7 - Chinchilla de Montearagón

Plácida Ballesteros Campos – Joaquín Molina Cantos
La ciudad de Chinchilla de Montearagón,
al igual que otras villas y
pedanías de su entorno, gusta de ese
fenómeno sociológico de compartir
en comunidad y celebrar fiestas tradicionales,
transmitidas de generación
en generación, tanto de carácter religioso
como laico. Algunas vigentes
y otras desaparecidas, no por el paso
del tiempo, cayeron en el olvido por
los nuevos roles y comportamientos,
que cambian según las necesidades y el bienestar de la comunidad; este es el ejemplo
de algunas fiestas chinchillanas que se relegaron, como la de San Pedro de Matillas,
el 29 de Junio, antiguo patrón de Chinchilla de Montearagón, que por estar
ubicada en plenas labores de recolección de las mieses fue suplantada y olvidada
por la de San Miguel Arcángel, implantadas a finales de los años 70 del pasado siglo,
tras haber quedado huérfanos los chinchillanos de su patrón San Pedro en la guerra
de 1936. Así pues, nuestros roles son los que han marcado los tiempos de las fiestas,
sus fines y objetivos concretos, como rogativas, novenas a santos y a Nuestra Señora.
Otra devoción perdida, fue la de la primera advocación mariana en Chinchilla de
Montearagón, la que podría haber sido nuestra primera patrona, la Virgen del Rosario,
traída por la Orden de Predicadores del convento de San Juan Bautista, hoy llamado
de Santo Domingo, o la primera advocación masculina de San Juan de Mayo
o de la Caridad de San Juan de Mayo, instituida en tiempos de don Juan Manuel,
desplazándose a la celebración de San Juan de Ante Portam Latinam, patrón de gran
devoción del marqués, pues en éste día 6 de Mayo, celebraba su onomástica y cumpleaños;
siendo desviada posteriormente al 27 de Diciembre. En la década de los
treinta, en el siglo XV, la fiesta volvió a la fecha originaria del mes de mayo, pues existía
una cofradía de San Juan de Mayo, de patrocinio municipal, cuyos mayordomos
natos eran los jurados de cada año.