12 el mensual de 20 minutosFechas claveen la luchacontra laesclavitudEspaña suscribeuna serie detratados con GranBretaña en los quese prohibía elcomercio deesclavos.1926La Sociedad deNaciones reconocela necesidad de«prevenir que eltrabajo forzosoderive encondicionesanálogas a laesclavitud».La ONU define unaserie de prácticascomo similares a laesclavitud y legislacontra ellas,incluyendo el trabajopor deudas.La Unión Africanadeclara que «todaslas formas deexplotación ydegradación <strong>del</strong> serhumano,particularmente laesclavitud (...),serán prohibidas».o1794oo1814oooooo1956o1981ooLa Franciarevolucionariaabole la esclavitud,aunque el decretoserá revocado añosmás tarde porNapoleón.18641948Abraham Lincolnfirma la enmienda12 a la Constituciónestadounidense, enla que se decreta laabolición de laesclavitud en todala Unión.El artículo 4 de laDeclaraciónUniversal de losDerechosHumanos declara:«Nadie estarásometido aesclavitud ni aservidumbre. Laesclavitud y la tratade esclavos estánprohibidas en todassus formas».El Consejo deEuropa llama acombatir el tráficode seres humanos ya garantizar laigualdad de género.2005FOTOS: GTRES>>> desde el año 2005, había trasladado aunas 8.000 mujeres rusas para su explotaciónsexual en España, con el pretextode falsas ofertas de trabajo.Y, sin embargo, la misma palabra ‘esclavitud’sigue evocando en la sociedad imágenesde otro tiempo, de una lacra superada.Se piensa en un esclavo como enalgo extraño, anecdótico, y, en cualquiercaso, completamente ajeno. «La sociedadpercibe la esclavitud como un problema resuelto»,explica a el mensual de 20 minutosKarlee Sapoznik, presidenta y cofundadorade la organización Alliance AgainstModern Slavery (Alianza Contra la EsclavitudModerna): «Uno piensa: ‘Yo no tengoningún esclavo y, por supuesto, estoycontra la esclavitud, así que no soy responsable’,pero lo cierto es que estamos todosimplicados, porque consumimos a diariocientos de productos producidos por esclavos,desde un ordenador portátil hasta unatableta de chocolate».La mayor parte de los expertos consideranque para que pueda hablarse de esclavitudtienen que darse tres condiciones básicas:ser forzado a trabajar sin recibir un salario,trabajar bajo el uso de la violencia directao de amenazas y no poder escapar. Kevin Bales,fundador de la organización británicaFree The Slaves (Liberad a los <strong>Esclavos</strong>), describea un esclavo como «cualquier personaque es tratada como mercancía, enlugar de como un ser humano con necesidades,sentimientos y derechos».No todas las personas que trabajan encondiciones precarias son, sin embargo, esclavos.En este sentido, Francisco Rico,abogado especialista en refugiados y derechoshumanos, explica que la terminologíaes importante: «Yo prefiero hablar detrata de personas, y no por minusvalorar elproblema, sino por una cuestión práctica.No me importa que se aproveche lafuerza <strong>del</strong> término ‘esclavo’ para crear conciencia,pero a veces es más efectivo, anteun juez, utilizar términos que están mejorregulados en las leyes. Es más difícil queprospere una denuncia por esclavitud queuna denuncia por trata de personas. Y loimportante es que en la trata ya están incluidosmuchos de los elementos que definenla esclavitud, es decir, explotación,servidumbre, maltrato, abuso y opresión».Personas con discapacidadvendidas por 60 eurosUno de los casos más impactantes deesclavitud contemporánea salió a la luz enChina en septiembre de 2011, cuando lasautoridades informaron de que habíanrescatado, en la provincia de Henan, a30 trabajadores con graves discapacidadesmentales que estaban siendo tratados comoesclavos en una fábrica ilegal de ladrillos.Según informó