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Enseñemos principios correctos

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Sugerencias para<br />

el desarrollo de<br />

la lección<br />

Conceptos<br />

fundamentales<br />

Sugerencias para<br />

el desarrollo de<br />

la lección<br />

98<br />

engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por medio<br />

de la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos e<br />

hijas" (Mosíah 5:7).<br />

1. Señalar que resulta mucho más significativo ser hermanos que ser la descendencia<br />

espiritual de los mismos padres celestiales o estar emparentados biológicamente. Y<br />

cuando hacemos la voluntad del Padre, llegamos a ser hermanos incluso en otro sentido.<br />

2. Pedir a los miembros de la clase que traten de imaginarse cuan buena sería la relación<br />

entre hermanos en las familias si todos hicieran la voluntad de nuestro Padre Celestial.<br />

El conflicto y la cooperación entre hermanos<br />

Muchas personas piensan que los celos, las peleas y la competencia destructiva entre<br />

hermanos son hechos "normales", pero las Escrituras nos dicen que los padres que<br />

vuelven a nacer espiritualmente no permitirán que sus hijos "contiendan y riñan unos con<br />

otros" (Mosíah 4:14). Puede que pelear sea típico, pero no es necesario, ni tampoco es<br />

"normal" para la familia que desee progresar por encima del nivel telestial de vida familiar.<br />

A los hijos se les puede enseñar <strong>principios</strong> <strong>correctos</strong> con palabras y con el ejemplo, como<br />

una invitación para que abandonen los celos y las discusiones violentas. Consideren el<br />

siguiente ejemplo:<br />

Antes de entrar en la adolescencia, Verónica y Carolina peleaban por la ropa, por las tareas<br />

de la casa y por la atención de su padre, pero después se hicieron grandes "amigas".<br />

Cuando se les preguntó qué había sido lo que había cambiado tan radicalmente su<br />

relación, ninguna de las dos supo decir exactamente qué habían hecho sus padres para<br />

transformar su conducta negativa en una positiva; pero en forma individual cada una<br />

describió lo que ella consideraba la razón fundamental.<br />

Verónica dijo que había estado leyendo el Libro de Mormón, pues su obispo le había dado<br />

el cometido de que lo hiciera y le había interesado la forma en que Laman y Lemuel<br />

siempre parecían estar en desacuerdo con Nefi y Sam. Al principio, ella había pensado que<br />

Nefi y Sam eran demasiado rígidos en su conducta y que eso despertaba un justo<br />

resentimiento en sus hermanos mayores; pero, por otra parte, tenía la impresión de no<br />

entender completamente el comportamiento de Laman y Lemuel y de que ellos no<br />

procedían bien.<br />

Entonces, en una clase de la Escuela Dominical, se habló de la historia del hijo pródigo, y<br />

se dio cuenta de que sentía los celos por el retorno del hijo pródigo como si ella misma<br />

hubiera sido el hermano mayor, quien, en la historia, se había quedado en casa. Mientras<br />

todavía estaba en la clase, se sintió muy avergonzada al comprender cuan ingratos eran<br />

esos celos, y desde ese momento en adelante cada vez fueron menos las peleas que tuvo<br />

con Carolina.<br />

Carolina percibía el cambio que se había producido en la relación con su hermana como<br />

resultado de algo distinto. Ella explicó que un buen día se había puesto a pensar en lo<br />

buena que había sido Verónica últimamente; aun cuando ella estuviera de mal humor o<br />

fuera sarcástica con su hermana, ésta no reaccionaba "explotando" como lo hacía antes. Al<br />

principio había sospechado que su hermana estaba tramando algo con su repentina buena<br />

actitud y que tal vez estuviera tratando de "ablandarle" el corazón. Pero Verónica no la<br />

atacaba cuando ella hacía algo a propósito para molestarla sólo con el objeto de ver su<br />

reacción, ni tampoco se alegraba como antes cuando ella tenía algún problema con uno de<br />

sus padres. Carolina comentó: "No sé, pero de pronto sentí que ya no tenía por qué pelear<br />

más, y una vez que dejé de sentir celos, realmente empezamos a llevarnos muy bien".<br />

1. Explicar que los hermanos no pueden pelearse y ser una bendición el uno para el otro<br />

al mismo tiempo. Sería como tratar de sentarse y ponerse de pie simultáneamente.<br />

2. Pedir a los miembros de la clase que piensen en cuanto a la responsabilidad que tienen<br />

de instar a sus hijos a no pelearse. ¿Qué sucede si los adolescentes continúan<br />

peleándose? ¿Van acaso los padres a claudicar en su deber como líderes, guías y<br />

ejemplos?<br />

3. Hay muchos padres que piensan que los problemas entre sus hijos se pueden resolver<br />

con una sola acción o algo que ocurra entre ellos una vez. Consideran muchas veces<br />

que una consecuencia o un buen sermón o un simple hecho aislado ha de modificar la

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