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TALLER EVALUADO - CASO PERRIER

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En caso de crisis, solamente los miembros de este comité podrían hablar en<br />

nombre de Perrier a los medios de comunicación o cualquier parte afectada.<br />

Mientras Perrier París, dirigía de forma inadecuada la información con el<br />

exterior en los primeros días de la marea negra, Perrier Inglaterra puso en<br />

marcha su plan de crisis.<br />

El comité de crisis se concentró en las oficinas de Perrier en Londres<br />

durante los días posteriores a la crisis, hablando con todo el mundo afectado<br />

por el problema. No se mantuvieron conferencias de prensa. La señorita<br />

Marshall habló con los periodistas a título personal y de forma individual.<br />

Hasta que el equipo no estuvo seguro de la causa de la contaminación, se<br />

respondía inocentemente, que no sabía con exactitud lo que estaba<br />

ocurriendo, regla 2° de cualquier manual de crisis. Los periodistas ingleses<br />

cubrían la noticia sorprendidos por la candidez de la empresa.<br />

Perrier Inglaterra, también comprendió en una segunda fase que la presencia<br />

de un cancerígeno en el agua, en tan pequeñas cantidades, no suponía un<br />

peligro para sus consumidores habituales. Para tranquilizar a los consumidores<br />

de Perrier, la empresa contrató los anuncios en toda la prensa inglesa con un<br />

mensaje claro de que "No existía riesgo para la salud". Pero no hubo<br />

coordinación a nivel internacional. Perrier que siempre ha tenido su imagen y<br />

reputacion de ser modernos, descentralizados y autonomos en sus negocios<br />

en los diferentes países, veía como en una situación de crisis como la que<br />

estaba atravesando, esta política no le daba nada más que quebraderos de<br />

cabeza. En unos países se llevaron a cabo campañas publicitarias<br />

explicando con todo lujo de detalles lo que ocurría. En otros países no se<br />

dio explicación alguna al consumidor creando una gran inquietud, fruto de la<br />

incertidumbre en el público y provocando que se diera rienda suelta a todo tipo<br />

de rumores que no hicieron nada más que complicar las cosas.<br />

Únicamente, cuando la situación del caso Perrier comenzó a clarificarse, en<br />

marzo de 1990, fue cuando hubo una débil y tímida insinuación de culpa: los<br />

medios de información de Perrier en U.S.A. reconocieron por fin el fallo técnico<br />

en las instalaciones de la planta de producción del agua de mesa.<br />

Un fallo que, como siempre ha ocurrido en otras situaciones parecidas, no hace<br />

nada más que inflar el problema. En efecto. Una vez que se produce la crisis<br />

de producto, la empresa afectada por el problema es mirada con lupa, como<br />

podría comprobar Perrier días más tarde. Después del shock inicial del<br />

descubrimiento de benceno en el agua, Perrier fue acosada por shocks<br />

posteriores.<br />

En Inglaterra, se encontró la compañía con 40 millones de botellas de agua<br />

mineral devueltas, la ya mencionada presidenta local del grupo, Marskall<br />

Foster, pasó días y días dirigiendo la operación de reciclado de botellas.<br />

Esporádicamente aparecía triunfante para informar que la mitad de las botellas<br />

habían sido recicladas, siendo únicamente criticada por la Asociación de<br />

Amigos del Corazón, por no haber reciclado todavía la otra mitad. Después de<br />

un esfuerzo extraordinario se consiguió reciclar los 40 millones de botellas,<br />

incluido el empaquetado y los tapones. La poca demanda de vidrio verde que<br />

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