Conocer el sol - sidereh
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"El mundo de los babilonios, egipcios y hebreos era como una ostra, con agua por debajo y<br />
agua por encima, todo sostenido por <strong>el</strong> sólido firmamento. Era de dimensiones moderadas y<br />
estaba seguramente cerrado por todas sus partes (...)<br />
La ostra de los babilonios era redonda; la tierra un monte hueco colocado en su centro y<br />
bañado por las aguas inferiores; por encima se extendía una sólida capa cubierta por las<br />
aguas superiores. Estas últimas se filtraban a través de la bóveda en forma de lluvia y las<br />
aguas inferiores surgían en fuentes y manantiales. El Sol, la Luna y las estr<strong>el</strong>las avanzaban en<br />
una lenta danza a través de la bóveda; entraban en escena por puertas situadas en <strong>el</strong> Este y<br />
desaparecían a través de puertas situadas en <strong>el</strong> Oeste.<br />
El universo de los egipcios era una ostra más rectangular o más bien una caja; la Tierra era <strong>el</strong><br />
piso; <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, una vaca cuyas cuatro patas descansaban en los cuatros ángulos de la Tierra o<br />
bien una mujer que se apoyaba sobre sus codos y sus rodillas; más ad<strong>el</strong>ante fue una tapa<br />
metálica abovedada (...) Las estr<strong>el</strong>las fijas eran lámparas suspendidas de la bóveda o<br />
sostenidas por dioses. Los planetas navegaban en sus propias naves a lo largo de canales de<br />
la Vía Láctea, gem<strong>el</strong>o c<strong>el</strong>este d<strong>el</strong> Nilo. Alrededor d<strong>el</strong> quince de cada mes la divinidad Luna se<br />
veía atacada por una feroz marrana que la devoraba a lo largo de una agonía que duraba<br />
quince días; luego renacía. A veces la marrana se la devoraba por entero y se producía<br />
entonces un eclipse lunar; a veces una serpiente se devoraba <strong>el</strong> Sol, lo cual provocaba un<br />
eclipse <strong>sol</strong>ar.<br />
Pero estas tragedias, como las que se sueñan, eran a la vez reales e irreales; en <strong>el</strong> interior de<br />
su caja o de su seno materno quien soñaba se sentía muy seguro..."<br />
Este esquema de universo de estos pueblos transmitía seguridad al hombre que lo habitaba.<br />
Esta seguridad provenía de que, pese a la tumultuosa "vida privada" de las divinidades Luna y Sol, sus<br />
aspiraciones y movimientos eran regulares y previsibles (como lo son aún hoy) y a partir de <strong>el</strong>los podía<br />
determinarse la duración d<strong>el</strong> día y la noche, las estaciones, las lluvias, las épocas de cosecha, la<br />
fertilidad, etc. El hombre moderno al ignorar su r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> universo, sintiéndose superior a todo,<br />
ha perdido esta fuente interna de conexión, convirtiéndose en un ser insatisfecho. Buscamos<br />
seguridad afuera, en las cosas materiales, intranscendentes, olvidando que la única seguridad válida<br />
es interior, conectarnos con <strong>el</strong> orden universal.<br />
Antes de Aristót<strong>el</strong>es, los griegos Heráclides y Aristarco habían postulado <strong>el</strong> sistema<br />
h<strong>el</strong>iocéntrico, es decir, <strong>el</strong> Sol como centro d<strong>el</strong> universo, pero Aristót<strong>el</strong>es cerró la puerta de este<br />
universo y empujó a la Tierra al centro d<strong>el</strong> mundo y la privó de movimiento.<br />
Los griegos, al observar <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, habían descubierto cuatro fenómenos que serían<br />
fundamentales para <strong>el</strong> desarrollo posterior de la astronomía:<br />
1- Las estr<strong>el</strong>las parecían mantener sus posiciones r<strong>el</strong>ativas constantes, se las concibió como<br />
incrustadas en una esfera que se denominó "la esfera de las estr<strong>el</strong>las fijas".<br />
2- Durante la noche observaron otros cuerpos c<strong>el</strong>estes, que si bien acompañaban <strong>el</strong> movimiento<br />
de la const<strong>el</strong>ación en su marcha de una vu<strong>el</strong>ta por día, no mantenían constantes sus posiciones<br />
r<strong>el</strong>ativas. A estos astros que parecían tener movimiento propio se los llamó planetas, que<br />
significa en griego "vagabundos".<br />
3- Observaron también su retroceso y avance, lo que denominaron movimiento retrógrado.<br />
4- Finalmente percibieron <strong>el</strong> cambio de luminosidad de los planetas según épocas d<strong>el</strong> año.<br />
De los Asirios y Caldeos a nuestros días la cosmovisión fue cambiando paulatinamente, se<br />
han destacado: Aristót<strong>el</strong>es y <strong>el</strong> universo de los dos esferas; Ptolomeo y <strong>el</strong> sistema geocéntrico con<br />
epiciclos y excéntricas; Copérnico y <strong>el</strong> sistema h<strong>el</strong>iocéntrico que fue siendo ratificado y levemente<br />
modificado hasta alcanzar nuestra visión actual a través de Galileo, Newton y Kepler.<br />
Los paradigmas o marcos conceptuales reflejan las distintas posibilidades de comprensión<br />
según los individuos de las diferentes épocas. Hoy, en los albores d<strong>el</strong> Tercer Milenio resurge una<br />
visión astrológico-simbólica de la astronomía. El hombre de pie sobre la Tierra que gira alrededor d<strong>el</strong><br />
Sol, continua centrado en sí mismo y aún observa al Sol navegar por los doce signos d<strong>el</strong> Zodíaco y así<br />
recibe su impronta.<br />
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