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Historia<br />

Pag. 16.<br />

SAPIENCIA.<br />

LA BIBLOTECA DE ALEJANDRIA, LA DESTRUCCION DEL<br />

GRAN CENTRO DEL SABER DE LA ANTIGUEDAD<br />

En un cuento escrito en<br />

1941, el escritor argentino<br />

Jorge Luis Borges<br />

imaginó una «biblioteca<br />

universal» o «total» en<br />

la que estarían reunidos<br />

todos los libros producidos<br />

por el hombre. En sus<br />

interminables anaqueles<br />

de forma hexagonal se<br />

contenía «todo lo que es<br />

dable expresar, en todos<br />

los idiomas»; obras que<br />

se creían perdidas, volúmenes<br />

que explicaban los<br />

secretos del universo, tratados<br />

que resolvían cualquier<br />

problema personal<br />

o mundial… Presa de una<br />

«extravagante felicidad»,<br />

los hombres creyeron que<br />

con ellos podrían aclarar<br />

definitivamente «los misterios<br />

básicos de la humanidad».<br />

Es difícil señalar el momento<br />

exacto en que se<br />

produjo la destrucción<br />

de la Biblioteca de Alejandría.<br />

El hecho está<br />

envuelto en mitos y tinieblas,<br />

y hay que indagar en<br />

las fuentes para hacerse<br />

una idea de la secuencia<br />

de los acontecimientos.<br />

La primera información<br />

al respecto se remonta al<br />

año 47 a.C. En la guerra<br />

entre los pretendientes al<br />

trono de Egipto, el general<br />

romano Julio César,<br />

que había acudido a Alejandría<br />

para apoyar a la<br />

reina Cleopatra, fue sitiado<br />

en el complejo palacial<br />

fortificado de los Ptolomeos,<br />

en el barrio de Bruquión,<br />

que daba al mar y<br />

donde seguramente se<br />

emplazaba la biblioteca<br />

de los «Libros regios» así<br />

como el Museo.<br />

Sin duda, el modelo de<br />

ese sueño literario se encuentra<br />

en la célebre Biblioteca<br />

de Alejandría.<br />

Creada pocos años después<br />

de la fundación de<br />

la ciudad por Alejandro<br />

Magno en 331 a.C., tenía<br />

como <strong>final</strong>idad compilar<br />

todas las obras del ingenio<br />

humano, de todas las<br />

épocas y todos los países,<br />

que debían ser «incluidas»<br />

en una suerte de colección<br />

inmortal para la<br />

posteridad.<br />

A mediados del siglo III<br />

a.C., bajo la dirección<br />

del poeta Calímaco de<br />

Cirene, se cree que la biblioteca<br />

poseía cerca de<br />

490.000 libros, una cifra<br />

que dos siglos después<br />

había aumentado<br />

Con la caída de Antonio<br />

y Cleopatra y el<br />

consiguiente hundimiento<br />

del reino ptolemaico<br />

de Egipto,<br />

que cayó en manos de<br />

Roma, Alejandría fue<br />

entrando en una lenta e<br />

inexorable decadencia,<br />

y con ella también su<br />

Biblioteca. Ciertamente,<br />

ésta siguió atrayendo<br />

a estudiantes y sabios,<br />

como Diodoro Sículo<br />

o Estrabón, y su fama<br />

rebasaba las fronteras.<br />

Pero ya no existía una<br />

corte real propia que se<br />

preocupara por dotarla,<br />

y la ciudad egipcia perdía<br />

empuje ante Roma,<br />

la capital del Imperio.<br />

La desaparición de la Biblioteca de Alejandría<br />

constituye uno de los desastres culturales<br />

más simbólicos de la historia<br />

hasta los 700.000, según<br />

Aulo Gelio. Son cifras<br />

discutidas –otros cálculos<br />

más prudentes les quitan<br />

un cero a ambas–, pero<br />

dan una idea de la gran<br />

pérdida para el conocimiento<br />

