Extremófilos estelares - Espacio Profundo
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<strong>Extremófilos</strong> <strong>estelares</strong><br />
En los años ‘70, los biólogos se sorprendieron al<br />
descubrir una forma de vida que nunca esperaron<br />
que existiera. Pequeños microorganismos<br />
con un antiguo ADN vivían en los manantiales<br />
hirvientes del Parque Nacional Yellowstone. En vez de<br />
disolverse en aquellas aguas en ebullición, los microbios<br />
se desarrollaban con éxito, iluminando los manantiales con<br />
un color brillante.<br />
Los científicos inventaron entonces el término “Extremófilo”,<br />
(que significa “Amante de las condiciones extremas”),<br />
para describir a estas criaturas “y comenzó la búsqueda<br />
de otras más”. Pronto, se encontraron más organismos<br />
extremófilos viviendo a gran profundidad en el hielo de la<br />
Antártida, en los núcleos de los reactores nucleares y en<br />
otros lugares inesperados. La biología no ha sido la misma<br />
desde entonces.<br />
¿Podría la astronomía estar a punto de<br />
experimentar una transformación similar?<br />
Usando un telescopio de la NASA, llamado GALEX, los investigadores<br />
han descubierto un nuevo tipo de extremófilo: las<br />
estrellas amantes de las condiciones extremas.<br />
“Hemos estado encontrando estrellas que viven en ambientes<br />
galácticos extremos, donde la formación estelar no se supone<br />
que suceda”, explica Susan Neff, quien es científica del proyecto<br />
GALEX en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales. “Esta es<br />
una situación absolutamente sorprendente”.<br />
GALEX, son las siglas en<br />
nglés de “Galaxy Evolution<br />
Explorer” (Explorador de la<br />
Evolución Galáctica); es un<br />
telescopio espacial destinado<br />
a realizar observaciones en<br />
la zona ultravioleta del espectro,<br />
y tiene una habilidad<br />
especial: es super sensible al<br />
tipo de rayos UV (ultravioleta)<br />
que emiten las estrellas más<br />
jóvenes.<br />
Esto significa que el<br />
observatorio puede detectar estrellas que están naciendo<br />
a muy grandes distancias de la Tierra, a más de la mitad<br />
de la distancia que existe desde aquí hasta el extremo del<br />
universo.<br />
El observatorio fue lanzado al espacio en 2003 en una<br />
misión para estudiar cómo las galaxias cambian y evolucionan<br />
conforme nuevas estrellas se unen en su interior.<br />
GALEX ha cumplido con dicha misión<br />
“En algunas imágenes proporcionadas por el telescopio<br />
GALEX, vemos estrellas que están formándose afuera de<br />
las galaxias, en lugares donde pensábamos que la densidad<br />
del gas sería demasiado baja como para permitir que se<br />
produzca el nacimiento de estrellas”, dice Don Neil miembro<br />
del equipo GALEX.
