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octubre # 97 Revista Digital miNatura 1 - servercronos.net

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<strong>octubre</strong> # <strong>97</strong> <strong>Revista</strong> <strong>Digital</strong> <strong>miNatura</strong> 13Ciclos NocturnosLlegado el plenilunio, Jack Calabaza enterraba sus huesos en el linderode la senda que lleva al árbol de los ahorcados. Desde este particularescondrijo, asaltaba a los viajeros incautos, espantando a sus monturas,helándoles la sangre, dejándolos bien muertos.Era, sin duda, un atípico espantapájaros, sin ramas secas que sostuvieran sucuerpo de paja —pues no hay ramas muertas que tengan ese color marfileño—,ni botones a modo de ojos. Una calabaza labrada el Día de los Muertos, Diossabe hace cuantos años, le brindaba todos sus rasgos, ventanas —boca, ojos,hocico- al fuego —que constantemente ardía en su cerebro.Mal aliado era éste de su frío pecho sin corazón, en el que mil sabandijasretozaban con malos sentimientos susurrándole cuál sería su próxima travesura."Roba los niños al molinero, quema los silos de cinco aldeanos, mata a los gatosque no sean atigrados".Jack se sonreía con aquellas cantinelas, pues todas le parecían factibles y, almismo tiempo, en algo aburridas. Finalmente, si la luna no brillaba con suficientefuerza, ignoraba el latido de su sangre de elfo, que le incitaba a emboscarse paraextraviar los caminos de los viajeros, y convenía con mil demonios en hacer lapeor de las diabluras.Salía entonces envuelto en la noche, flotando en su capa, y se deslizaba comouna culebra por los tapices de la hiedra. Luego se agazapaba en el alfeizar dealguna ventana y aguardaba con siniestra paciencia velando el sueño de los niños.Las horas se le hacían cortas contemplando su plácido dormitar, breves comosuspiros. El tiempo no era nunca excesivo cuando la recompensa era toda aquellaternura. Llegado el plenilunio, Jack Calabaza enterraba sus huesos en el linderode la senda que lleva al árbol de los ahorcados.Juan Ángel Laguna Edroso (España)/ Ilustrado por Pedro Belushi

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