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08<br />

Hannah Maurer<br />

traducción de Gloria Martínez<br />

Entre dos postes: el hogar del portero<br />

Una posición determinada por normas, uniforme, entrenamiento y mentalidad diferentes.<br />

La psique, los penaltis y la evolución de los porteros y su inherente capacidad para hacer<br />

que los reporteros españoles griten: “¡Sin goles no hay fútbol!”<br />

ambio!” grita un amigo mientras echamos<br />

“¡Cuna pachanga. Todos oímos esa señal<br />

cada diez minutos más o menos, indicando que<br />

le toca a otra persona ponerse de portero. Levanto<br />

la mano: es mi turno en la portería. A medida<br />

que me acerco a la red, los recuerdos, musculares<br />

y mentales, me transportan a años anteriores,<br />

cuando no me ofrecía voluntaria para colocarme<br />

de portera sino que yo era la portera permanente<br />

de mi equipo. Cada partido consta de noventa<br />

minutos de vigilancia, custodiando la portería,<br />

ajustando los ángulos, observando el juego y<br />

protegiendo nuestras posibilidades de victoria.<br />

Iker Casillas, portero del Real Madrid y capitán<br />

y portero de la selección nacional española,<br />

levanta el trofeo del Mundial de 2010 por<br />

encima de su cabeza en señal de triunfo. Así<br />

como la cultura, la historia y el lenguaje han<br />

evolucionado, el fútbol también lo ha hecho. El<br />

año 1872 marca la creación de la norma que<br />

designa a los porteros como únicos jugadores<br />

que pueden utilizar las manos durante el juego.<br />

Durante 138 años, los porteros han seguido<br />

siendo los únicos jugadores que usan las<br />

manos en un juego conocido comúnmente por<br />

un nombre que, en su idioma original, alude al<br />

uso de los pies.<br />

Psicología: Freud en la red<br />

Lev Yashin en el Mundial de Inglaterra de 1966.<br />

El delantero francés Michele Platini golpea la pelota<br />

hacia la red. Luis Arconada, portero de España<br />

en la Eurocopa de 1984, parece atraparla<br />

contra el pecho. La pelota se le desliza entre los<br />

brazos rodando dentro de la portería mientras él<br />

se arrastra hacia atrás en un intento desesperado<br />

por detener lo inevitable.<br />

Juzgado por la ausencia o presencia de<br />

goles, el portero tiene la decisión del partido literalmente<br />

en sus manos. El juego del portero<br />

consiste en presión, tenacidad, peligro, un momento<br />

de alivio y vuelta a empezar. José Carlos<br />

Jaenes Sánchez, psicólogo deportivo y profesor<br />

de la Universidad Pablo de Olavide, afirma que<br />

“¿A qué portero no le atormenta<br />

el gol que deja entrar? ¡Debe<br />

atormentarle! Y si se queda tan<br />

tranquilo es que está acabado.<br />

No importa qué tuviera en el<br />

pasado; no tiene futuro.”<br />

“la duda es uno de los peores enemigos del deporte;<br />

cuando se duda, cuando no se cree… es<br />

difícil actuar con eficacia. Las creencias ayudan<br />

a los humanos a dirigir su conducta hacia un fin;<br />

si no se cree, si ni siquiera se intenta, se instala<br />

la mediocridad”.<br />

Tras permitir que se les marquen goles decisivos<br />

o, para el caso, cualquier gol, los porteros<br />

deben superar fuertes golpes a su confianza y<br />

mantener el control y la compostura. El empate<br />

de Inglaterra con Estados Unidos en el Mundial<br />

de 2010 será recordado por el fracaso del<br />

portero, Robert Green. Las noticias destacaban<br />

el error y el dolor de la derrota en el rostro del<br />

portero una y otra vez. Tras semejante escrutinio<br />

público, se sustituyó finalmente a Green por un<br />

portero que no había sufrido un golpe tan duro<br />

a su psique.<br />

Cuando se le preguntó qué motiva a un portero,<br />

el ruso Lev Yashin, conocido por ser el portero<br />

profesional más grande de todos los tiempos,<br />

