20 Aniversario de la Diócesis

Vida de la Diócesis
PEREGRINACIÓN A LOURDES:
Decenas de fieles diocesanos, enfermos y voluntarios, se subieron el pasado 12 de mayo al ‘Tren de la esperanza’
para peregrinar durante cinco días hasta el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia, para
poner sus vidas ante los pies de la Virgen.
CUANDO LA FE VENCE A LA ENFERMEDAD
Vida de la Diócesis
Este ‘Tren de la esperanza’ no va por raíles,
sino por carretera, ya que el viaje hasta la
gruta de la Virgen se hace en autobús. A él
suben personas impedidas y enfermas junto a voluntarios
que les acompañan para hacer realidad
la posibilidad de estar, aunque sólo sea por unos
segundos, delante de María.
Para todos ellos es una experiencia esforzada.
Son cinco días de duro viaje, pero todas esas penurias
y el dolor de la enfermedad remiten ante el
encuentro con la Virgen.
Cada una de las personas que participa en esta
peregrinación organizada por la Hospitalidad de
Nuestra Señora de Lourdes tiene su motivo para
hacer este especial trayecto.
Para Javier Serrano, uno de los peregrinos
voluntarios y vecino de Getafe, responde a una
experiencia de conversión y a un encuentro fortuito
con un amigo que, por casualidades de la vida,
conocía a una de las responsables de los grupos
que van a Lourdes, con quien le puso en contacto.
Con una “ilusión desbordante” por vivir esta
experiencia misionera, Javier se plantó el 12 de
mayo con su medalla de hospitalario en el pecho
para emprender un viaje que le ha marcado
para siempre, acompañando y atendiendo a los
enfermos.
“Daba igual dormir cinco o seis horas al día. Lo
que deseábamos era estar con ellos, abrazarles, ver
la felicidad en su rostro y que su amor penetrase
en nuestro corazón. El cansancio era inexistente”,
explica este peregrino de 41 años.
“Este viaje ha significado un nuevo empuje a mi
fe gracias a la ayuda al prójimo, al que Dios pone
en nuestro camino para que ayudemos y también
para ayudarnos a reflexionar sobre nuestras situaciones
personales”.
Si Javier era primerizo, otros son repetidores en
estas peregrinaciones. Como Andrés Zancada. Él ya
estuvo el año pasado acompañando a un enfermo,
con el que ha vuelto a ir a Lourdes en esta ocasión.
A Andrés le impresiona “el ejemplo tan noble”
que dan los enfermos. “Con Sergio, la persona
a la que acompañé en octubre del año pasado y
ahora de nuevo, lo he hablado muchas veces. Él
me enseña, él me ayuda y hasta podría decir que,
aunque físicamente yo sea el que le lleva hasta
esa pequeña gruta en Francia, es él el que me
empuja desde mi comodidad a decir que sí, que sí
que quiero irme cinco días de mucho cansancio a
peregrinar hasta Lourdes”.
Para Andrés, estas peregrinaciones suponen
un encuentro único con un equipo de una calidad
Francisco Arias, delegado de P. de la Salud, en Lourdes.
humana excepcional, al que une un objetivo común:
llevar a los enfermos a ver a la Virgen.
Según él, el encuentro con Nuestra Señora es
“casi físico”, y el baño de los enfermos en las piscinas,
una experiencia de intimidad con la Virgen.
“Estás rodeado de tres o cuatro voluntarios
que te ayudan a bañarte. Tienes solamente una
toalla sobre la cintura y ahí, en tu pequeñez, te
encuentras con la inmensidad de toda una Madre
de Dios. Es un momento que dura segundos, con
suerte un minuto, pero que marca la experiencia de
la peregrinación. Ya estoy contando los días para el
siguiente baño reparador con ella”.
Para Diego Ruiz, otro de los peregrinos voluntarios,
esta experiencia con enfermos ha catapultado
su fe “varios peldaños hacia el cielo”.
“Contaba con que tendría que ir con mi mejor
cara, que debería cuidar de ellos, asearles, darles
de comer… Contaba que, en cierta manera, todo
esto supondría un esfuerzo por mi parte, pero
seguía equivocándome. A cada momento con
ellos había una risa cómplice, una afinidad que
sinceramente no me la esperaba. Uno se vuelve
pequeño ante sus testimonios de vida, ante su
humor cercano y sin complejos, a su valor y su
sencillez. Los problemas se diluyen cuando tienes
una conversación con estos cristos vivientes”.
Gonzalo Castillero
Voluntarios y enfermos en comunión
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