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CICLO DE CONTEMPORANEOS II<br />
MANUEL GIANONI<br />
MATERIA IMPLÍCITA<br />
julio-agosto 2013
Julia Añorga de Gurvich<br />
Fundadora<br />
Martín Gurvich - Director artístico<br />
Graziella Romiti - Directora<br />
Joaquín Ragni - Subdirector<br />
EQUIPO DE TRABAJO<br />
Alicia Murillo<br />
Ana Garrone<br />
Ana Guerra<br />
Daniel Gularte<br />
Eduardo Molina<br />
Lila Verga Ipar<br />
Marcel Loustau<br />
María Camacho<br />
Julia Añorga de Gurvich<br />
Fundadora<br />
Martín Gurvich Añorga<br />
Presidente<br />
Joaquín Ragni<br />
Vicepresidente<br />
Mercedes Jauregui de Gattás<br />
Rafael Lorente<br />
Wilfredo Penco<br />
Alegre Sassón<br />
Consejo de Administración<br />
Sylvia Barriola<br />
Secretaría General<br />
CICLO DE CONTEMPORÁNEOS II<br />
PRODUCCIÓN: ANA GUERRA<br />
TEXTO: LIC. MARIA LOURDES SILVA<br />
DISEÑO DE MONTAJE: NATALIA CASTELLO
APARICIONES: Una poética de la presencia-ausencia<br />
LIC. MARÍA LOURDES SILVA<br />
(..)Si realmente quieres verle las alas a una mariposa primero tienes que matarla<br />
Y luego ponerla en una vitrina.<br />
Una vez muerta, y sólo entonces, puedes contemplarla tranquilamente.<br />
Pero si quieres conservar la vida, que al fin y al cabo es lo más interesante,<br />
sólo veras las ala fugazmente, muy poco tiempo, un abrir y cerrar de ojos.<br />
Eso es la imagen. La imagen es una mariposa.<br />
Una imagen es algo que vive<br />
y que sólo nos muestra su capacidad de verdad en un destello.<br />
(Didi-Huberman en entrevista realizada por Pedro.G.Romero en Revista Minerva)<br />
La obra de <strong>Manuel</strong> <strong>Gianoni</strong> se concibe como una estructura autónoma en relación a<br />
la ausencia-presencia de ornamento a nivel de la representación. El interés por las<br />
fases de construcción y el color supeditado a una claridad formal, que sin olvidar la<br />
utilización del claroscuro, parece estar diciéndonos: todo lo que hay que ver es lo<br />
que se ve.<br />
Si al decir de Didi-Huberman las imágenes tienen la capacidad de tocar lo real,<br />
entonces podríamos señalar que en <strong>Materia</strong> implícita , al igual que no hay forma sin<br />
formación, no hay imagen sin imaginación, por lo que se genera un espacio fermental,<br />
7
para la utilización del sentido constitutivo de la imaginación, su capacidad de<br />
realización, su intrínseca potencia de realismo que la distingue de la fantasía: la imagen<br />
arde en su contacto con lo real, señala Huberman, es decir no podemos hablar del<br />
contacto entre la imagen y lo real, sin hablar de una especie de incendio, dicho incendio<br />
se encuentra dado en <strong>Materia</strong> implícita por una serie de elementos, que llegan a su<br />
paroxismo a partir del trabajo sobre el gesto que se realiza en las distintas fotografías,<br />
el trabajo con los gestos se estructura a partir de la díada que conforma en conjunto<br />
con la historicidad de los momentos.<br />
En <strong>Materia</strong> implícita el autor intenta ver gestos y no signos, en esto también se<br />
fundamenta la esperanza hermenéutica que se “deposita” sobre el espectador.<br />
<strong>Manuel</strong> <strong>Gianoni</strong> intenta desarrollar una antropología de la imagen vital, y no tanto una<br />
exploración de la teatralización del gesto fotográfico, por más que podamos notar<br />
cierta semejanza de formas entre un retratista a nivel pictórico y lo que se manifiesta<br />
claramente en esta serie como escenografía fotográfica , a pesar de que la visión del<br />
fotógrafo en ciertas circunstancias pareciera ser la del escenógrafo que al mirar da una<br />
apertura infinita a la foto, generando un espacio entre el gesto y el signo, en un<br />