que supuso la<br />

destrucción de la biblioteca<br />

alejandrina, la desaparición<br />

completa del extraordinario<br />

patrimonio<br />

literario y científico que<br />

bibliotecarios como Demetrio<br />

de Falero, el citado<br />

Calímaco o Apolonio<br />

de Rodas supieron atesorar<br />

a lo largo de decenios.<br />

LA PRIMERA DESTRUCCION<br />

Comienza el declive<br />

El carácter de la Biblioteca<br />

evolucionó. Se<br />

abandonó la pretensión<br />

de totalidad que<br />

tuvieron los primeros<br />

Ptolomeos, ansiosos de<br />

recopilar todo el saber,<br />

incluido el de otros pueblos<br />

no griegos, como<br />

las tradiciones egipcias<br />

y judías o los himnos de<br />

Zoroastro, que fueron<br />

convenientemente traducidos<br />

al griego.<br />

Sin duda, la desaparición<br />

de la Biblioteca de Alejandría<br />

constituye uno<br />

de los más simbólicos<br />

desastres culturales de la<br />

historia, comparable tan<br />

sólo con la quema de libros<br />

que siguió a la toma<br />

de Constantinopla por<br />

los cruzados en 1204 o la<br />

que tuvo lugar en 1933 en<br />

la Bebelplatz de Berlín a<br />

instancias del ministro de<br />

propaganda Joseph Goebbels;<br />

eso por no hablar<br />

del incendio de la biblioteca<br />

de Bagdad, en 2003,<br />

ante la pasividad de las<br />

tropas estadounidenses.<br />

César se defendió bravamente<br />

en el palacio,<br />

pero durante un ataque se<br />

produjo en el arsenal un<br />

incendio que se extendió<br />

a una sección del palacio.<br />

Entonces se habrían<br />

quemado numerosos libros<br />

que el propio César<br />

pretendía transportar a<br />

Roma –las fuentes hablan<br />

de 40.000 rollos–; algunos<br />

afirmaron incluso que ardió<br />

la biblioteca entera.<br />

Este último extremo no<br />

es verosímil, sobre todo<br />

debido a la magnitud que<br />

habría tenido ese incendio<br />

para el propio palacio.<br />

De cualquier modo, se<br />

dijo que años más tarde,<br />

Marco Antonio, mientras<br />

estaba en Alejandría en<br />

compañía de Cleopatra,<br />

donó un gran número de<br />

libros procedentes de la<br />

biblioteca rival.<br />

La invasion árabe<br />

El golpe de gracia para la<br />

Biblioteca llegó en el año<br />

640, cuando el Imperio<br />

bizantino sufrió la arrolladora<br />

irrupción de los<br />

árabes y Egipto se perdió<br />

totalmente. La propia<br />

Alejandría fue capturada<br />

por un ejército musulmán<br />

comandado por Amr ibn<br />

al-As. Y fue justamente<br />

este general quien, según<br />

la tradición, habría destruido<br />

la Biblioteca cumpliendo<br />

una orden del<br />

califa Omar.<br />

El episodio es relatado<br />

en detalle por un autor<br />

siríaco cristiano del siglo<br />

XIII, Bar-Hebraeus,<br />

quien se refiere incluso a<br />

una gestión desesperada<br />

para salvar los libros por<br />

parte del teólogo Juan Filópono.<br />

Según esta fuente,<br />

el general árabe Amr<br />

ibn al-As era una persona<br />

sensible y cultivada, y tras<br />

escuchar las alegaciones<br />

de Filópono dirigió al<br />

califa Omar una carta en<br />

la que le pedía instrucciones<br />

sobre lo que había<br />

que hacer con los libros<br />

de la biblioteca.<br />

“Si esos libros están<br />

de acuerdo con el<br />

Corán, no tenemos<br />

necesidad de ellos,<br />

y si se oponen al<br />

Corán, deben ser<br />

destruidos”

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