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Revista Latinoamericana de Psiquiatría V ol. 11, núm. 2 ... - APAL

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sentimientos <strong>de</strong> plenitud y seguridad, <strong>de</strong> distensión y<br />

satisfacción si algo rompe ese momento.<br />

Por el contrario, cuando el cuerpo se me revela negativamente<br />

como obstáculo constriñéndome a arrastrarlo<br />

como carga, entonces busco distanciarlo y me refiero<br />

"al cuerpo que tengo". Pensemos en los d<strong>ol</strong>ores físicos<br />

multiformes, en las innumerables somatizaciones <strong>de</strong> la<br />

ansiedad, en la hipocondría, en la <strong>de</strong>spersonalización, en<br />

la <strong>de</strong>presión vital, en la anorexia nerviosa, en el autismo,<br />

en la apatía catatónica, en la lentificación psicomotora,<br />

en el pánico paralizante, etc. En tales circunstancias, en<br />

tales emergencias imprevistas o habituales, temidas o<br />

soportadas, el cuerpo se hace pesado, limita o bloquea la<br />

libertad <strong>de</strong> mi ser en el mundo, se constituye en diafragma<br />

entre yo y las cosas. Ya no se lo siente a disposición (Zur<br />

Verfügung), no me garantiza más la habitualidad, hasta se<br />

encierra como en ciertos autismos. A pesar <strong>de</strong> ello, este<br />

Körper no pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado un mero objeto ante el<br />

cual me sitúo <strong>de</strong>l mismo modo que frente a las estructuras<br />

objetivas <strong>de</strong>l mundo físico.<br />

El “cuerpo anatómico o compaginación somática”<br />

(Körper) y el “cuerpo vivido y mundanizado” (Leib)<br />

constituyen dos p<strong>ol</strong>os entre los que se mueve la existencia<br />

humana. La primera experiencia acentúa sobre todo el<br />

momento reflexivo, la segunda el momento prereflexivo o<br />

antepredicativo y constituye la conciencia encarnada en<br />

cuanto ser-al-mundo. A esto último se refiere Merleau-Ponty<br />

cuando dice que como fuente originaria <strong>de</strong> significado,<br />

como fuente primaria <strong>de</strong> cualquier sentido, el cuerpo “es<br />

también lo que me abre al mundo y me pone en situación<br />

en él”; no es “un acompañante exterior <strong>de</strong> la existencia<br />

sino que ella se realiza en él”, precisamente porque “el<br />

cuerpo expresa la existencia total”. 17<br />

El cuerpo no es objeto estrictamente sino aquello gracias<br />

a lo cual hay objeto: cuando toco un objeto, lo siento<br />

a través <strong>de</strong> explorar mi cuerpo. El cuerpo sólo nace como<br />

objeto cuando con los órganos <strong>de</strong> mi cuerpo lo veo, lo<br />

toco, lo inspecciono; y sólo parcialmente es objetivable,<br />

por cuanto es a la vez percipiente y percibido, observador<br />

y observado. Precisamente será la conciencia reflexiva la<br />

que instale una primera forma <strong>de</strong> alteridad <strong>de</strong> mi cuerpo:<br />

éste aparecerá a la intuición externa, según la forma general<br />

<strong>de</strong>l objeto percibido exhibiéndose como el aspecto<br />

exterior <strong>de</strong> mi ser, susceptible <strong>de</strong> una inspección objetiva.<br />

Cuando yo digo “yo tengo un cuerpo”, hago referencia<br />

al cuerpo objeto; a ese cuerpo que distancio <strong>de</strong> mí cuando<br />

<strong>Revista</strong> <strong>Latinoamericana</strong> <strong>de</strong> <strong>Psiquiatría</strong> V<strong>ol</strong>umen <strong>11</strong>, <strong>núm</strong>. 2, enero-marzo 2012<br />

La hipocondría<br />

siento d<strong>ol</strong>or, cansancio, enfermedad, <strong>de</strong>spersonalización<br />

hasta la crematización (síndrome <strong>de</strong> Cotard). Es ese cuerpo<br />

que sale <strong>de</strong> su silencio, como señalaba Sartre. Precisamente,<br />

esa ruptura <strong>de</strong>l silencio <strong>de</strong>l cuerpo es lo que caracteriza<br />

la hipocondría y son las sensaciones portadores <strong>de</strong> un mensaje<br />

funesto las responsables <strong>de</strong> ello. Pero como se verá,<br />

éstas quieren <strong>de</strong>cir algo, nos interrogan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro lugar. 18<br />

Esta ambigüedad <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> la que habla Merleau-<br />

Ponty pue<strong>de</strong> trasladarse a la distinción <strong>de</strong> Gabriel Marcel 19<br />

entre haber implicativo y un haber posesivo. En el primer<br />

caso, puedo <strong>de</strong>cir yo tengo una mano, o que tengo un pie‚<br />

es un modo <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> algo que es mío. En cambio,<br />

cuando afirmo que tengo una silla, a la que puedo <strong>de</strong>jar y<br />

no usarla más o regalarla o ven<strong>de</strong>rla, estoy ante un haber<br />

posesivo. El cuerpo propio constituye por un lado el encuentro<br />

<strong>de</strong>l yo con el mundo, y por otro el punto <strong>de</strong> unión<br />

y referencia que vincula al sujeto al ambiente a través <strong>de</strong><br />

su base sensible. Este cuerpo propio no es un objeto o un<br />

instrumento entre otros, sino que es lo que me permite tener<br />

objetos y utilizar instrumentos: siendo una estructura <strong>de</strong><br />

mediación, el cuerpo no pue<strong>de</strong> ser mediado o utilizado.<br />

Por eso toda alteración <strong>de</strong>l cuerpo implica una modificación<br />

<strong>de</strong>l sujeto que, en su corporeidad turbada, expresa el<br />

<strong>de</strong>sequilibrio tanto <strong>de</strong> su relación consigo mismo como<br />

<strong>de</strong> las relaciones que lo ligan al mundo a través <strong>de</strong>l soma<br />

como órgano perceptivo y motor.<br />

La eventualidad <strong>de</strong> un mero cuerpo objetivo es propio<br />

<strong>de</strong> un robot humanoi<strong>de</strong>, ejemplo perfecto <strong>de</strong>l dualismo<br />

cartesiano.<br />

Un poseedor poseído<br />

En la hipocondría, este haber posesivo se presenta <strong>de</strong><br />

modo paradojal, porque la posesión misma implica<br />

la posibilidad y la amenaza <strong>de</strong> la privación. Por una<br />

parte, al sobrevalorar <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> escasa significación<br />

e imaginar peligros inminentes que nunca llegan<br />

a hacerse presentes, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado trastornos somáticos<br />

verda<strong>de</strong>ros. Por otra parte, para evitar todo daño cuida<br />

su cuerpo reservánd<strong>ol</strong>e una s<strong>ol</strong>icitud atenta y, sin embargo,<br />

sospechosa. Sus prácticas cuidadosas y restrictivas<br />

<strong>de</strong> la vida constituyen más bien estrategias puestas al<br />

servicio <strong>de</strong>l contr<strong>ol</strong> y <strong>de</strong> la disponibilidad abs<strong>ol</strong>uta <strong>de</strong>l<br />

cuerpo (Feldman). 20 Este rechazo al riesgo en general,<br />

se traduce en la preferencia por las profesiones y los<br />

ambientes caracterizados por su estabilidad social y su<br />

espíritu conservador.<br />

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