France Press, citando fuentesoficiales, las víctimas recibían palizas deforma regular. Algunos habían estadotrabajando sin salario durante más de7 años. Tras ser liberados, las autoridadescomenzaron a buscar a sus familias, pero ladiscapacidad que sufrían muchos de ellosles impedía identificarse o dar referenciassobre sus familiares. El diario oficial ChinaDaily indicó que la mayoría habían sidosecuestrados en sus pueblos y vendidosdespués a los dueños de la fábrica por entre300 y 500 yuanes (de 36 a 62 euros).400millones de niños viven en situación de esclavituden el mundo, según denunciaba el pasado mes deabril la Confederación Española de ReligiososLa esclavitud contemporánea tiene muchascaras. Un informe respaldado por laUnesco enumera siete: la esclavitud doméstica,la esclavitud por deudas, loscontratos esclavistas, el trabajo forzosopara el estado, la prostitución forzada, losmatrimonios forzosos y la esclavitud entiempos de guerra. «Las formas de esclavitudson muchas, pero las víctimas sonsiempre los más vulnerables, los discriminados,las niñas, los pobres... Y caer enla esclavitud es más fácil cuando no tienesque comer o necesitas una medicina»,señala Sapoznik. «El caso de las mujeresesclavas en Occidente, por ejemplo,nos toca de cerca, y no solo estamos hablandode prostitución, sino tambiénde niñeras o empleadas domésticas, muchasde ellas inmigrantes, que trabajanen condiciones de auténtica esclavitud,porque de ello depende que puedan seguiren el país».La exclusión social no es, sin embargo, unagarantía de inmunidad. Jasmine (prefiereno dar su apellido) no pertenecía aninguno de estos grupos teóricamentevulnerables: «Yo iba a la universidad, noprocedía de la calle, tenía una familia queme quería y que me había educado en valoresmuy firmes... Pensaba que algo asíno podría pasarme», explica: «Tenía 18años». Ahora, Jasmine se refiere a sí mismacomo una superviviente <strong>del</strong> tráfico deseres humanos, y se recupera en Toronto,Canadá, donde vive, de una pesadilla quela marcó para siempre.«Todo cambió cuando empecé a obsesionarmecon las cosas materiales, con ellujo. Quería joyas de Tiffany, un Mercedes,un Rolex...», cuenta Jasmine. «Empecéa trabajar como camarera en un clubpara poder pagar mis caprichos, luego comostripper, solo los fines de semana...Hasta que conocí al que iba a ser mi chulo.Era un hombre encantador, rodeadode todo el lujo al que yo aspiraba. Duranteseis meses pareció un sueño. Me dabatodo lo que quería y yo podía llegar aganar hasta 10.000 dólares [unos 7.800euros] por noche. Pero después empezaronlos golpes, la nariz rota, lesiones entodo el cuerpo, sangre, quemaduras. Y cadavez peor. Estaba atrapada, forzada aprostituirme, esclavizada. Pensaba que
el mensual de 20 minutos 13RAIMUNDO ELDIA, BRASIL«Bebíamos agua de un pozo sucio»«Siempre estuve quemando árboles, durmiendo en chozas de paja en lugares incomunicados.Después <strong>del</strong> incendio, llega el ganado, la selva desaparece para siempre». Raimundo ElDia tenía66 años cuando fue liberado, en 2005. Vivía en condiciones de esclavitud en la Amazoniabrasileña. El Grupo Móvil <strong>del</strong> Ministerio de Trabajo de Brasil y la Policía Federal liberaron a ungrupo de 10 personas en la fazenda Rio dos Bois, en el estado de Pará, a unos kilómetros de laautopista Transamazónica. A pesar de la dureza de su situación, Raimundo no era consciente desu esclavitud. Siempre había vivido así. «Nunca en mi vida tuve documentos. Ni un contrato detrabajo. Nada de nada», afirma cabizbajo. Raimundo no ganaba un solo real. Era un esclavo. Laesclavitud en el sur <strong>del</strong> estado de Pará y en buena parte de la Amazonia es algo