Fiesta. Bautismo del Señor, Ciclo , A, B y C - Autores Catolicos
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visto bajar Dios <strong>del</strong> cielo para enseñarme quién es el<br />
Mesías que salva <strong>del</strong> suelo y sus yerros, de sus fríos<br />
fierros. Por eso a los suyos dará el mismo Espíritu<br />
divino, el mismo que Él tiene, que mueve su vida y toda<br />
su enseñanza. Es “la luz de las naciones”, a oscuras<br />
sin Él, la luz de las nuestras almas, (Is 49). Cordero<br />
<strong>del</strong> pacto, el que iría al matadero sin balar balido que<br />
Isaías misma ha dejado dicho. Éste es el Cordero que<br />
supera al que en el templo se sacrifica al caer la<br />
tarde. Este es el Cordero, no se puede comparar, con el<br />
<strong>del</strong> pacto entre Dios e Israel en la salida de Egipto.<br />
Este Cordero divino, tiene parecido al que en la Pascua<br />
de Israel comen para celebrar la salida de la<br />
esclavitud. Éste que llamamos Cordero, es tan de Dios<br />
que es Dios manso que se ofrece a la humanidad enferma,<br />
ciega, pobre y muerta.<br />
El rostro divino se nos muestra hermoso en dicho<br />
Cordero, vino inmejorable, la suma bondad invita<br />
gustoso. “Como un joven se casa con su novia así te<br />
desposa el que construyó”, tu Dios y tu todo. Oferta<br />
mejor no es posible hallar más allá de Dios. (Is. 62).<br />
Este Cordero, comido –y ese vino en Caná ofrecido-<br />
nos une con Dios bendito.<br />
Este Cordero convierte al que le come y al que cree<br />
en otro hijo de Dios vivo. Y por eso San Pablo enseña:<br />
“sois miembros de Cristo” (I Co.6) al que coméis y<br />
amáis, al que adoráis, en el que creéis. Y por eso el<br />
cristiano todo lo que hace lo hace llevando en su barca<br />
a Dios porque “el que se une al <strong>Señor</strong> es un espíritu,<br />
una sola cosa, con El” (id).<br />
Él se ofrece a todos. Pero jamás nos excusa de<br />
decir un si o un no muy nuestro. Que Dios a la fuerza<br />
no quiere, que sabe que tenemos mente para ser capaces<br />
de pesar el mundo en balanza y ver que no vale nada en<br />
su presencia santa. Somos responsables de nuestro<br />
futuro. Podemos conscientes, ser necios adrede o ser<br />
bien sensatos: con Dios o sin Él. “Me diste el oído” y<br />
sordo no soy. Seré responsable de toda palabra que Dios<br />
nos ha dicho, de tantos milagros que hizo por vernos en<br />
su santa Mesa, bebiendo su vino. (Ps.39).<br />
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