nuestro amigo "el cura gaucho" - Salta

Dedicado a mi querida esposa
María Cristina
No hace muchos días, este ser maravilloso que fuera mi esposa, por
decisión del Supremo, partió a su lado y dejó un vacío imposible de
llenar.
Durante treinta y cinco años, compartimos una vida llena de ilusiones
y proyectos, algunos muy hermosos, otros no tanto; también
estuvieron presentes los avatares y afanes, pero lo importante es que
Cristinita siempre estuvo apoyando lo nuestro.
Me dejó tres semillas de las mejores, cada una con sus virtudes y
defectos propios de cualquier ser humano, pero por sobre todo imbuidos
de los mejores principios, inculcados por ella.
Qué sería de mi vida si no existieran estos pollos, como ella los
llamaba, ya que la sensación, al momento de su partida, fue que se
terminaba el sentido de mi vida.