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Claudio Castillo: <strong>TEATRO</strong> <strong>COMPLETO</strong><br />
Mujer: No tuvo ni mujeres ni hijos ni ganas de vivir… Es mejor que<br />
te murieras, ojalá que te metas a beato, poco te falta, o que te metas a puto,<br />
poco te falta, o métete a ladrón de pecados, o dile a los profetas que hablen<br />
con los limosneros del cielo para ver si te echan una ayudadita… Te moriste<br />
por miedoso, para no meterle el pecho al asunto que dejó pendiente el profeta,<br />
o a lo mejor no estás muerto y te haces el dormido… Eras egoísta, por<br />
eso te moriste, para no enseñarnos a leer.<br />
(Hombre Cuatro va a sentarse en la parte central de la puerta).<br />
Hombre Uno (Deja de tocar la armónica desde su sitio): No dejó nada<br />
que se pareciera a la alegría… Siempre dijo que los pobres no deberían<br />
podrirse para que tuvieran santos pobres y no fueran igual a los santos<br />
ricos, que los pobres les piden y no les paran bolas… Siempre es la misma<br />
necesidad, como si los ricos y los santos se pusieran de acuerdo… Él se dio<br />
cuenta de que la cosa no podía ser así, y eso se lo van a cobrar los muertos<br />
pobres que están allá arriba: le van a entrar a carajazo limpio, por no haber<br />
hecho nada… Lo único que hacía era enseñarnos a leer en los periódicos,<br />
para que durmiéramos con pesadillas… Ojalá que te maten a coñazos<br />
allá en el cielo o en el infierno… ¡Vamos a ver si encontramos un profeta<br />
arrecho!… ¡Tiene que haber alguno!<br />
(Los demás bajan y toman sus carretillas y se van yendo lentamente<br />
mientras cae el telón).<br />
FIN DE DESDE QUE DIOS AMANECE