revista_chilena_neur.. - Sonepsyn
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GLORIA GRAMEGNA S.<br />
Si tuviéramos que caracterizar el siglo XIX en<br />
relación al segmento femenino de nuestra sociedad,<br />
podríamos decir que se destaca por la negación de<br />
los derechos de las mujeres, característica avalada<br />
por la legislación <strong>chilena</strong> operante en ese momento,<br />
la cual les asigna una posición y un rol subordinado<br />
e inferior aceptado por ellas, durante mucho<br />
tiempo, como un destino posible e incuestionable.<br />
La presencia de las mujeres <strong>chilena</strong>s comienza a<br />
hacerse visible públicamente a partir de las últimas<br />
décadas del siglo XIX, situándose lenta pero<br />
progresivamente en distintos ámbitos de acción 4 .<br />
La creación de la Universidad de Chile en<br />
1842, es uno de los hechos más significativos en<br />
la naciente República. Esta casa de estudios será<br />
protagonista y forjadora de la Nación a través de<br />
notables hombres y mujeres que han pasado por<br />
sus aulas 5 .<br />
En este período las artistas plásticas son pioneras.<br />
Hacia 1849 se crea la academia de Bellas Artes<br />
donde destacan en los años 1884 las hermanas<br />
Magdalena, Aurora Mira y Celia Castro. Son mujeres<br />
pioneras y de resonancia posterior 6,7 .<br />
En el año 1860, durante el Gobierno de Manuel<br />
Montt, se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción<br />
Primaria, a través de la cual se declaraba que<br />
la instrucción dada por el Estado sería gratuita y<br />
extensiva a las personas de ambos sexos 4 .<br />
Santiago ejerció una fuerte atracción sobre las<br />
elites de provincia y sobre los habitantes de los<br />
pueblos de la zona central. A contar de mediados<br />
del siglo XIX, la migración a la ciudad creció a un<br />
ritmo cada vez mayor. A Santiago se viajaba por diferentes<br />
razones, variable por la condición social de<br />
las personas. Los sectores altos y medios lo hacían<br />
con la esperanza de ascender socialmente, forjar<br />
una situación económica, hacerse de un nombre<br />
en la política o gozar de la fortuna acuñada después<br />
de años de perseverante esfuerzo en la provincia.<br />
Para ellos también pesaba el deseo de adquirir<br />
una formación que abriera nuevos horizontes, ya<br />
fuera en la Universidad de Chile (1842) o Católica<br />
(1888), por entonces las únicas del país, o en las diferentes<br />
escuelas técnicas profesionales y artísticas<br />
que componían la oferta educativamente amplia<br />
de la capital. Los más, no obstante, emigraban por<br />
pretensiones más modestas. En su mayoría sólo<br />
aspiraban a subsistir, atendiendo a las demandas<br />
de productos y servicios de una sociedad urbana,<br />
en rápida expansión, plegándose en muchos casos<br />
a los contingentes de trabajadores, que afanaban<br />
en sus industrias en la ejecución de diversas obras<br />
públicas patrocinadas por el Estado en Santiago y<br />
sus alrededores. El paulatino asentamiento urbano<br />
del peonaje itinerante del pasado colonial y republicano,<br />
y su consiguiente proletarización, subyacía<br />
al proceso de reconfiguración del paisaje humano<br />
chileno. Las mujeres de raigambre campesina fueron<br />
mayoría en las primeras oleadas de este proceso<br />
popular que desbordó las ciudades principales 8 .<br />
La mujer <strong>chilena</strong> en la<br />
formación médica<br />
Es en 1877, durante el gobierno de Aníbal Pinto<br />
se promulgó “El Decreto Amunátegui”, el cual establece<br />
“Las mujeres deben ser admitidas a rendir<br />
exámenes para obtener títulos profesionales con tal<br />
que se sometan para ello a las mismas disposiciones<br />
que están sujetos los varones” 4 .<br />
Cuatro años más tarde, Eloisa Díaz tenía quince<br />
años cuando se sometió a dichas pruebas, en<br />
1881 causó gran impacto en la vida nacional. Es<br />
así como, el 12 de abril de ese año los periódicos<br />
publican la siguiente noticia: “El Claustro Universitario<br />
presentaba anoche una animación que no es<br />
frecuente en ese angosto recinto de la ciencia. Por<br />
primera vez en Chile, figuraba entre las aspirantes<br />
al bachillerato en humanidades, una estudiante<br />
de sexo femenino y tanto la novedad del hecho<br />
como la curiosidad despertada entre los alumnos<br />
de la sección universitaria habían logrado atraer a<br />
una numerosa concurrencia ala sala de exámenes”.<br />
Eloísa Díaz rindió un examen brillante, siendo<br />
aclamada por la concurrencia y felicitada por la<br />
autoridades universitarias y, al día siguiente de obtener<br />
su grado de bachiller en Humanidades se matriculó<br />
en la Escuela de Medicina de la Universidad<br />
de Chile donde cursó brillantemente los seis años<br />
de estudio que en ese entonces requería la carrera<br />
de medicina, recibiendo premios y honores por su<br />
excelente desempeño 9 .<br />
REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2010; 48 (4): 356-362<br />
www.sonepsyn.cl<br />
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