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IV Estación<br />
Jesús se encuentra con su Madre<br />
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos…<br />
“Con gran facilidad y frecuencia descubre el Esposo al alma sus<br />
maravillosos secretos como su fiel consorte, porque el verdadero<br />
y entero amor no sabe tener nada encubierto al que ama.<br />
Comunícala principalmente dulces misterios de su Encarnación<br />
y los modos y maneras de la Redención humana, que es una de<br />
las más altas obras de Dios y así es más sabrosa para el alma.<br />
CB 23,1<br />
V Estación<br />
Jesús es ayudado por el Cireneo<br />
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos…<br />
“Mi yugo es suave y mi carga ligera (Mt11,30), la cual es la cruz.<br />
Porque si el hombre se determina a sujetarse a llevar esta cruz,<br />
que es un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabasjo<br />
en todas las cosas por Dios, en todas ellas hallará grande alivio y<br />
suavidad para hallar este camino así, desnudo de todo, sin<br />
querer nada. 2Sb 7,7<br />
VI Estación<br />
La Verónica enjuga el rostro de Jesús<br />
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos…<br />
“Andar a perder y que todos nos ganen es de ánimos valerosos,<br />
de pechos generosos; de corazones dadivosos es condición de dar<br />
antes que recibir, hasta que vienen a darse a sí mismos.”<br />
Dichos 136