esfuerzo por enunciar lo petrificado por el mismo hecho fotográfico, sin querer por eso<br />
generar una narrativa.<br />
Como en un teatro, el referente en fotografía no está allí donde se piensa, ni allí donde<br />
uno está, ni allí donde uno lo cree. Acaso la fotografía, solo se refiere a ella misma: por<br />
8
lo demás, es la única condición de posibilidad de su autonomía, a partir del<br />
cuestionamiento de los límites de ese gesto, de ese deicitico barthesiano: esto, es<br />
esto.<br />
Vale resaltar, que si bien, en principio, Barthes creerá que la fotografía es el reino de la<br />
contingencia, ya que repite mecánicamente algo que jamás podrá repetirse<br />
1<br />
existencialmente (es el Tal: la touché, la Ocasión, el Encuentro... ). Esto implica que la<br />
foto sea, a la vez, el retorno de lo muerto, el spectrum. La muerte es el eidos de cada<br />
fotografía. Por ello Barthes la acerca al teatro al igual que <strong>Gianoni</strong>, por su relación con<br />
el culto de los muertos: la foto es como un teatro primitivo, como un Cuadro<br />
Viviente, la figuración del aspecto inmóvil y pintarrajeado bajo el cual vemos a los<br />
2<br />
muertos. La fotografía transforma a los sujetos en objetos. Al igual que el haiku,<br />
3<br />
presenta ante el espectador una inmovilidad viviente, un tiempo atascado.<br />
Barthes también encuentra, y en este razonamiento lo acerca a la postura deleuzeana a<br />
esbozar más adelante, que la fotografía -al menos la buena, aquella que interesa y<br />
atrapa supone la co-presencia de dos elementos discontínuos, heterogéneos: el<br />
studium y el punctum. El primero de estos dos, supone el reino de la cultura, aquello<br />
1 - Barthes, Roland, La cámara lúcida: nota sobre la fotografía, Trad. Joaquim Sala-Sanahuja,<br />
Buenos Aires, Paidós, 2006.<br />
2 - Ibid, p24.<br />
3 - Puede relacionarse también con los parientes occidentales del haiku: el imaginismo de<br />
Ezra Pound o el objetivismo de William Carlos Williams (y su "No ideas but in things").<br />
9
que quien mira reconoce en función de su saber. Aquí el interés está relacionado a lo<br />
histórico, lo político y lo social. Aqui la foto habla al intelecto.<br />
El punctum por el contrario, está relacionado al goce y al dolor, a lo que no se puede<br />
nombrar. Es aquello de la foto que punza a quien mira. Aquello que no se busca<br />
concientemente en la imagen sino que sale de ella como una flecha hacia el<br />
espectador. Punctum es también pinchazo, agujerito, pequeña mancha, pequeño<br />
corte, y también casualidad. El punctum de una foto es ese azar que en ella me<br />
4<br />
despunta (pero que también me lastima, me punza) . El punctum es un suplemento:<br />
algo que el espectador añade y que sin embargo ya está en la foto.<br />
Pues si bien pareciera haber espacios de intersección entre el planteo barthesiano y la<br />
serie de <strong>Materia</strong> <strong>Implícita</strong>, en ésta no se construye una ontología de la imagen, sino<br />
un pensamiento dialéctico en torno a la fotografía y al hecho fotográfico, entre lo<br />
latente y lo manifiesto, planteándose una apertura en dos polos, donde sí conviven<br />
una especie de ontología de la fotografía -la fotografía sería el lugar donde se capta,<br />
bajo la forma de un fantasma, la verdad del ser- y una retórica. <strong>Gianoni</strong> logra articular<br />
dichas posiciones antagónicas , hallando un lugar intermedio de consenso, que podría<br />
ser aquella relación de confianza entre la imagen y lo real que planteaba Walter<br />
Benjamin.<br />
2 - Ibid, p 59.<br />
10
Éste define a nuestra era como la de la reproducción mecanizada del arte. Por<br />
supuesto, no se trata de que la posibilidad de reproducción haya surgido en el S. XIX<br />
(ésta ha existido desde siempre), sino que los alcances de la reproducción técnica<br />
