Literariamente ~ Junio 2016

La piratería
Hace unos años, los e-books se alzaron
como la solución definitiva a los precios
desorbitados de los libros físicos. Su coste
reducido causó sensación entre los
lectores y, rápidamente, su uso se
popularizó. No obstante, ahora se
enfrentan a un rival que no hace otra cosa
que ir en aumento: la piratería.
La descarga ilegal de archivos no es algo
nuevo: ya se había dado en otros campos
como la música o el cine. Sin importar el
sector, se tacha a la piratería del demonio,
atribuyéndole la “muerte de la cultura”, la
quiebra de empresas y el fracaso de los
creadores de contenido. Pero, ¿de verdad
es así?
La piratería apareció cuando a la gente,
cada vez con más frecuencia, le era
imposible acceder a un contenido debido a
su precio, y esto es lo que ha ocurrido con
los e-books. Los beneficios que aporta un
libro digital son considerablemente más
reducidos que los de uno físico. Aquí se
puede ver:
Por ello, las editoriales parecen haber
decretado que la mejor solución es subir
los precios.
Obviamente, las editoriales deben
conseguir beneficios con la venta de los
libros, pues al fin y al cabo ese es el
objetivo, el problema es que se han
olvidado de los lectores por el camino.
Con este tipo de medidas, lo único que
consiguen es fomentar el uso de la
piratería, y no combatirlo. Las editoriales
deben aprender a adaptarse a la situación
actual: muchos lectores leen más de lo que
se pueden permitir, algunos de ellos no
disponen ni de un sueldo y, los que lo
tienen, deben darle prioridad a otros
gastos.
¿Cuál es la solución a mi parecer? Buscar
un punto medio. Como comprenderéis, no
es razonable vender libros de tapa blanda
a 18 € o e-books a más de 12 €. Hay que
buscar un punto en el cual, tanto los
lectores como todo el equipo detrás de los
libros, salgan beneficiados.
Sé que es muy fácil decirlo, pues estoy
segura de que hay muchos más factores
que afectan a los precios de los libros que
se me escapan, pero hay que intentarlo.
Aunque no compremos todos los libros que
leemos, podemos intentar conseguir los de
nuestros autores favoritos, alguno
autoconclusivo que nos llame la atención…
Para favorecer así el mercado de los libros
y evitar que las editoriales tengan que
cerrar o tomar medidas drásticas.
Por último, quiero recordar a todo el mundo
que esa cultura de la que tanto hablan no
es un lujo que solo algunos privilegiados se
pueden permitir, sino un derecho.
Sonia
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