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La droga no está liberada: Malova - SEMANARIO LA GACETA

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28DEL 1 AL 7 DE JUNIO DE 2009Salvador Carrillohabla_arte@hotmail.comDIMENSIONES DE <strong>LA</strong> PERSONA HUMANAIntento hacer un esfuerzo por entender un poco las dimensionesde la persona humana en este tiempo que me tocó vivir:En un mundo capitalista y con una e<strong>no</strong>rme tendencia al individualismo,la situación actual se ha convertido en otra inhóspita; y es asíque me enfrento de repente a vivir otra alternativa, el colectivismosocialista. Ambas concepciones <strong>está</strong>n negando la personalidad del serhuma<strong>no</strong> y lo han considerado, únicamente, como un elemento más dela cadena de producción y de consumo: “Compro, luego existo”.<strong>La</strong> persona humana sólo reco<strong>no</strong>ce su identidad como tal cuandocomienza su desarrollo huma<strong>no</strong>, cuando acierta a comprender que“ser huma<strong>no</strong>” es aquel que cuando se ve en los ojos de otro ser huma<strong>no</strong>,para estar dos en presencia recíproca y auténtica, se realiza yse descubre cada vez más así mismo en el encuentro del u<strong>no</strong> con elotro.Veo que el verdadero encuentro de la mujer o del hombre consigomismo sólo será posible cuando se traspasen las barreras delindividualismo y de las ansias de tener y de la ilusión del hacer parareco<strong>no</strong>cer a los demás en toda su alteridad (descubrimiento que mi“yo” hace del “yo” del otro. Es crear un mundo de imágenes del otropara descubrir “el <strong>no</strong>sotros”, que más allá de sus múltiples diferenciasse convierten en representaciones del “mi mismo”), y verse a sí mismoal encuentro y con los otros; es decir con la comunidad.Me doy cuenta de que la persona es un ser provisto de intimidad,con una dimensión espiritual y de alguna manera abierto a los demás.Es decir, que la persona necesita de la convivencia con el otro y al mismotiempo de la reflexión de la vida interior. <strong>La</strong>s dos formas integran elser de la persona humana. También el hombre es historia y hace historia.Hoy debo seguir en la lucha por hacer conciencia de mi dimensiónpolítica y social; y como persona y como parte de la comunidad midesti<strong>no</strong> <strong>está</strong> llamado a reparar o a llenar el hueco de la ausencia deotros que <strong>no</strong> respondieron ni responden a ese llamado social.En la construcción de un mundo mejor sólo la reconstrucción deuna auténtica fraternidad humana será el cultivo para una nueva sociedad.El consumismo, el hacer continuo, el decir, el ambicionar, elviajar sin rumbo y el tener se enfrentan a la crisis de crecer, de amar yde ser, y confrontan con el compromiso social, familiar y comunitario.Se <strong>está</strong> construyendo un mundo sin Dios. <strong>La</strong> lucha permanente,entonces, de la persona humana es tratar de ser, cada vez más, u<strong>no</strong>mismo para dejar de ser lo que los demás quieren que u<strong>no</strong> sea: Sermás u<strong>no</strong> mismo y dejar de complacer a los demás.En la actualidad persiste una visión reduccionista de la personahumana, se ve desde su corporeidad (que es la visión materialista),como objeto de placer y de consumo (punto de vista hedonista), comoparte del engranaje laboral y social (punto de vista sociológico) e inclusocomo ser llamado exclusivamente a la espiritualidad r<strong>está</strong>ndoleimportancia moral a su corporeidad sexuada. <strong>La</strong> persona humana, alfin, es cuerpo y espíritu, es dignidad y relación; por lo tanto es dueñode su desti<strong>no</strong>. “Los seres huma<strong>no</strong>s somos una tarea infinita” (ImmanuelKant, filósofo alemán, escritor de “Crítica de la Razón Pura”(1724-1804).El ser huma<strong>no</strong> es a su vez un ser para sí mismo, que tiende aldominio de su entor<strong>no</strong>, tratando de blindarlo para apropiarse de él deuna forma egoísta, y al mismo tiempo es un ser dotado de inteligenciay de conciencia, llamado a salir de sí mismo, a darse por altruismo yproyectarse, en otros, por amor.ulises_cisneros@hotmail.comEn un merecido reco<strong>no</strong>cimiento a la trayectoriade la actriz, maestra y directora de teatro, doñaSocorro Astol, el Instituto Sinaloense de Culturaimpuso su <strong>no</strong>mbre a la recién remodelada salaque, durante años, fue co<strong>no</strong>cida como “Lumiere”en el Centro Cultural “Genaro Estrada”.El hecho en sí es de absoluta justicia a la memoriade esta mujer extraordinaria que vivió enCuliacán hacia mediados del siglo XX y que durantecasi treinta años estuvo a cargo