han permitido independizar las copias del original de un modo como no se había<br />
conocido jamás en la historia. Así, la reproducción mecánica innova en dos sentidos:<br />
por un lado reproduce las pinturas de manera mecanizada a niveles antes impensados<br />
(fuera de su contexto original, fuera de la iglesia o el museo: la Mona Lisa en la lata de<br />
dulce de batata, en un diario o en una página web), y por otro, permite el surgimiento<br />
de nuevas técnicas estrictamente nacidas de esta posibilidad, como la fotografía y el<br />
cine.<br />
Esta realidad, que para Benjamin puede ser tan atrofiante y conservadora como<br />
5<br />
revolucionaria (el tono de Benjamin no es exactamente el de un 'nostalgioso' ),<br />
consiste en la pérdida del valor aurático de cada obra. El aura de la obra de arte es uno<br />
de sus conceptos centrales y puede definirse de varios modos: como la aparición<br />
6<br />
irrepetible de una lejanía, por cerca que pueda hallarse , aquello que da el carácter de<br />
'unicidad' a la obra y su existencia irrepetible, lo que la liga a su función ritual y de culto,<br />
en fin, el componente que hace singular a la obra –'lo bello'-. El aura tiene un carácter<br />
único e insustituible, propio de una trama espacio-temporal concreta, de un hic et<br />
nunc del original que paradójicamente implica una lejanía (las obras conservan su<br />
5 -Más bien, Benjamin piensa la máquina fotográfica con una mirada dialéctica (aunque sin<br />
síntesis): “sorprendente y cruel”, al decir de Baudelaire.<br />
6 - Ibid. pág. 99.<br />
12
valor cultual porque, por más cerca que estén de quienes las adoran, refieren algo<br />
inalcanzable, inaproximable, una divinidad inasequible). El aura es característica de las<br />
obras tradicionales burguesas y de su circulación.<br />
Así, la fotografía permite por primera vez en la historia la decadencia del aura de la<br />
obra, su emancipación del ritual; hecho que ni siquiera había sucedido con la<br />
secularización del arte, ya que entonces el lugar del aura había pasado a estar en la<br />
'autenticidad' (que reemplazó y mantuvo el valor de culto, la función cultual de la obra).<br />
Esto le permite a Benjamin considerar la posibilidad de que, una vez desechado este<br />
7<br />
criterio de autenticidad , sea la política aquella praxis que funde el arte.<br />
Pero aún dentro del campo de lo fotográfico, lo ritual encuentra, según Benjamin, su<br />
última trinchera en el gesto de la cara:<br />
El desechar este criterio y suponer que “no tiene ningún sentido preguntarse por la copia<br />
auténtica” (Ibid, p103) de todos modos es un gesto que puede ser revisado, a la luz del<br />
mercado del arte fotográfico actual. Basta pensar que cada fotógrafo saca al mercado un<br />
número finito de copias (y lo explicita, al igual que sucede con los grabados,<br />
comprometiéndose a no copiar más de la cantidad establecida), o que cada copia adquiere<br />
por poco el estatuto de original si se piensa en su circulación o su precio (cf. la obra '99 Cents<br />
II, Diptych, del alemán Andreas Gursky que en febrero de 2007 logró un récord al adjudicarse<br />
por u$s 3,3 millones, el precio más alto pagado en una subasta por una obra fotográfica).<br />
También Susan Sontag diferencia las copias sacadas del propio negativo, más ‘originales’<br />
que otras eproducciones de la obra en, por ejemplo, revistas o libros. Y Andreas Huyssen<br />
cree que hoy en día, es la digitalización la que vuelve aurática la fotografía "original". Esta<br />
discusión resulta interesante pero excede, sin embargo, los límites y propósitos del presente<br />
trabajo.<br />
13
En las primeras fotografías el aura nos hace señales por vez postrera en la expresión<br />