habitual. Tantoque a la zona se la conoce como el «expreso de la esclavitud». En algunos casos, los trabajadoresretenidos se endeudan incluso, pues tienen que comprar los alimentos a precios abusivos. Apesar de los esfuerzos <strong>del</strong> Gobierno de Brasil, en el gigante latinoamericano todavía hay cerca de40.000 esclavos, según la Organización Internacional <strong>del</strong> Trabajo (OIT). En la fazenda Rio dos Boisno había agua potable. Tampoco comida. «Bebíamos agua de un pozo sucio. Comíamos carnesolo cuando moría una vaca. Sobrevivimos con arroz y frijoles», afirma Raimundo. Cuando entróen los juzgados de la ciudad de Pacajá, la más próxima a la fazenda, escoltado por la PolicíaFederal, miró el techo de la sala con sorpresa. Nunca, tras décadas deambulando por los tórridossubmundos de la Amazonia, había visto un aparato de aire acondicionado. BERNARDO GUTIÉRREZBERNARDO GUTIÉRREZtal vez si le daba más dinero dejaría de pegarme.Me sentía demasiado aterrorizadacomo para escapar, pedir auxilio.Hasta que nació mi hija y entonces supeque tenía que salir de allí como fuera. Mepuse en contacto con un grupo de ayuda yacudí a la policía». Jasmine trabaja ahoraactivamente con la organización Sextrade101,tratando de prevenir casos comoel suyo y ayudando a otras víctimas a travésde su testimonio.Según datos oficiales citados por el mencionadoinforme <strong>del</strong> Departamento de Estadode EE UU, aproximadamente un 20%de las mujeres que practican la prostituciónen España lo hacen de forma forzada, víctimasde organizaciones criminales. Perolas formas de explotación definibles comoesclavitud existentes en nuestro país nose limitan al tráfico sexual. El informe destacaque muchos de los inmigrantes sin papelesque trabajan en la agricultura, en laboresde limpieza o en el servicio domésticono reciben salario alguno, o sonamenazados con denuncias a las autoridades(es decir, con la deportación) si intentanrebelarse. El estudio señala tambiénque el Gobierno ha dado pasos positivoscon el endurecimiento de penas en el CódigoPenal, pero añade que aún queda muchopor hacer, especialmente en lo referido a losinmigrantes.«¿Cuánto dirías que cuesta comprar unesclavo actualmente, de media, en el mundo?»,pregunta Karlee Sapoznik. «90 dólares.70 euros». Y añade: «Hay estudios queaseguran que con 10.800 millones de dólarespodría acabarse con la esclavitud en 25años. Parece mucho, pero es lo que gastanlos estadounidenses en el Día de San Valentín».Según un informe de la ComisiónEconómica para Europa de Naciones Unidas(Unece), traficantes de personas y esclavistasingresaron en 2004 entre 5.000 millonesy 9.000 millones de dólares.No todo son malas noticias. En los últimosaños ha habido importantes progresos enla lucha contra la esclavitud, gracias, sobretodo, al trabajo de concienciación quedesarrollan organizaciones como Anti-Slavery International, Free The Slaves,Stop The Traffik o la propia AllianceAgainst Modern Slavery. Algunas grandesempresas han empezado a boicotear productosprocedentes de la esclavitud, y elParlamento Europeo, por ejemplo, rechazóel año pasado un acuerdo comercialcon Uzbekistán que conllevaba la comprade algodón producido mediante trabajoforzado.Como ha dicho el secretario general <strong>del</strong>a ONU, Ban Ki-moon, «para erradicarlas formas contemporáneas de la esclavitudnecesitamos nuevas estrategias quepuedan unir a todos los agentes. Los gobiernostienen la responsabilidad primordial,pero corresponde al sector privadodesempeñar una función integral».La esclavitud, señala Kevin Bales, el fundadorde Free The Slaves, podría estar al bordede la extinción definitiva, «pero tenemosque darle el empujón final».■