respondió: “¿A qué portero no le atormenta<br />

el gol que deja entrar? ¡Debe atormentarle! Y si se<br />

queda tan tranquilo es que está acabado. No importa<br />

qué tuviera en el pasado; no tiene futuro”.<br />

Robert Greene en el Mundial de Sudáfrica 2010. / REUTERS<br />

El tormento, estado emocional básico de los<br />

mejores porteros de la historia, es un estado al<br />

que los porteros aprenden a hacer frente. El entrenamiento<br />

de un portero para hacer acopio de<br />

confianza consiste en ensayos constantes con<br />

tiros, posicionamiento, comunicación y preparación<br />

psicológica. Como portero, uno debe prepararse<br />

mentalmente para cualquier aspecto del<br />

juego, desde un tiro difícil a un penalti.<br />

Penaltis<br />

Iker Casillas mira fijamente a los contrincantes<br />

italianos. Esto le basta para hacer dos paradas<br />

durante una tanda de penaltis contra Italia en la<br />

Eurocopa de 2008, enviando a España a la final.<br />

El punto de penalti está a once metros de<br />

la línea de gol. Tras ser golpeado, el balón tarda<br />

aproximadamente dos décimas de segundo en<br />

llegar a la portería. La necesidad de fuerza en<br />

lugar de astucia obliga a los porteros a elegir<br />

un lado y tirarse; una suposición decisiva con<br />

la esperanza de acertar la dirección correcta.<br />

En un estudio realizado en 2006, Michael<br />

Bar-Eli, psicólogo deportivo que trabaja con el<br />

equipo de fútbol profesional Maccabi Tel-Aviv de<br />

Israel, intenta explicar por qué los porteros eligen<br />

tirarse hacia un lado en un 93,7% de las veces<br />

cuando el 28,7% de los tiros van hacia el centro.<br />

Bar-Eli explica que los porteros suelen elegir tirarse<br />

en lugar de permanecer en el centro debido a<br />

la “tendencia a la acción”. Los porteros han sido<br />

entrenados para parar el balón tirándose, sacándolo<br />

con los puños o por cualquier otro medio de<br />

mantener la pelota fuera de la red. Al mantener<br />

una posición central están incidiendo en una “comisión<br />

por omisión” o permaneciendo inactivos.<br />

Desde el punto de vista psicológico, los porteros<br />

han declarado que es más fácil hacer frente<br />

a un penalti marcado (el 80% de los tiros tiene<br />

éxito) cuando se han tirado y han hecho un esfuerzo<br />

en vez de mantener una posición prudente.<br />

Bar-Eli escribe que “la desutilidad asociada<br />

a perder un balón puede ser mayor cuando le<br />

sigue a un comportamiento no común (permanecer<br />

en el centro) que cuando le sigue a un comportamiento<br />

normal (saltar hacia un lado). Las<br />

únicas oportunidades de éxito que tiene el portero<br />

en un encuentro tan directo se basan en sus<br />

rápidas y afinadas reacciones y en intentar mirar<br />

fijamente a la persona que va a tirar el penalti”.<br />

Tony Bauman, mi entrenador y ex portero, reflexiona:<br />

“Los penaltis proporcionan al portero la<br />

oportunidad de interpretar el papel de héroe. Tanto<br />

la confianza como la intimidación y también la<br />

asertividad entran en juego. La intimidación, en<br />

forma de mirada destinada a reforzar la confianza<br />

del portero, tiene un efecto tan negativo en la psique<br />

del que va a chutar que todo el mundo sabe<br />

que ‘nunca se mira al portero a los ojos’”.<br />

Greg Wood de la Universidad de las Ciencias<br />

de la Salud y el Deporte de Exeter explica que<br />

cuando los que van a lanzar el balón “sienten<br />

ansiedad son más propensos a preocuparse por<br />

el portero y a centrarse en él” y, “como miran al<br />

centro, es más probable que tiren hacia el centro,<br />

siendo así más fácil la parada.”<br />

Diversidad y evolución<br />

Miguel Rodríguez en 1957. Inauguración del Estadio Universitario de Sevilla en la Macarena. / RAFAEL CUBILES<br />

