Año 1, n° 1 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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dones pasadas y agrego tristemente<br />
infortunio sobre infortunio" "Como<br />
las olas se dirigen hacia la costa<br />
poblada de guijarros, así nuestros<br />
minutos, se precipitan hacia<br />
su fin; cada una cambia de lugar<br />
con aquella que la precede, y todas<br />
tienden a<strong>del</strong>ante por su trabajo sucesivo.<br />
La infru::1cia:, rodeada de u!!.a<br />
mar de luz, marcha a pequeños sal<br />
tos hacia la edad madura; llegado a<br />
este punto, el hombre recibe su corona;<br />
después, eclipses tortuosos luchan<br />
contra, él y el tie.t;npo destruye<br />
entonces, los dones· que había<br />
recibido. El tiempo horada la floreciente<br />
apariencia de la juventud y<br />
cava paralelas sobre s u s frentes<br />
Unos prosperan y son felices, mientras<br />
los otros, seo los fracasados".<br />
Así era Don Alejandro, desafiante,<br />
plantando su recia personalidad ante<br />
la Naturaleza y ante el Tiempo.<br />
Pero al fin ... hombre, al que preocupa<br />
la naturaleza y el Tiempo.<br />
Hablar de sus excentricidades habría<br />
para llenar páginas enteras.<br />
Una sola nos basta para pintarlo de<br />
cuerpo entero. En cierta ocasión<br />
concurrió a un baile de gala en el<br />
Club Progreso. El pottero que estaba<br />
a la entrada, le dijo que no<br />
'podía entrar así como estaba, que<br />
necesitaba una vestimenta adecuada.<br />
Don Alejandro nada dijo. Fue<br />
a su casa, revolvió viejos baúles, y<br />
sacando un antiguo frac lo arregló<br />
aentro de una caja. En la misma<br />
,tarde, el ceremonioso portero, v~o<br />
llegar a alguien que, trayendo una<br />
taja, con un frac adentro, le dijo:<br />
"Aquí está el Sr. Berro". Los comentarios<br />
quedan a cargo <strong>del</strong> lector.<br />
Nos pintan a una personalidad<br />
de carácter definido, que nunca gus<br />
tó de las ostenta::iones; , línea de<br />
conducta que acompañó toda su vitia.<br />
EL SABIO<br />
He dejado a propósito, para el final,<br />
al Berro sabio. Yo que tuve<br />
la suerte de ser su amigo y su alum<br />
no, conocí al c;entífko capaz, al investigador<br />
incansable, al estudioso<br />
de todas las horas. ¿Cómo nació en<br />
él la idea de iniciar un museo? El<br />
mismo lo dijo al cronista de "El<br />
Plata": "El primer impulso se lo<br />
debo a la visita que Gos hicieron<br />
hace un tiempo (decía en 1927) los<br />
sabios argentinos Martín Doello Ju<br />
rado y Lucas Kraglievich, <strong>del</strong> museo<br />
"Bernardino Rivadavia" de Bue<br />
nos Aires. Estos estudiosos encontraron<br />
en estas regiones interesan<br />
tes piezas paleen tológicas. Y o los<br />
acompajié en sus excursiones y las<br />
continué después por mi cuenta, logrando<br />
en poco tiempo reunir esto<br />
que puede ser la base seria de<br />
un museo". Escuchemos ahora al<br />
Berro sabio, para lo cual transcribiremos<br />
un tr"a_bajo suyo, aparecido<br />
en el año 1928 y que se titula: "Un<br />
nuevo mastcdon, en la República<br />
Oriental <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>". D~ce así:<br />
"El día 20 de octubre de 1927 saiíamos<br />
de Mercedes, el profesor Lucas<br />
Kraglievich, el señor Baldomero<br />
San, Martín, mi hijo Cololó y el<br />
que escribe estas líneas. Motivaba<br />
ese v:aje el deseo de refistolear el<br />
gabinete arqueológico y palentológico<br />
que posee la señ.orita Catalina<br />
Beaulieu en la estanc:a "El Talar",<br />
en el Dpto. de Río Negro. El señor<br />
Kraglievich, que ya había tenido la<br />
gentileza de determinar la colección<br />
<strong>del</strong> Sr. Julio Pérez, m Palmira,<br />
y la mía en Mercedes, se ofreció,<br />
incansable como de costumbre~<br />
REVISTJ-<br />
IDf'TORICA DE SORIANO