Número 78 - Cronica de Las Merindades

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LOS ALTOS
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Crónica de las Merindades Noviembre 2012
OCURRIO HACE ... 107 AÑOS
Asesinato de una mujer en Porquera de Butrón
El día 7 de junio de 1904 ocurrió en esta localidad de los Altos un sangriento drama, Clemente Gallo asesinó a su novia, Prima Ruiz
Sedano, de varias cuchilladas en el cuello después de haberla disparado con un revolver en la cara.
los hechos abandonado el cadáver
y pocos días después
fue apresado por la guardia
civil del puesto de Villalta,
ofreciendo mucha resistencia
a la detención, incluso se tiró
por una ventana para intentar
huir de los guardias.
Ya en los Juzgados de Villarcayo
el detenido confesó
su delito, dando multitud de
Clemente sacó su revolver
y acercando el cañón a
cara de Prima, la disparó
a bocajarro atravesándola
la mejilla, después la
arrojó a suelo y la propinó
varias cuchilladas en la
garganta, una de ellas la
atravesó la vena yugular y
la arteria carótida,
produciendo una
hemorragia que en poco
tiempo acabó con la vida
de la muchacha.
La defensa califica los hechos
como tentativa de violación
y un delito de homicidio
con la atenuante de arrebato y
obcecación.
El acusado, que se ha mostrado
muy sereno durante los
debates, ha confesado su delito,
aunque quitándose parte
de la gravedad que le daban
sus declaraciones del sumario,
pues negó que tuviera
preconcebido el propósito de
matar a Prima por no querer
casarse con él.
La versión que dio Clemente
durante el juicio fue que, la
joven defendiéndose como
una leona, le arrebató el cuchillo
que él llevaba, dándole
varios pinchazos, lo que le
obligó a hacer uso del revolver,
y cegado por la pasión, se
apoderó nuevamente del cuchillo
apuñalándola en el cuello
causándola la muerte.
No hemos logrado averiguar
la condena del asesino,
pero sabemos por testimonios
de gente del pueblo, que cumplida
su condena, se casó y
vivió durante años en alguna
localidad del Valle de Manzanedo.
La pareja venía sosteniendo
desde hace tiempo relaciones
amorosas bastante accidentadas,
por discusiones
surgidas entre ellos y también
por la oposición de los padres
de la muchacha a la relación.
No se sabe a ciencia cierta
si cuando ocurrió el sangriento
suceso estaba ya rota la relación
o solamente estaban
reñidos, lo cierto es que Clemente
muy irritado por el enfado
con su novia y deseoso
de vengar los desprecios de la
joven, se dirigió a las seis de
la tarde hacia el lugar donde
ella se encontraba trabajando
en labores del campo, y esperó
pacientemente a que anocheciera.
Los dos jóvenes regresaban
juntos al pueblo cuando al
llegar al término llamado
Ilustración Marta Bustamante
Fuente Otero, donde el terreno
forma una ondonada entre
los árboles, Clemente se paró
en seco y con brutales palabras
hizo una proposición a la
muchacha que ella rechazó
indignada.
No está muy claro que ocurrió
entre ambos, lo cierto que
la tenaz resistencia de la muchacha
provocó que Clemente
sacara su revolver y acercando
el cañón a cara de Prima,
la disparó a bocajarro
atravesándola la mejilla, después
la arrojó a suelo y la propinó
varias cuchilladas en la
garganta, una de ellas la atravesó
la vena yugular y la arteria
carótida, produciendo una
hemorragia que en poco tiempo
acabó con la vida de la
muchacha.
Clemente huyó del lugar de
detalles que posteriormente
rectificaría ante el jurado. Al
acto del juicio asistieron el
fiscal Don José Antonio Parga
y Sanjurjo, y como defensor
el letrado Don José María
Quintana.
Durante el juicio el Ministerio
Fiscal, en sus conclusiones
provisionales calificó los
hechos como un delito de
asesinato con premeditación
y tentativa de violación, apreciando
la circunstancia agravante
de nocturnidad buscada
a propósito, por lo que pidió
para el acusado un año, dos
meses y un día por tentativa
de violación y la pena de
muerte por el asesinato. Sin
embargo a lo largo del juicio
modificó sus conclusiones,
agregando a las anteriores la
circunstancia agravante de
haberse cometido el acto en
un despoblado.
En el lugar de los hechos se colocó una lápida como
recordatorio de la muerte de la muchacha, aún hoy
se encuentra en el lugar del crimen, si bien la
inscripción se ha borrado por paso del tiempo,
todavía se puede distinguir una cruz.