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Ignacio Doménech, autor y editor culinario - Cincinnati Romance ...

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10MARÍA DEL CARMEN SIMÓN PALMERadopta la forma de diálogo entre dos hermanas, Rosina de dieciséis años y Luisita dedoce, y aprovecha para que citen su obra Marichu.Tiene sus ideas muy claras respecto a la mujer: “no soy refractario a las mujeressabias; pero creo que a la generalidad le es más útil saber poner el cocido que resolveruna ecuación de tercer grado” (EGB 1912: 65).En cualquier caso, <strong>Ignacio</strong> Doménech ignora a las cocineras de su tiempo y a lasmujeres que se atreven a publicar recetarios, pero deja que otros expresen su opinión,como su íntimo amigo Teodoro Bardají, mejor escritor, o Antonio Zozaya en el prólogoa su libro La cocina vasca, donde aprovecha para atacar a Pardo Bazán y Carmen deBurgos, aunque sin nombrarlas y así, mientras Doménech “es un artista y un higienistade pluma y escalpelo aristocráticos”, sus libros no son simples y rutinarios recetarios:“como los de las literatas que coleccionan fórmulas contradictorias, sin formarse remotaidea de las principales reglas generales ni de la importancia de los condimentos y, desdeluego, sin haberse acercado a la mesa de operar ni a un hornillo.”Igual de agresivo y directo es Bardají, que piensa lo mismo que Zozaya sobre elintrusismo profesional de los escritores y así va a expresarlo en El Gorro Blanco.En su artículo El carácter de las mujeres según sus actitudes en la mesa, Doménech, trasdescribir los diferentes tipos de féminas, concluye que la más conveniente para unhombre es aquella “que come ni deprisa ni muy despacio, sabiendo lo que come; estoprueba que el gusto está en ella bien educado y que las que se llaman pequeñeces caserastienen para ella cierta importancia” (EGB 1925: 50).Su estilo al escribir no es muy cuidado, y en ocasiones utiliza términos inexactoso erróneos, pero como hombre inteligente, se cura en salud y lo reconoce. Esconsciente de sus limitaciones como escritor y se justifica con un ataque a losprofesionales de la pluma que se atreven a publicar sobre cocina:No se esperen prodigios literarios. Es lamentable que existan literatosque sin tener mas conocimientos que los adquiridos en los libros o porhaberlos oído, escriben libros de cocina que no tienen otro mérito que elestar bien escritos, pero que son completamente inútiles si se quierepracticar. Rarísimo es que un buen cocinero haya compuesto unhermoso trozo literario como que un excelente escritor hayaconfeccionado para unos cuantos gastrónomos tolerantes un menúaceptable (Doménech, La nueva cocina elegante).Hay que destacar los asuntos prácticos, entonces poco tratados, de que se ocupóen sus libros, desde el carnet pequeño con recetas de cocina para que los deportistas yexcursionistas lo llevaran en su mochila (Doménech, El carnet), hasta las recetas para quelas niñas aprendieran a guisar, o los menús para guardar la abstinencia (Doménech,Cocina infantil ).<strong>Cincinnati</strong> <strong>Romance</strong> Review 33 (Winter 2012): 4-26.

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