ACTUALIDAD <strong>32</strong> 18 (6) (4) (9) (10) (11) 1) El Intendente, flanqueado por Iacouzzi, Costa, Ranne y Valle. 2) Paula Gómez Kerbs recibe su premio. 3) Guzmán guarda una bandera en el “Cofre Centenario”. 4) La caminata deportiva por la avenida. 5) Varios conjuntos locales bailaron la “Zamba de Escobar”. 6) Zucarelli recibió el diploma de manos del diputado nacional Jorge Landau. 7) A Selva se lo entregó el secretario del HCD, “Coty” Rognone. 8) Ruiz junto al presidente del HCD, Elio Miranda, tras recibir su distinción. 9) El Intendente homenajeó a Curlo. 10) Carboni se llevó diploma y placa. 11) “Pichín” Ameghino, a pura emoción. 12) Los Quilla Huasi cerraron la velada en el Seminari. (12) (3) (7) (8) (2) (5)
CANIO NICOLA IACOUZZI “Escobar está dormido, este camino no nos lleva a nada” Fue uno de los fundadores del distrito y partícipe del nacimiento de varias instituciones. Tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, dejó su Italia natal de grande para edificar una nueva vida, que terminó siendo notable. En la historia de Escobar de las últimas cinco décadas, su nombre aparece a cada página, generalmente ligado a la creación de alguna institución. Sin embargo, el ingeniero Canio Nicola Iacouzzi tenía 33 años y apenas si sabía dónde quedaba Argentina. Ahuyentado por la miseria de su Italia natal de posguerra, y con una familia que mantener, llegó al país en 1949 y al año siguiente recaló en Escobar. Poco después, sin darse cuenta, empezó a convertirse en uno de los “hombres imprescindibles” de los que habla Bertolt Brecht. Entre otras participaciones sociales trascendentes, integró la Comisión Pro Creación del partido de Escobar, en la que tuvo a su cargo el trazo de la geografía del distrito. Injustamente, el 8 de octubre pasó sin que su palabra se escuchara en los actos oficiales. Por eso, DIA <strong>32</strong> tocó el timbre de su casa de la calle Colón, donde vive desde 1954, y las puertas se abrieron de par en par. “No me quiero llevar nada al otro lado, lo quiero dejar todo aquí”, aclaró a sus visitantes apenas se encendió la luz roja del grabador. Con 92 años y una lucidez que impacta, Canio Iacouzzi tiene mucho para contar. ¿Cuál es la fórmula para tener tanta vitalidad a su edad? No he tenido una vida fácil, solamente pensar en la campaña rusa es algo terrorífico. Quizás sea porque soy creyente, pero siempre sentí que algo alimentaba mi fe de que me iba a salvar. Creo que el sacrificio, si está hecho en condiciones anímicas no completamente negativas, porque si CRITICO. Iacouzzi no ve bien a Escobar. no uno se va al bombo, también ayuda a vivir. Pero lo más importante es tener una vida sana. La gente piensa que por tener un físico a su disposición puede hacer lo que quiere. Y ahí está el error más grande: lo que tenemos es regalo de la divina providencia, es un capital que debemos saber administrar. ¿Pensó hasta qué edad le gustaría seguir viviendo? No me interesa, estoy bien, siempre ocupado con algo. Eso es muy importante, no hay que oxidarse. Recuerdo que cuando me llegó la jubilación quedé un poco contrariado. Fue tremendo. Pero yo había dicho que jamás iba a ir a sentarme al banco de la plaza. Y lo primero que hice fue dedicarme a la cría de chinchillas, algo realmente maravilloso. ¿Así que es usuario frecuente de Internet y hasta tiene Facebook? Internet es una maravilla, un pozo sin fin. Cuando descubrí su valor empecé a hacer audiovisuales. En Facebook me pusieron pero no lo uso, me da la sensación de estar desnudo en medio de una muchedumbre. Es lo peor que he visto en la computadora. NUESTRA GENTE EL PAiS DE oriGEN ¿Cómo era su vida en Italia, allá por los años ‘40? Yo abandoné mis estudios, después los retomé y me recibí en 1948. Cuando tuve el título me pareció haber tocado el cielo con el dedo, pensaba que había resuelto todos mis problemas. Pero ahí empezaron. Estaba casado, con dos hijos y la situación de Italia en 1949 era desastrosa. Teníamos estampitas que se cambiaban por alimento y con eso había que vivir. Busqué trabajo por todos lados, deshojé toda la margarita y no sabía qué hacer. ¿Cuándo decidió dejar su país? Mi cuñado había venido acá en 1948, como empleado del Banco de Nápoli, que después desapareció. Al año siguiente le envío los documentos a mi hermana para traerla y ahí se me prendió la luz: le pedí que nos prepare los papeles para que también podamos venir con mi señora y mis hijos. En mi familia se armó un batifondo terrible, cinco de los catorce que éramos nos íbamos de golpe. ¿Cuál fue su primer destino en Argentina? Al primer tiempo fui a parar a Lanús Oeste, donde viví unos ocho meses, hasta que conseguí alquilar una casa en Escobar. Me levantaba todos los días a las 4 de la mañana para llegar acá a las 7, a una fábrica de ladrillo hueco. A los chicos los veía los domingos, porque hasta los sábados trabajaba. Al comienzo fue una vida bastante dura. ¿Qué determinó su llegada a Escobar? sigue en P.20 19