fugaz de un rostro humano. Y eso es lo que constituye su belleza melancólica e<br />
incomparable. Pero cuando el hombre se retira de la fotografía, entonces el valor de<br />
8<br />
exhibición se enfrenta por vez primera al valor de culto, superándolo.<br />
Y es cuando la obra adquiere su peso histórico y su autonomía, al interpelar al receptor<br />
desde una nueva función política, ya no desde el -siempre reaccionario- campo de lo<br />
sobrenatural o mágico.<br />
En <strong>Materia</strong> implícita se torna claro y distinto lo antes dicho, así como también el<br />
fundamento de Huberman, en tanto el dispositivo exposición se constituye y<br />
retroalimenta como una “máquina de guerra” en sentido deleuzeano, ya que dicho<br />
dispositivo nunca tiene la última palabra, en el supuesto de que se basa en el montaje,<br />
siendo éste un proceso inagotable, a propósito de este punto el filosofo Didi-<br />
Huberman señala:<br />
Una exposición es una máquina de guerra, un dispositivo asociado al nomadismo, a<br />
la desterritorialización (…) las maquinas de guerra estaban están del lado de la<br />
potencia. Una exposición no debe tratar de tomar el poder sobre los espectadores,<br />
9<br />
sino incrementar recursos que incrementen la potencia del pensamiento.<br />
8 - Benjamin, Walter: Sobre la fotografía, trad. José Muñoz Millanes, Valencia, Pre-textos,<br />
2005, p138.<br />
9 - Didi-Huberman, George: La exposición como máquina de guerra, trad Guadalupe<br />
González, España. Publicación Minerva. 2011<br />
14
Hay un algo otro en <strong>Materia</strong> implícita que no constituye un espacio vacío, sino más bien<br />
la elaboración de un potente sentido teleológico y metafísico, que se desarrolla entre lo<br />
real, lo simbólico y lo imaginario. Lo aurático, siguiendo a Benjamin es en este caso un<br />
paradigma visual que implica la manifestación de una presencia, haciéndose posible su<br />
aparición, mediante la mostración visible, distante, extraña y teatralizada sin importar<br />
cuán próxima sea, en este sentido es la aparición de una lejanía por más cercana que<br />
pueda estar. Si la lejanía es lo inaproximable, lo implícito por más cercana que pueda<br />
estar su materia, el poder de la distancia remitirá en este caso al aura como un<br />
10<br />
espaciamiento obrado y originario del mirante y el mirado, del mirante por el mirado.<br />
En <strong>Materia</strong> implícita las posibles estrategias de acercamiento se generan a partir de un<br />
conglomerado de diálogos constructivos con el autor en torno a su obra, pero no<br />
solamente, en el sentido de que no se intenta, realizar una lectura endogámica de la<br />
cuestión, sino más bien utilizar un método deconstructivo de acercamiento, que permita<br />
ir desde los márgenes hacía el núcleo duro, dicha estrategia esta demarcada por la noción<br />
de diferencia, la cual no es reducible a ninguna presencia.<br />
La diferencia en este caso, en <strong>Materia</strong> implícita se convierte en una especie de<br />
estructura profunda, o como lo denominaría Derrida en una teoría de los juegos, que<br />
permite saber lo que podría suceder allí, donde no hay ninguna estructura determinada, lo<br />
10 - Didi-Huberman, George, Lo que vemos, lo que nos mira, 1997, p.97.<br />
15
interesante es que esta serie fotográfica constituye un ejemplar paradigmático de esta<br />
“teoría de los juegos” en el sentido de que su composición es generada por un<br />
elemento simbólico y formal, cuya arquitectura se levanta como un campo de batalla,<br />
como un síntoma.<br />
Uno de los elementos determinantes es lo que denominamos claroscuro, que consiste<br />
no sólo en constatar que todos los cuerpos materiales iluminados proyectan sombras,<br />
sino enfocarlos mediante haces luminosos artificiales para provocarlas y extraer su<br />
