Número 6, Año 2, Quinto Bimestre de 2010.

d) La cooperación para la transferencia de
tecnologías verdes, con el fin de que los países
desarrollados apoyen a aquellos en vías de
desarrollo para adoptar procesos de mayor
eficiencia y de menor cantidad de emisiones de
CO2.
e) La creación de medios de financiamiento,
donde los países que más gases de efecto
invernadero producen y que más daño han
causado al planeta aporten una mayor cantidad
de recursos para la mitigación, cooperación
tecnológica e implementación de medidas de
adaptación al cambio climático. Por ende se
busca que este fondo establezca los montos de
las aportaciones para garantizar la estabilidad y
la suficiencia de los recursos, donde se
establezcan reglas y criterios de elegibilidad en
la asignación de los mismos y la equidad en el
reparto de éstos.
Sin duda alguna el desenlace que todos
deseamos es la generación de acuerdos
jurídicamente vinculantes, aunque muchos
creen que sólo se logrará estrechar la
confianza entre las naciones y el refrendo de
los insuficientes acuerdos de Copenhague.
El mundo requiere reducir las emisiones de
CO2 en un 20% al 2020 y 50% al 2050. El
mundo requiere mecanismos de mitigación y
recursos para que los países pobres puedan
cuidar sus zonas boscosas con la misma
eficiencia que Europa. Recordemos que en
Europa cada año la superficie de bosque
aumenta en 740 mil hectáreas, ojalá esto se
logre reproducir en África y América Latina. El
mundo requiere de la generación de incentivos
para la investigación y el desarrollo de
tecnologías de baja intensidad de carbono y
que éstas sean accesibles.
Al final del día esta Cumbre ha generado pocas
expectativas, pero quizás podamos ser una
plataforma para las negociaciones de la COP
17 en Sudáfrica, que se celebrará el próximo
año.
David Agustín Belgodere "Bogus"
29 de noviembre de 2010
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