número

24 de febrero:
para celebrar la identidad
Bajo la techumbre verde, los Bachilleres forman
parte del festejo anual del 24 de febrero, Día de la
Bandera; en el ambiente caluroso, ven y escuchan a
las bandas de guerra que retumban con trompetas
y tambores.
En el patio del Plantel 7 Iztapalapa los jóvenes
leen, tuitean, platican, hacen rueditas y comentan
la tarea, hay quienes se sientan y abren su cuaderno,
otros se reúnen para ver a la escolta del Plantel
14 Milpa Alta.
La banda de guerra del agrupamiento de granaderos
se une a la de niños de la delegación Iztapalapa
para hacer que el sonido sea más potente,
estos pequeños con boinas azules y motivos violeta
llaman la atención de los adolescentes, no sólo por
la edad, sino por su sincronía.
Los jóvenes atienden y se unen para cantar fuerte
el himno nacional, saludan a la bandera. El maestro
de ceremonias da las instrucciones respectivas,
está a punto de terminar. Rompen filas y se diseminan
los alumnos hacia los salones, a los talleres o a
otros edificios.
El patio se va vaciando. En la pared exterior de la
biblioteca hay un periódico mural. Un par de alumnas
toma apuntes de los diversos estandartes y banderas:
el de Hernán Cortés, el virreinal, el imperial
de Iturbide, el del Ejército Trigarante, el Insurgente,
el porfirista, el actual; el título: “24 de febrero. Simbolismo
e identidad a través del contexto histórico
de la Bandera de México”. Una de ellas dice: “¿Ves
cómo sí era Trigarante la de los colores en diagonal?”.
“Pero yo no me refería a esa, sino a la del
águila con corona: el imperial”. Y a unos metros
de ellas, en lo alto del asta, se ve ondear la Bandera
Nacional.
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