potencial expresivo e intimidatorio. Vale señalar que en la estética pictórica del barroco<br />
europeo de siglo XVII, el sentido del claroscuro consiste en hacer emerger las figuras<br />
desde la oscuridad, de tal manera que los cuerpos parecen no recortarse sobre sí<br />
mismos, sino sobre ese fondo oscuro desde el cual no terminan nunca por aparecer<br />
totalmente.<br />
Ahora bien, en el caso de la fotografía, y especialmente en este trabajo de <strong>Manuel</strong><br />
<strong>Gianoni</strong>, las imágenes parecen ser un negativo del claroscuro barroco (sin despreciar<br />
el color). En efecto, los cuerpos vienen hacia la sombra desde un fondo de luz, como si<br />
hubiera una inversión de la fuente lumínica, por lo que los cuerpos necesitan<br />
ensombrecerse, “sobrecolorearse” para aparecer, recibiendo desde el lado del<br />
espectador un foco de oscuridad. Los cuerpos se agencian así, en la dimensión del<br />
sentido figurado, del simulacro, de las apariencias, constituyendo un mundo de<br />
significaciones de límites imprecisos que deben necesariamente ser interpretados.<br />
16
Aunque el tema de la sombra y del color ha inquietado al ser humano, desde siempre, y lo<br />
ha hecho desde todos los planos posibles del conocimiento -físico, metafísico y<br />
psicológico-, ha tenido y tiene una incidencia especial en el mundo artístico, donde la luz<br />
desempeña un papel casi esencial y no sólo porque afecta a nuestra visión física, sino<br />
también a la simbólica. La leyenda recogida por Plinio el Viejo sobre el origen del dibujo<br />
como delineación de una sombra proyectada no dejó de estar afectada, en el mundo<br />
clásico occidental, de la misma desconfianza que generaba el propio arte, que, desde<br />
Platón, producía el recelo de todo lo que se percibía mediante los sentidos. El arte<br />
consiguió sobrevivir históricamente a estos escrúpulos filosóficos y morales tratando de<br />
disimular o atenuar este condicionante de ser una simple ilusión o engaño. Por ello,<br />
aunque es casi imposible plantearse una representación visual sin su envés sombrío, fue<br />
en el mundo moderno cuando comenzó el arte a explotar sin cortapisas este asunto<br />
crucial, que alcanzó su punto álgido cuando se dramatizó el meollo temporal de la<br />
vacilante luz.<br />
De acuerdo al filosofo Sergio Rojas: El claroscuro imprime un viso de irrealidad que hace<br />
11<br />
de la imagen una proyección de la propia subjetividad por lo que aquello “aparecido” en<br />
la fotografía es de algún modo el resultado de un desdoblamiento. El cuerpo de esa<br />
imagen fantasmática, produce la paradoja. En este sentido, desde la segunda mitad del<br />
siglo XVI hasta ahora mismo la dialéctica luz-sombra no ha dejado de explotarse e incluso<br />
Rojas,Sergio.Las obras y sus relatos II.Ediciones Departamento de Artes Visuales.<br />
Universidad de Chile. Facultad de Artes.2009. pág 173<br />
18
se ha mecanizado con una tecnología cada vez más sofisticada. En el mundo<br />
contemporáneo significativamente las artes antes llamadas plásticas se denominan<br />
visuales con todo lo que ello comporta de pura luminotecnia.<br />
En <strong>Materia</strong> <strong>Implícita</strong> el claroscuro y los tonos saturados operativiza de manera<br />
utilitaria para la materialización de una idea. En este sentido el claroscuro imprime<br />
cierto viso de irrealidad, que hace de la imagen una proyección de la propia<br />
subjetividad: la fotografía en este caso suele parecerse el resultado de un<br />
desdoblamiento. Los cuerpos de esa imagen fantasmática son portadores de una<br />
paradoja; por un lado, son motivo de inquietud e incertidumbre, como si ella se<br />
manifestara en fondo oculto de la realidad, es decir en su carácter liminar , en su<br />
