Un momento crucial en la vida Iglesia del Evangelio Completo de ...

A pesar de que Saulo perseguía a Jesús, y ya que Dios está lleno de amor Él tuvo
misericordia de Saulo y realizó un trabajo maravilloso de salvación en él. Jesús, Dios
mismo, vino a Saulo y le habló. Este es el amor de Dios y el amor de Jesucristo.
Cuando todavía éramos enemigos de Dios, Él envió a su Hijo unigénito a la tierra y
lo sacrifico por nosotros, abriendo así la puerta a la salvación. Él nos reconcilió
consigo mismo por el amor de Cristo. ¡Aleluya! Esto es el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó y envió a su Hijo como propiciación por
nuestros pecados.
El Señor viene a nosotros. Viene a aquellos que están sin esperanza, que están en la
más extrema de las penas, que tienen problemas, que están enfermos, y que
deambulan en medio del pecado. A pesar de que no merecíamos perdón, Él viene a
nosotros y nos salvo, nos hace preciosos hijos de Dios. Ahora que nos hemos
convertido en hijos de Dios por creer en Jesús, nuestra vida debe estar llena de acción
de gracias a Dios por los siglos de los siglos.
Jesús vino a Saúl, en la luz.
Hechos 9:3 dice: "En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo
relampagueó de repente a su alrededor."
Jesús vino a Saulo, a la luz fuerte. La luz era tan fuerte que Saulo se cayó del caballo y
perdió la vista.
El Señor viene a nosotros en la luz, mientras que estamos sufriendo en la oscuridad.
Según el primer capítulo del Génesis, la tierra estaba desordenada y vacía, las
tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre las
aguas. Cuando Dios dijo, "Sea la luz", fue la luz. En ese momento, la luz llegó a existir
para disipar todas las tinieblas.
Génesis 1:3 dice: "Y dijo Dios: « ¡Que exista la luz!» Y la luz llegó a existir."
Dijo Dios: "Hágase la luz." Tan pronto como tenemos luz, se disipan todas las
tinieblas, la desesperanza y la tristeza.