportistas como los veleros que luego fueron campeones olímpicos en Atlanta y en Sidney. Había un ambiente de gente muy joven. Cada uno estudiaba en su universidad e instituto, lo que tocara, y se respiraba espíritu competitivo. ¿La cima deportiva la consigues en el F.C. Barcelona? Quizá antes. Tras mi paso por el Atlético de Madrid, con el Teka Santander conseguí un nivel importante. En aquellas dos temporadas, de 1992 a 1994, conseguimos dos Ligas, una Copa de Europa, una Copa EHF y una Supercopa. El apoyo social que recibió aquel equipo en Santander fue muy bonito. Después de conseguir la Copa de Europa en 1994 tengo una lesión de rodilla y me ficha el Barcelona. Y en Barcelona se produce tu explosión deportiva. Sí, es cierto que el palmarés deportivo que consigue el equipo en los cinco años que yo estoy allí es impresionante. Desde el 94 al 99, el Barça consigue cuatro Copas de Europa, tres Supercopas de Europa, una Recopa, cuatro Ligas Asobal y dos Copas del Rey, además de dos Copas Asobal y un sinfín de títulos menores. Eso lo dice todo. Sobran los comentarios. ¿Qué pasó para que salieras de forma tan traumática del Barça? Deportivamente, no entendí la situación deportiva que se creó alrededor de mí. En Alcarria Alta Mateo Garralda entrevistado por Antonio Herraiz. liga, por plantilla, el Barcelona ganaba los partidos con cierta comodidad y en Europa los partidos eran mucho más exigentes; esos encuentros son los que más gusta jugar a un ganador. Ahí, de un año a otro, pasé de jugar una media de 50 minutos a poco más de 10, a pesar de tener muy buenos números. Esto a los dos años después de mi renovación. Yo no entendía la situación, Valero Rivera, el entrenador, a pesar de que me quedaban seis años de contrato, me abrió las puertas y me fui a mi tierra a jugar en el Portland San Antonio. Fue una situación muy tensa con Valero en lo personal y en lo deportivo. Y en Portland contigo no se cumplió aquello de que “nadie es profeta en su tierra”. Desde el primer año hasta el último me sentí totalmente querido y apoyado. Por los medios de comunicación, instituciones, por los compañeros, por la afición, por el entrenador, etc. Esos siete años en San Antonio fueron impresionantes. Y todo ello a pesar de la lógica presión que teníamos de ganar debido al gran equipo que se formó, aunque eso era parte del trabajo. El apoyo de todos fue insuperable. Fui con 29 años y entendía que eso generara ciertas dudas con comentarios del tipo: “este viene de vuelta de todo”. Demostré que iba a dejarme la piel, como en todos los equipos en los que he estado, pero ahí más, porque era mi casa. ¿Vas mucho a tu tierra? Muy poco. Mucho menos de lo que me gustaría. Sólo en vacaciones: verano, Navidad, etc. También cuando hemos ido a jugar con el Anaitasuna. “Durante mis tres años en Kolding conseguí aprender danés y cuando ahora me encuentro algún jugador de Dinamarca en la Liga Asobal le hablo en su idioma” Hace unos meses te entregaron la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de Navarra. ¿Qué supone este reconocimiento? Sobre todo mucha ilusión porque yo ya llevaba varios meses retirado de la práctica del balonmano y estaba centrado en mi labor de entrenador. Que con tu carrera ya terminada se te reconozca lo que has hecho desde niño es muy gratificante. Siempre me he sentido profeta en mi tierra, muy mimado desde todos Mateo Garralda, actual entrenador del Quabit BM Guadalajara. Página 5
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