presencia visual, lo cual sugiere que podría ser una ilusión, por lo que lo paradojal en<br />
<strong>Materia</strong> implícita, esta dado púes, porque el fondo de lo real en su carácter<br />
impresentable, accede aquí al ámbito de la representación con lenguaje, en sentido<br />
estricto, el cuerpo de la imagen acontece en el límite que diferencia y relaciona la<br />
dimensión fenoménica de la realidad y el fondo, poniendo en cuestión la distinción<br />
entre la representación de la cosa y la cosa representada, por lo que en varios de los<br />
trabajos de esta serie el “verdadero” contenido de la imagen solo puede comparecer<br />
como alteridad en los límites de la representación, terminando por constituir el<br />
verosímil de todo recuerdo, de toda elaboración onírica.<br />
En efecto, el carácter fantásmatico alguno de los cuerpos que aparecen desde ese<br />
otro lado sugiere la idea de un contenido inconsciente, una especie de mensaje<br />
19
“latente” que tendría que ser descifrado, incluso como el sentido mismo de la obra,<br />
instalándose lo que podríamos denominar una poética de la subjetividad.<br />
Somos habitantes en y de la representación. De ahí que esos cuerpos amenazantes,<br />
si bien son desconocidos en sus cualidades de forma, son portadores del poder de la<br />
presencia, es decir los límites contra los cuales esos cuerpos pujan, son los límites de<br />
la representación, aquello aparecido es decir aquello que se hace imagen, es de algún<br />
modo la condición de aquel que no ha ingresado aún en nuestro entorno de hábitos.<br />
Encontramos también en <strong>Materia</strong> <strong>Implícita</strong> la utilización del paisaje, pero no como<br />
naturaleza en sentido estricto, como señalara Poe alguna vez. Dedicado a la<br />
subjetividad, aquí el paisaje es la puesta en obra de una distancia en virtud de la cual el<br />
lugar se proyecta en profundidad, en correspondencia con eso que la estética<br />
idealista denominó contemplación. En esta obra, <strong>Gianoni</strong>, reflexiona el paisaje, lo<br />
pliega sobre sí mismo mediante una ironía: el paisaje como una escenografía. El<br />
paisaje pictórico es convocado aquí pero no como una cita de la historia del arte, sino<br />
más bien de la historia del hombre.<br />
Pintura: El concepto de diagrama, de Gilles Deleuze, así como la Poética del espacio<br />
de Bachelard en conjunto con Lo fotográfico. Por una teoría de los desplazamientos<br />
de Rosalind Krauss, son posibles entradas al trabajo de <strong>Gianoni</strong>.<br />
La importancia de los espacios, de sus geografías: Desde ese momento, todos los<br />
refugios, todos los albergues, todas las habitaciones tienen valores de onirismo<br />
20
consonantes. (…) los verdaderos bienestares tienen un pasado señala Bachelard,<br />
dando cuenta de la importancia esencial de los lugares, así como también de la<br />
negación de éstos, de la memoria que aquellos concentran en su establecimiento y<br />
construcción.<br />
12<br />
En uno de los parágrafos de su ensayo Sobre algunos temas de Baudelaire Benjamin<br />
relaciona su teoría del aura con un concepto proustiano de memoria, mientras<br />
persigue al poeta simbolista en su relación de amor-odio con la técnica recién nacida.<br />
Si llamamos aura a las representaciones que aposentadas en la mémoire<br />
involontaire, luchan por agruparse alrededor de un objeto sensible, esa aura del<br />
objeto sensible corresponderá también a la experiencia que en cuanto manejo, se<br />
deposita en un objeto utilitario. Los procedimientos basados en la cámara y en otros<br />
aparatos similares posteriores amplían el radio de la mémoire volontaire; hacen<br />
posible fijar mediante el aparato y siempre que se quiera, un suceso en su imagen y<br />
