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Historia de los Toreros

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La Mujer Torera.<br />

En 1934, el entonces ministro <strong>de</strong> Gobernación Salazar Alonso <strong>de</strong>jó sin efecto el artículo<br />

124 <strong>de</strong>l vigente reglamento taurino, artículo que prohibía expresamente a las mujeres<br />

<strong>de</strong>dicarse al toreo a pie, ejercicio que una anacrónica Real Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> 1908 consi<strong>de</strong>raba<br />

"impropio y tan opuesto a la cultura y a todo sentimiento <strong>de</strong>licado". El éxito que entre <strong>los</strong><br />

buenos aficionados había cosechado la novillera Juanita Cruz, la batalla legal que ella<br />

misma se empeñaba en sostener para lograr la abolición <strong>de</strong> la citada Real Or<strong>de</strong>n, y el<br />

<strong>de</strong>recho a la libre elección <strong>de</strong> profesión -reconocido por la Constitución <strong>de</strong> la República-,<br />

permitieron que Juanita hiciera el paseíllo en la Monumental <strong>de</strong> Las Ventas en abril <strong>de</strong><br />

1936. Por <strong>de</strong>sgracia, el inmediato alzamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> militares insurrectos al legítimo<br />

gobierno <strong>de</strong> la II República, y el subsiguiente estallido <strong>de</strong> la Guerra Civil, truncaron la<br />

brillante carrera taurina <strong>de</strong> Juanita Cruz, quien, exiliada en América, tomó la alternativa en<br />

la mejicana plaza <strong>de</strong> Fresnillo (Zacatecas), en 1940. Vuelta a España en 1946, no tuvo ya<br />

ánimos ni bríos para enfrentarse <strong>de</strong> nuevo a la gazmoña intolerancia <strong>de</strong>l Sindicato <strong>de</strong><br />

Espectácu<strong>los</strong>, cuya sección taurina se había apresurado a restaurar la vieja prohibición que<br />

estableciera en 1908 el ministro Juan <strong>de</strong> la Cierva. Desolada, la valiente matadora <strong>de</strong> toros<br />

<strong>de</strong>claró que sólo una guerra civil había podido poner coto a su afición taurina y al coraje<br />

con que había <strong>de</strong>fendido su <strong>de</strong>recho a practicarla. Atrás quedaban las mieles <strong>de</strong> sus<br />

triunfos en el Arte <strong>de</strong> Cúchares, que Juanita empezara a cosechar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su presentación<br />

como novillera en León, el 24 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1932. Aquella tar<strong>de</strong>, a pesar <strong>de</strong> que <strong>los</strong> carteles<br />

tan solo anunciaban una "exhibición <strong>de</strong>l toreo femenino", la autoridad se vio obligada a<br />

permitir que Juanita Cruz entrara a matar al novillo que había lidiado, jaleada y aclamada<br />

por una afición que, entusiasmada con el toreo <strong>de</strong> la joven, quería ver si también era capaz<br />

<strong>de</strong> ejecutar la suerte suprema.<br />

Juanita Cruz fue, tal vez, la más gran<strong>de</strong>, pero no la primera ni mucho menos la única<br />

mujer que se haya <strong>de</strong>dicado profesionalmente a la práctica <strong>de</strong>l toreo. Otras dos han<br />

logrado ver cumplido su sueño <strong>de</strong> tomar la alternativa: Maribel Atiénzar (en México, en<br />

1981) y Cristina Sánchez (en Nimes, en 1996). Ambas han <strong>de</strong>nunciado repetidamente el<br />

rancio machismo que domina casi todos <strong>los</strong> sectores <strong>de</strong> la Fiesta (y no sólo <strong>los</strong> más<br />

conservadores), y ambas han sido víctimas <strong>de</strong>l innoble boicot con que les obstaculizaron y<br />

obstaculizan casi todos sus compañeros <strong>de</strong> profesión. Se cuenta que ya a finales <strong>de</strong>l siglo<br />

pasado, Rafael Guerra Bejarano, "Guerrita", se negó no solo a compartir cartel con una<br />

mujer, sino también a pisar aquel ruedo en el que hubiera toreado alguna <strong>de</strong> ellas. Por<br />

anacrónico y sexista que parezca, muchas figuras <strong>de</strong> la actualidad mantienen, cien años<br />

<strong>de</strong>spués, una actitud similar, lo que tal vez pueda explicar que Cristina Sánchez, Maribel<br />

Atiénzar y Juanita Cruz, las tres únicas toreras que han podido doctorarse, hayan tenido<br />

que tomar la alternativa en plazas extranjeras.<br />

Pero la historia <strong>de</strong>l toreo femenino es mucho más antigua que <strong>los</strong> primeros conatos <strong>de</strong><br />

lucha por la igualdad <strong>de</strong> sexos. Ya en el último cuarto <strong>de</strong>l siglo XVIII (en plena<br />

hegemonía <strong>de</strong> "Costillares", Pedro Romero y "Pepe-Hillo"), una mujer se atrevió a<br />

rivalizar en <strong>los</strong> cosos con estas tres piedras sillares <strong>de</strong>l toreo mo<strong>de</strong>rno. Nacida en<br />

Val<strong>de</strong>moro (Madrid), Nicolasa Escamilla, "La Pajuelera" (así llamada porque vendía<br />

antorchas o pajuelas <strong>de</strong> azufre), <strong>de</strong>rrochó un valor asombroso por las principales plazas <strong>de</strong><br />

toros. Una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>stacó en Zaragoza, don<strong>de</strong> picó y lidió un toro ante la atenta mirada <strong>de</strong><br />

Goya, quien la inmortalizó en uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> aguafuertes que conforman su espléndida<br />

Tauromaquia. En el siglo siguiente, Martina García recogió el relevo <strong>de</strong> "La Pajuelera", y<br />

lo hizo con tal arrojo y afición que, si no mienten las crónicas <strong>de</strong>l XIX, estuvo toreando

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