del TeatroUniversitario Sinaloense (TUS), grupo en el que sefogueó la mayoría de los actores de Culiacán.A los jóvenes de ahora poco les puede decirel <strong>no</strong>mbre de la señora Astol, pero para quienesfueron asiduos asistentes a sus montajes teatralesdesde los años 50 en los escenarios del ParaninfoUniversitario en el edificio central de la UAS (salacon un <strong>no</strong>mbre más despampanante que sus realescondiciones físicas) o del Seguro Social y delparque Constitución, su <strong>no</strong>mbre era más que familiar.Al lado de su esposo, don Manuel SánchezNavarro, doña Coco dirigió decenas de obras delteatro clásico, españolas y mexicanas, que fueronlas delicias de un público siempre fiel a las produccionesde la universidad.Contra viento y marea, <strong>no</strong> obstante las vicisitudesde la misma institución, doña Coco estuvoal pie de la cureña hasta su fallecimiento en 1983,luego de una postración de salud que <strong>no</strong> le impidió,sin embargo, participar por última vez enun montaje de Óscar Liera, a quien, de maneranatural, entregó la estafeta del teatro universitarioal fundarse ese mismo año el TATUAS.Óscar siempre mantuvo en alto el respeto y laadmiración a doña Socorro, a quien co<strong>no</strong>cía desdeniño como espectador de sus obras. En reiteradasocasiones, Liera sostuvo que la tradición teatral deCuliacán tuvo en ella el eslabón más sólido en susdiversas vertientes de formación, representacióny difusión artísticas.Fue durante el periodo del rector de la Universidadde Sinaloa, Humberto Bátiz Ramos, cuandodoña Coco inició su trabajo en la institución. Habíafundado el grupo de Teatro Experimental Sinaloense,casi a la par de Vicente Echeverría con elTUS. Ambos grupos descollaron durante los años50 por sus puestas escénicas de la nueva dramaturgiamexicana, representada por Rodolfo Usigli,Emilio Carballido y Sergio Magaña, entre otros.En una época maravillosa para el teatro universitario,junto con Roberto Hernández Rodríguez,Juan Macedo López y Miguel Tamayo, doña CocoTeatro “Socorro Astol”Ulises Cisneroshizo giras por todo el estado, además de las que anivel nacional resaltaron el teatro sinaloense.En esa epopeya que representó acudir a losranchos y pueblos, la gente identificó su <strong>no</strong>mbre yla calidad de sus montajes. Al grito de “¡Ahí vienela comedia!, fueron innumerables las veces que elpueblo disfrutó de la magia teatral cuando aún <strong>no</strong>existían televisores en los hogares.El gran titiritero, Pedro Carreón, amigo y partícipecon doña Coco en las giras, me relató las mily un anécdotas que les ocurrieron a “las pancartasde artistas” que, polvorientos y trasegados, volvíancon el premio de los aplausos.A eso y más estaba ella acostumbrada. Nacidaen 1916 en el se<strong>no</strong> de la compañía teatral desu madre, la actriz chilena, Socorro Astol, actuódesde la cuna en la primera oportunidad que fuerequerida. Fue hermana de Fernando Soto “Mantequilla”y, por añadidura, tía de la actriz VerónicaCastro. El prestigio de su madre <strong>está</strong> asociadoademás al de Virginia Fábregas y Esperanza Iris.<strong>La</strong>s tres fueron las máximas figuras teatrales deprincipios del siglo XX en México.A su vez, doña Coco fundó la Carpa “Colonial”con su esposo y recorrió todo el país antes deestablecerse en Culiacán a fines de los 40, dondese puso a producir radioteatro en la XEBL con unaserie de obras diarias que, entre un corte comercialy otro, mantuvieron la atención de los radioescuchasde aquel entonces.Luego vi<strong>no</strong> el capítulo del teatro universitarioy allí vertió su experiencia y co<strong>no</strong>cimientos en decenasde jóvenes como Rodolfo Clark Rea, MarthaSalazar, Antonio García, Inga Pauwells, Jorge Cázarezy Héctor López Gámez, entre otros.Fue siempre una constante en ella su amor alteatro. Aun en las condiciones me<strong>no</strong>s propicias,ella provocaba el hecho teatral, como se dice enla jerga. Tenía la habilidad de involucrar a sus actores,<strong>no</strong>veles o ya curtidos frente al público, en elsentido de verdad escénico y de dirigirlos haciendoaflorar su naturalidad y espontaneidad en lasperipecias de una trama.Una dama, una señora bonita y amable, unagran co<strong>no</strong>cedora de las obras clásicas, doña Cocoaunó a su talento las virtudes de la sencillez y dela modestia. Eligió vivir en Culiacán para forjar sufamilia y, a la par de su compañero, el caballerosodon Manuel, mantuvo vivas en nuestra tierra lasluces del arte teatral.Escuche “<strong>La</strong>s Alas del Caballo” por RadioUAS (96.1 de FM), de lunes a viernes, a las11 de la mañana.

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