en su sonido. Se convierten así en logros esenciales de una sociedad en la que el<br />
13<br />
ejercicio de las cosas se atrofia.<br />
12 - Aparecido en el año de la muerte de Benjamin, 1940.<br />
13 - Ibid, p145.<br />
21
Para hablar de lo bello, Benjamin retoma dos versos de Baudelaire: ¡Ah, tú fuiste en<br />
14<br />
tiempos ya vividos / mi hermana o mi esposa!. Lo bello aquí es el pasado, que<br />
escapa al recuerdo, a la memoria voluntaria y a la conciencia. Se trata de lo aurático,<br />
del regreso 'aquí y ahora' de una experiencia pasada, merced a la memoria<br />
involuntaria.<br />
El trabajo sobre el aparato mnemotécnico, así como también en el espacio ilusorio,<br />
son causas para la generación de senderos de apropiación, y reinvención. No<br />
encontramos en esta serie un registro documental de una puesta en escena, sino más<br />
bien una necesidad imperiosa de re-inventar el espacio donde se estructura “la<br />
escena”, generando cierto desplazamiento desde las artes plásticas y escénicas a la<br />
fotografía , en este sentido <strong>Gianoni</strong> se alinea con Krauss en el entendido de que<br />
considera erróneo querer pensar la fotografía a partir de los criterios históricos y<br />
taxonómicos que se utilizan en pintura (como señala Benjamin, el universo de la<br />
fotografía es el del archivo, no el del museo, y resulta imposible entender la obra del<br />
fotógrafo Edward Atget por ejemplo, si antes no se tiene en cuenta este hecho).<br />
En relación al trabajo en y sobre la memoria , Gilles Deleuze a partir del análisis de la<br />
obra de Marcel Proust, En Busca del Tiempo Perdido, presenta una tesis que encuentra<br />
14 - Ibid, pág. 147<br />
22
lo esencial en el signo y la producción de verdad, y no en la memoria ni el tiempo (se<br />
15<br />
trata del aprender, antes que el recordar). En su libro Proust y los signos, Deleuze se<br />
aleja de los estudios focalizados en lo intelectivo, la razón, la memoria, finalmente,<br />
aquello que corresponda al logos.<br />
Por caminos diversos, convergen aquí Deleuze y Benjamin, al distanciar el poder<br />
revolucionario de las obras del concepto de memoria involuntaria (por individual, el<br />
primero; por burguesa, el segundo). Según esta posición, las fotografías no apelarían<br />
a la memoria. Encuentran otros caminos, no los de la inteligencia y ni siquiera los de la<br />
memoria involuntaria. Su condición de obra de arte las hace alojar en su seno una<br />
diferencia, fruto de la puesta en relación de heterogeneidades (en consonancia con la<br />
manera en que Barthes describe a la fotografía, como la copresencia de dos<br />
elementos discontinuos, heterogéneos). Y es la presentación siempre presente de<br />
este sentido, la que la vuelve capaz de recobrar el tiempo que ya no es, aún en su<br />
dolorosa profundidad. Una idea que también se acerca al concepto barthesiano de<br />
punctum: aquello 'intratable' (finalmente, la Diferencia) que percibo en una fotografía<br />
–no a nivel conciente o cultural- es la mueca del tiempo allí atascado, ese señalar<br />
mudo hacia la ausencia.<br />
15 - Deleuze, Gilles, Proust y los signos, Trad. Francisco Monge, Barcelona, Anagrama, 1972.<br />
24
Las fotografías funcionan bajo la forma de una advertencia: la del memento mori<br />
(anuncian insistentemente la propia muerte, son iniciáticas de la inevitable finitud).<br />
Por ello, su poder no reside en la nostalgia. La advertencia respecto de la finitud<br />
reemplaza a una posible mirada melancólica del pasado. Al igual que la novela de<br />
16<br />
Proust, las fotografías se orientan hacia delante. El saberse mortal concierne tanto<br />
más al futuro, de modo inevitable, que al pasado. Aquí, sin embargo, habrá una<br />
diferencia con el pensamiento de Barthes, quien cree que en las fotos no hay futuro:<br />