Palop, portero del Sevilla FC, corre hacia el área<br />

contraria para marcar de cabeza el gol del empate<br />

contra el Shaktar Donetsk en la ronda de<br />

dieciseisavos de la Copa de la UEFA de 2007.<br />

Gana el campeonato en una tanda de penaltis,<br />

parando tres goles potenciales contra el Español.<br />

No sólo es capaz de parar goles sino también<br />

de marcarlos.<br />

Miguel Rodríguez, ex portero del Sevilla B<br />

en los años cincuenta, esboza rápidamente medio<br />

campo de fútbol e indica cómo se jugaba<br />

en el pasado. “Estaba el portero, la defensa, los<br />

centrocampistas y los delanteros. Ha cambiado<br />

mucho”. Antes, los porteros no corrían hacia el<br />

área contraria, dejando descubierta su portería,<br />

para intentar una jugada de cabeza. Los porteros<br />

se quedaban dentro del área, un dominio en<br />

el que podían utilizar todas sus aptitudes, especialmente<br />

la de tocar el balón con las manos.<br />

Pero, con el paso de los años, los entrenadores<br />

han incorporado a los porteros como jugadores<br />

polifacéticos con las responsabilidades<br />

de evitar los goles y actuar como últimos defensas.<br />

Esto es posible porque muchos de ellos<br />

tienen experiencia previa como jugadores de<br />

campo. “Durante 9 años, jugué en la posición de<br />

defensa”, comenta Adrián San Miguel del Castillo<br />

del Real Betis B. “Me cambié cuando el portero<br />

de mi equipo se fue. Necesitaban a alguien,<br />

y por eso que me ofrecí para ocupar su lugar”. A<br />

continuación añade: “Ser portero significa tener<br />

que disfrutar de tu papel en el juego”.<br />

Un cambio en la normativa en 1992 prohibiendo<br />

a los porteros tocar el balón con la mano<br />

si se lo pasan hacia atrás intencionadamente es,<br />

según Bauman, “el mayor cambio” que ha presenciado.<br />

Por eso, “se vieron obligados a mejorar<br />

sus habilidades jugando con los pies”. El<br />

entrenamiento del portero incluye ahora el juego<br />

con los pies y una colocación que da lugar a un<br />

defensa más versátil.<br />

En los últimos años, incluso se han convertido<br />

en jugadores ofensivos, como Palop demostró<br />

al convertirse en el número 11 del área en partidos<br />

cruciales. Según evoluciona el fútbol, los<br />

jugadores nunca son puramente defensas, centrocampistas,<br />

delanteros o porteros. Al haber diversificado<br />

su papel, los porteros son ahora una<br />

amenaza, con una vista panorámica del juego y<br />

su inherente liderazgo desde el fondo del campo.<br />

La portera<br />

Goalkeeper, portero en inglés, es un término<br />

neutro. En español, me llaman “la portera” (female<br />

goalkeeper). Aunque es un factor distintivo,<br />

no es nada nuevo después de los años que he<br />

jugado en esta posición, tirándome en las paradas,<br />

practicando las mismas cosas y repitiendo<br />

tantos ejercicios que he olvidado que caer al<br />

suelo es algo que normalmente se evita (a menos<br />

que esté tratando de cometer una falta).<br />

El gol más memorable que me marcaron, y<br />

lo recuerdo bien, fue una vez que me venía volando<br />

por la derecha una bandada de gansos<br />

mientras un delantero se acercaba rápidamente<br />

con el balón. ¿Debía protegerme a mí o proteger<br />

la portería? A pesar de que esa es una circunstancia<br />

excepcional, los porteros están preparados<br />

para cualquier cosa, para lo esperado y lo<br />

inesperado, para lo normal y lo irregular, para los<br />

tiros y, en este caso, para los gansos en lugar de<br />

una parada. Al tomar nuestra posición entre los<br />

postes, no somos solitarios en el campo. Más<br />

bien se nos da la bienvenida a un hogar compartido<br />

por todos los porteros del mundo.<br />

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