Las estrellas nacen cuando las nubes de gas interestelar<br />
colapsan y se contraen bajo el tirón de su propia gravedad. Si<br />
una nube logra volverse lo suficientemente densa y caliente<br />
conforme se colapsa, puede darse una fusión nuclear y ¡voilà!,<br />
una estrella ha nacido.<br />
Los brazos espirales de la Vía Láctea son la zona denominada<br />
“Ricitos de Oro” para este proceso. “aquí en la Vía<br />
Láctea, tenemos suficiente gas. Es un lugar cómodo para que<br />
se formen las estrellas”, dice Neil.<br />
Pero cuando el GALEX mira hacia otras galaxias espirales<br />
más lejanas, ve que se forman estrellas muy afuera del disco<br />
espiral gaseoso.<br />
“Quedé anonadado”, dijo. “Estas estrellas de verdad están<br />
‘viviendo al extremo’”.<br />
Las galaxias espirales no son los únicos lugares con extremófilos<br />
<strong>estelares</strong>. El observatorio también ha encontrado<br />
estrellas que nacen: en galaxias elípticas e irregulares (de las<br />
cuales se pensaba que eran pobres en gas); en los residuos<br />
gaseosos de galaxias en colisión; en las vastas colas “de<br />
tipo cometario” que dejan atrás algunas galaxias al moverse<br />
a grandes velocidades y en las nubes de frío gas primordial,<br />
las cuales son pequeñas y apenas lo suficientemente masivas<br />
como para sostenerse a sí mismas.<br />
Adiós a la idea de la zona llamada “Ricitos de Oro”. De<br />
acuerdo con las observaciones llevadas a cabo por el telescopio<br />
GALEX, los extremófilos <strong>estelares</strong> pueblan casi cualquier<br />
esquina o rincón del cosmos en donde haya una bocanada de<br />
gas que pueda juntarse para dar lugar a un nuevo sol.<br />
“Esto podría estar diciéndonos que hay algo profundamente<br />
importante en el proceso de formación de las estrellas”, relata<br />
Neff. “Podría haber maneras de que se formen estrellas en ambientes<br />
extremos que ni siquiera hemos imaginado todavía”.<br />
¿Transformarán los extremófilos a la astronomía,<br />
tal como lo hicieron con la biología?<br />
Es demasiado pronto para saberlo, insisten los investigadores.<br />
Pero el telescopio GALEX definitivamente les ha dado<br />
algo en qué pensar.<br />
Fuente: NASA<br />
Créditos y Contactos<br />
Autor: Dr. Tony Phillips<br />
Funcionaria Responsable de NASA: Ruth Netting<br />
Editor de Producción: Dr. Tony Phillips<br />
Traducción al Español: Carlos Román Zúñiga<br />
Editora en Español: Angela Atadía de Borghetti<br />
Formato: Carlos Román Zúñiga<br />
La mayoría de los cohetes descansan sobre un pedestal de<br />
lanzamiento hasta el momento del despegue. Pero hay un pequeño<br />
cohete especial que no necesita ningún tipo de pedestal<br />
de lanzamiento. Este cohete, llamado Pegasus, recientemente<br />
puso en órbita alrededor de la Tierra el nuevo telescopio espacial<br />
GALEX de la NASA.<br />
Los cohetes Pegasus son muy pequeños y pueden transportar<br />
sólo una pequeña nave espacial que pese menos de 450 kgs.<br />
(1000 lbs.). GALEX pesa sólo 280 kg. (aprox. 617 lbs.).<br />
Pegasus funciona<br />
montandose<br />
(con la nave<br />
espacial en su<br />
interior) debajo<br />
de la panza de<br />
un avión enorme<br />
(L-1011) llamado<br />
Stargazer.<br />
Stargazer lleva<br />
a Pegasus hacia<br />
arriba, hasta una altura de aproximadamente 12 kilómetros<br />
(40,000 pies). Ésta es la altura máxima que puede volar este<br />
avión. Luego, el avión suelta a Pegasus. Durante unos pocos<br />
segundos, Pegasus cae libremente, esperando que el avión se<br />
aleje. Luego, Pegasus dispara su motor de primera etapa y vuela<br />
hacia el espacio, transportando la nave espacial el resto del camino<br />
hacia la órbita terrestre.<br />
Es menos costoso<br />
lanzar una pequeña nave<br />
espacial usando Pegasus<br />
que usando un cohete<br />
más grande que despega<br />
desde la Tierra.<br />
Pegasus tiene un ala<br />
con forma de delta (un<br />
triángulo). El ala ayuda a<br />
levantar el cohete más allá de la atmósfera de la Tierra. Pero, a<br />
diferencia de un avión, el cohete continúa más alto aunque el aire<br />
se adelgaza tanto que ya el ala no sirve de ayuda.<br />
Una vez separado del Stargazer, Pegasus demoró sólo unos<br />
10 min. más para impulsar a GALEX hasta su órbita.<br />
¡Eso sí que es rápido!