17<br />
Inmóvil, la fotografía vuelve de la presentación hacia la retención.<br />
Según Deleuze, en cada obra hay una esencia estética, que funciona como<br />
experiencia siempre nueva en el espectador y que lo provoca desde un presente -el del<br />
sentido- hacia el futuro, antes que remitirse a un pasado (indescriptible) como sostén.<br />
En este sentido la obra de <strong>Manuel</strong> <strong>Gianoni</strong> ilustra e indaga la tríada luz-sombra-color,<br />
haciéndonos considerar a la sombra, no solo como un fenómeno físico, sino como<br />
una forma de representación en el plano simbólico estructurado por los paradigmas<br />
dominantes para cada momento histórico. Pero también un vacío que la subjetividad<br />
se encargará de completar, produciéndose una serie subjetiva infinita mediante un<br />
medio finito material<br />
16 - Esta es la tesis deleuzeana: la Recherche… se orienta a un tiempo futuro.<br />
17 - Barthes, Roland, op cit, pág.139.<br />
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MANUEL GIANONI [ Marzo 1971]<br />
Fotógrafo, artista plástico y visual, curador, docente.<br />
Estudió Artes Plásticas y Visuales en Facultad de Arte (UDELAR) en Talleres Seveso y<br />
Musso. Fotografía y Proyecto Fotográfico en Dimensión Visual con Bonilla, Vidart,<br />
Incorvaia, Fernández. Arte, Estética y Filosofía con Sandino Núñez.<br />
Ha participado en diversos seminarios y talleres en el área de fotografía, arte y estética.<br />
Investiga y organiza talleres en Fotografía y Experiencia Perceptual (Ficciones Encuentro<br />
Internacional de Fotografía y Nuevos Medios. Fundación Atchugarry, Proyecto Tránsito,<br />
etc).<br />
Docente en: Fotografía, Procesos Creativos , Post-Producción Fotográfica y Laboratorio<br />
Digital de la Imagen. Trabaja en colaboración con artistas de diversos lenguajes. Cocurador<br />
y Coorganizador del proyecto internacional Continuum el cuerpo como<br />
territorio de prácticas mediales. Ha expuesto en Uruguay otros países.<br />
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EXPOSICIONES RECIENTES<br />
2013<br />
Habla Próxima, instalación-fotografía-video en Festival de Videoarte “Videoakt”,<br />
Barcelona(a realizarse).<br />
El Otro Lado. Kavlin Centro Cultural, Punta del Este. Junio 2013<br />
Habla Próxima, instalación-fotografía-video. EAC, Montevideo, Marzo 2013<br />
Belleza/Beauty, instalación-fotografía-video. EAC, Montevideo, Marzo 2013*<br />
2012<br />
Belleza/Beauty (instalación-fotografía-video) Centro Cultural Estación Mapocho,<br />
Santiago de Chile, Julio 2012*<br />
Belleza/Beauty, instalación-fotografía-video. MAM Chiloé, Abril 2012*<br />
*en el marco de Continuum el cuerpo como territorio de prácticas mediales<br />
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AGRADECIMIENTOS<br />
<strong>Manuel</strong> <strong>Gianoni</strong> agradece especialmente a:<br />
Natalia Castello, Fabián Mendoza, Friedemann Mauch, Mauro <strong>Gianoni</strong>, Eduardo<br />
<strong>Gianoni</strong> Larramendi, Luciano Suarez <strong>Gianoni</strong>, Francisco Suarez <strong>Gianoni</strong>, Santiago<br />
Suarez <strong>Gianoni</strong>, Joaquín <strong>Gianoni</strong>, Giovanna Faccinelli, Leonel Gasso,sr. y sra. Gasso,<br />
Javier Gil, Pablo Molina, Carlitos Paz., Victor Andrade, Thor Thorsten, Vicente (Yayo) y<br />
Alicia Sierra.<br />
Roberto Suarez, actores y técnicos de “Bienvenido a Casa”: Sergio Gorfain, Chiara<br />
Hourcade, Soledad Pelayo, Oscar Pernas, Mariano Prince, Rafael Soliwoda, Gustavo<br />
Suárez, Mario Rodríguez, Sebastián, Inés Cruces, Cecilia Bello, Nicolás Rodriguez y<br />
Luis Fernández, .<br />
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Ituzaingó 1377 - Montevideo<br />
Tel. 2915 7826<br />
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