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27958_En tus brazosy huir de todo mal. Seduccion I

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<strong>En</strong> <strong>tus</strong> brazos... y <strong>huir</strong> <strong>de</strong> <strong>todo</strong> <strong>mal</strong>, I. Seducción —¿Y qué cuernos te pasa?—Pau, vayamos a tomar algo y te lo cuento. No aguanto más este calor,Buenos Aires hoy está que ar<strong>de</strong>.—Es que tengo clase <strong>de</strong> pilates a las seis y media —le dijo ella mientrasmiraba su reloj—. Vayamos mejor a mi casa y me contás mientrasme cambio.—De acuerdo.Metida ya en su Scirocco, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> abrocharse el cinturón <strong>de</strong> seguridad,Paula se colocó las gafas <strong>de</strong> sol y conectó su iPod a los altavocesa <strong>todo</strong> volumen. Mientras empezaba a tararear las canciones <strong>de</strong> Sin Ban<strong>de</strong>ra,salió <strong>de</strong> allí, tocó el claxon al vigilante y éste le abrió con gentilezala barrera, tomó la avenida que la llevaba a Libertador y se a<strong>de</strong>ntró en eltránsito.Mientes tan bien que he llegado a imaginar...—Qué pena que ya no estén juntos —siguió canturreando mientras conducía.Que en mi amor llenas tu piel y aunque<strong>todo</strong> es <strong>de</strong> papel mientes tan bien.Maximiliano la siguió —podía verlo por el retrovisor— hasta suapartamento, que quedaba muy cerca <strong>de</strong>l trabajo, y Paula metió el cocheen el garaje, puesto que pensaba ir al gimnasio caminando. Maxi estacionósu automóvil y ella se apresuró a sacar sus cosas <strong>de</strong>l asiento trasero,pero él ya la esperaba junto a la puerta <strong>de</strong>l ascensor con la mano extendidapara que no se cerrara. Ella corrió para alcanzarlo y sus tacones retumbaronen el aparcamiento subterráneo haciendo eco.—¡Qué calor hace! —se quejó ella.—Sí, es terrible, sólo a vos se te ocurre ir al gym a sudar en un díacomo hoy.—¡Ay, amigo!, es que llega el verano y para lucir mi biquini sin culpa<strong>de</strong>bo bajar los kilitos <strong>de</strong> más que he acumulado en invierno.—Pero ¡si estás impresionante, tenés un culo que hace <strong>de</strong>lirar a más<strong>de</strong> uno! —Maxi sonrió con picardía mientras se lo miraba con <strong>de</strong>scaro—.11

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