Una vida construida sorbo a sorbo - komunika
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La dificultad para conciliar la <strong>vida</strong> familiar y<br />
laboral, unida a la falta de plazas en guarderías<br />
públicas y al elevado precio de las privadas, ha<br />
multiplicado en los últimos años el fenómeno<br />
de los «abuelos canguro». Llevan a los niños al<br />
colegio, los recogen, pasean con ellos, incluso<br />
ayudan en las tareas del hogar,... unas obligaciones<br />
que en algunos casos llegan a ocupar<br />
hasta ocho horas al día, una jornada laboral<br />
completa.<br />
Igual que atendieron y educaron a sus hijos, los<br />
abuelos son muy capaces de hacerlo con sus<br />
nietos, aunque siempre hay que tener claro el<br />
papel que cada figura tiene en la educación de<br />
un niño. Arantxa Gómez, psicoterapeuta de<br />
Ediren, explica que «hay que tener muy claro<br />
que los padres están para una cosa y los abuelos<br />
para otra. El papel de los abuelos es muy importante<br />
porque hacen que el niño tenga conciencia<br />
de que hay otra generación. Los niños vienen<br />
aquí y se creen que antes no había nada. El<br />
abuelo tiene que hacerles ver que hubo unos<br />
padres que fueron niños, unos abuelos, una<br />
situación familiar completa. Y no sólo son testimonio<br />
de la historia de la familia, sino también<br />
de lo social, de lo cultural...». Es decir, deben<br />
convertirse en trasmisores de cariño y sabiduría,<br />
una función esencial que les va a convertir en<br />
la clave de una correcta educación.<br />
En España, uno de cada cuatro abuelos<br />
cuida de sus nietos, cifra inferior a la<br />
media europea, aunque dedican siete<br />
horas a esta tarea, tiempo muy superior<br />
al de otros países de su entorno.<br />
E N P O R T A D A<br />
A cambio, los abuelos también reciben importantes<br />
contrapartidas. «Los abuelos -señala Gómez-<br />
están en una posición y un momento vital<br />
diferentes al que tenían cuando fueron padres.<br />
No tienen los agobios ni preocupaciones laborales,<br />
no tienen la presión de la crianza, deben<br />
darse cuenta de que lo principal es disfrutar de<br />
los nietos, verles crecer de una forma diferente<br />
a la que lo hicieron con sus hijos».<br />
Por ello es fundamental saber diferenciar los<br />
roles. «El cuidado de los niños y la relación con<br />
ellos se hace de diferente manera cuando los<br />
abuelos hacen de abuelos que cuando hacen<br />
de educadores. Nosotros siempre decimos que<br />
no hay que verlo como una obligación, sino<br />
desde el disfrute. Los abuelos tienen que aprender<br />
a decir que no a los hijos, aunque sea difícil<br />
hacerlo. Sobre todo cuando ven a los hijos<br />
agobiados, con jornadas de trabajo muy largas,...<br />
pero hay que saber poner límites porque es<br />
bueno para todos. Para ellos, para los nietos y<br />
para los hijos, que de este modo se verán obligados<br />
a parar y ver si se pueden organizar de<br />
otra manera», relata.<br />
Algo que, para esta psicóloga, especializada en<br />
terapia comunitaria, es muy complicado porque<br />
«los abuelos de ahora pertenecen a una generación<br />
muy machacada. Se han pasado toda la<br />
<strong>vida</strong> cuidando de alguien. Primero cuidaron a<br />
sus hijos, luego a sus padres y ahora les está<br />
tocando cuidar a sus nietos. Por eso, son personas<br />
que tienen dificultades para hacerse cargo de<br />
sus propios deseos y de su proyecto de <strong>vida</strong>».<br />
Por lo tanto, es fundamental que padres y abuelos<br />
pacten las condiciones y horarios del cuidado<br />
de los nietos. De este modo, los segundos podrán<br />
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