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FE Y OBRAS Sermones y artículos por ELENA G. DE WHITE ...

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Los hombres pueden elaborar cualquier excusa que les plazca para rechazar la<br />

ley de Dios; pero ninguna excusa será aceptada en el día del juicio. Los que<br />

contienden con Dios y endurecen sus almas culpables en la transgresión, muy<br />

pronto deberán enfrentar al Gran Legislador en relación con su ley quebrantada.<br />

El día de la venganza de Dios vendrá el día del furor de su ira. ¿Quién so<strong>por</strong>tará el<br />

día de su venida? Los hombres han endurecido sus corazones contra el Espíritu<br />

de Dios, pero las flechas de su ira penetrarán donde los dardos de la convicción<br />

no pudieron. Antes de mucho Dios se levantará para ocuparse del pecador. El<br />

falso pastor, ¿protegerá al transgresor en ese día? ¿Hallará excusa el que se unió<br />

a la multitud en la senda de desobediencia? La popularidad o los números, ¿harán<br />

inocente a alguien? Estas son las preguntas que los negligentes e indiferentes<br />

deberían considerar y resolver. 34<br />

CRISTO, NUESTRA JUSTICIA (Un tema presentado en 1883)1<br />

Disertación matinal para los ministros reunidos en el congreso de la Asociación<br />

General, en Battle Creek, Michigan, en noviembre de 1883. Publicada en la<br />

edición de 1892 de Gospel Workers [Obreros evangélicos] páginas 411, 415, y en<br />

Mensajes selectos, tomo 1, páginas 411, 415.<br />

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros<br />

pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1: 9).<br />

Dios requiere que confesemos nuestros pecados y humillemos nuestro corazón<br />

ante El. Pero al mismo tiempo debiéramos tenerle confianza como a un Padre<br />

tierno que no abandonará a los que ponen su confianza en El. Muchos de<br />

nosotros caminamos <strong>por</strong> vista y no <strong>por</strong> fe. Creemos en las cosas que se ven, pero<br />

no apreciamos las preciosas promesas que se nos dan en la Palabra de Dios. Sin<br />

embargo, no podemos deshonrar a Dios más decididamente que mostrando que<br />

desconfiamos de lo que El dice, y poniendo en duda si el Señor nos habla de<br />

verdad o nos está engañando.<br />

Dios no nos abandona <strong>por</strong> causa de nuestros pecados. Quizás hayamos cometido<br />

errores y contristado a su Espíritu, pero cuando nos arrepentimos y acudimos a El<br />

con corazón contrito, no nos desdeña. Hay estorbos que deben ser removidos. Se<br />

han fomentado sentimientos equivocados y ha habido orgullo, suficiencia propia,<br />

impaciencia y murmuraciones. Todo esto nos separa de Dios. Deben confesarse<br />

los pecados: debe haber una obra más profunda de la 35 gracia en el corazón.<br />

Los que se sienten débiles y desanimados deben llegar a ser hombres fuertes en<br />

Dios y deben hacer una noble obra para el Maestro. Pero deben proceder con<br />

altura; no deben ser influidos <strong>por</strong> motivos egoístas.<br />

Los méritos de Cristo son nuestra única esperanza<br />

Debemos aprender en la escuela de Cristo. Sólo su justicia puede darnos derecho<br />

a una de las bendiciones del pacto de la gracia. Durante mucho tiempo hemos<br />

deseado y procurado obtener esas bendiciones, pero no las hemos recibido<br />

<strong>por</strong>que hemos fomentado la idea de que podríamos hacer algo para hacernos<br />

dignos de ellas. No hemos apartado la vista de nosotros mismos, creyendo que<br />

Jesús es un Salvador viviente. No debemos pensar que nos salvan nuestra propia<br />

gracia y nuestros méritos. La gracia de Cristo es nuestra única esperanza de<br />

salvación. El Señor promete mediante su profeta: "Deje el impío su camino, y el<br />

hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él<br />

misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar" (Isa. 55: 7).

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