Crónica de la peregrinación a los santuarios del ... - Schoenstatt Chile

Recommendations

Info

parada esa Temuco, donde encontraríamos las huellas de nuestro Padre Kentenich… y a la hermana Silvia. Esta vez el viaje fue más silencioso. Gran parte del grupo dormía. La llegada a Temuco se demoró más de lo que hubiésemos querido. Ahí también nos esperaba la familia, que nos mostró el santuario, la sala del Padre y el monolito de José Engling, y después nos invitó a pasar para compartir unas buenas empanadas y algo de su historia. Vimos fotos de la construcción del santuario de 1968, cuando se levantó y bendijo. El mismo Padre Kentenich quería venir a su bendición, pero murió antes. En todo caso su huella quedó por su paso anterior por Temuco y por el ideal del santuario: Cenáculo, corazón del Padre. Los ideales de los lugares nos llamaban la atención y veíamos cómo estaban vivos entre la familia del lugar. Todos con la Palabra Cenáculo que tiene relación con nuestro primer Cenáculo nacional que es el santuario de Bellavista en La Florida en Santiago. En esa búsqueda de raíces, llegamos a nuestra última estación. La casa de las hermanas en David Perry y el colegio. Ahí fue el gran encuentro con la hermana Silvia. Fue una alegría estar con ella y que nos contara muchas cosas de la historia del paso del Padre Kentenich por Temuco. Pudimos conocer el jardín, la casa antigua (por fuera), y la capilla donde el Padre celebró misa. 21 misas en total. En la capilla la hermana Silvia nos regaló una foto del Padre con el campanil de la Iglesia de los palotinos que está junto al colegio. Rezamos un momento y partimos a comer. De la misa a la mesa como dice el dicho. Ya sabíamos también lo que Santa Teresa respondió una vez que era criticada por ir a comer majares deliciosos con los adinerados de su tiempo. Dijo en su oportunidad: cuando perdices… perdices. La hermana Silvia nos regaloneó con unas pizzas y ricos dulces, pero ya estábamos repletos de tanto comer. En la mesa compartimos algunas impresiones de la peregrinación, nos alegramos de ver a la hermana y recuperamos fuerzas para el último trayecto del viaje, tal vez el más cansador.
El camino entre Temuco y Concepción fue más rápido de lo que esperábamos. Salimos tarde de la visita a la hermana. Pudimos compartir las últimas preguntas, pudimos escuchar las payas de Gabriela y los premios de Cecilia, pudimos ver una lindísima película (Prueba de fuego), descansar y conversar. Para llegar finalmente a nuestro santuario de Montahue. La despedida fue linda y profunda. Dos días de peregrinación, dos días intensos en vínculos, de oración, dos días de permanente atención porque habían permanentes sorpresas. Fue exigente, estábamos cansados, pero felices. A nuestra Mater vaya las últimas palabras. A ella le cantamos cada vez que llegamos a un santuario. Porque ella, una vez más, se mostró como madre preocupada y bondadosa con nosotros. Ella cuidó nuestras familias y nuestro viaje. Ella nos ayudó con el clima para no tener la lluvia que en esos días estaba pronosticada. Ella es la razón de que tantas familias se reúnan en torno a Jesús, lo que hace que donde llegamos nos sintiéramos familia también entre nosotros. Ella es la educadora que despertó en nosotros todas nuestras fuerzas creativas y nos animó a hacer o decir cosas nuevas. A ella todo nuestro agradecimiento, nuestro cariño y nuestro “te quiero”. Que Dios nos siga bendiciendo a través de ella. Y que vengan muchas peregrinaciones más. Padre Joselo
Page 1 and 2: Crónica de la peregrinación a los
Page 3: sorprendió por su acogimiento, est

Crónica de la peregrinación a los santuarios del ... - Schoenstatt Chile

Create successful ePaper yourself

Delete template?

Save as template?