taller de fotografia

A modo de conclusión
“No one to point the finger …
It’s just you and me and the rain”
U2: If God will send his angels
Esperar a que el problema se solucione cuando los
gobiernos hayan logrado retirar hasta el último
gramo de drogas de las calles y arrestado a
todos los traficantes que la venden sería
como sentarse en el Cotopaxi a esperar que
una ola del Pacífico te bañe de espuma
blanca.
Muchas clases de bacterias y de virus suelen
estar presentes en los tejidos de personas
sanas sin causarles daño alguno y
solamente producir síntomas patológicos
cuando disminuye la resistencia general del
cuerpo (o de la mente).
Tenemos que ser realistas, a pesar del
lirismo de nuestros políticos, las drogas
están y estarán a nuestro lado por mucho
tiempo. Pero las drogas no asaltan. Somos
nosotros quienes les abrimos las puertas de
nuestra mente cuando nos debilitamos, es
decir, cuando nos sentimos mal, solos,
tristes, desamparados o rechazados. Las
usamos para construir una realidad virtual:
nuestra mente vivirá por un instante
maravillosas y fugaces mentiras.
“No hay drogadictos felices”.
Oliveinstein
Un juego a veces peligroso … Las drogas no
solucionan los bajones personales. Te hacen creer
que lo hacen y luego te abandonan con tus mismos
problemas irresueltos. Para resolverlos hay otros
caminos más largos pero más efectivos.
“No hay drogadictos felices”. Un episodio de consumo aislado puede
ser efímero. Pero de un consumo regular, resulta siempre la infelicidad
personal o familiar. Detrás de cada hijo que usa drogas hay una familia con
problemas. ¿Por qué entonces no abordar estos problemas, sin el disfraz de la droga?
“Quiero conocer los pensamientos de Dios...el resto son detalles”.
Einstein.
¿Y los que buscan en las drogas, la transcendencia y el vértigo? No hay que confundir una
alucinación barata con la conexión con los misterios del ser. No hay que confundir una
erección con el amor. Si alguna vez has creído que las drogas pueden abrirte las puertas de
otras dimensiones, quizá deberías pensar que muchas personas lo intentaron, pero ninguna
experimentó una verdadera transformación realmente positiva, más allá de la mera vivencia
transitoria de los sentidos.
El camino es más complicado. Figúrate que Einstein reprobó matemáticas en el colegio, pero
luego elaboró el concepto de “campo”, una metáfora matemática de Dios, del misterio. Una
metáfora imperfecta, pero que le costó: para elaborarla tuvo que trabajar una vida entera. Y
algunos creen que con un simple hongo, así de simple y sin ningún esfuerzo, llegarán a
conectarse …