Sulamir Coromoto González Guevara Ciudad Guayana, Estado Bolívar. Abogada graduada en la Universidad Bicentenaria de Aragua Trabajadora de CVG FERROMINERA ORINOCO C.A Participante de la Especialidad en Derechos Humanos de la Universidad Nacional Abierta. Ferviente creyente de DIOS TODOPO<strong>DE</strong>ROSO, Activista de DDHH, Amante de la paz. Orgullosa madre y afortunada hija. Tlfs: 0414-8797108/04123533675 sulamir.gonzalez@gmail.comsulamir.gonzalez@hotmail.com twitter: sulamirg 4
A lo largo de toda la historia humana, en todas las civilizaciones, culturas y sociedades, ya el conflicto formaba parte de nosotros como seres humanos al punto que forma parte de nuestra evolución. Donde exista la interacción, convivencia o relación entre dos o más personas o grupos de personas, siempre van a existir intereses distintos, desavenencias, diferencias o discrepancias entre ellos, generándose conflictos que según sea nuestra forma de abordarlos podrán marcar de manera positiva o negativa nuestra existencia. Una sociedad compuesta por personas sin diferencias, sin desacuerdos, sin oposiciones, realmente no existe. Siempre nuestra vida va a estar marcada por los conflictos, estos son inherentes a nosotros como personas, pero gracias a nuestra capacidad de pensar, razonar y actuar, podemos aprender a dirigir de manera positiva los conflictos que se nos presentan, tratando de convertirlos en oportunidades para crecer, avanzar y progresar como hombres y como sociedad. Nuestra sociedad necesita del conflicto, nuestra evolución personal y social así lo ha ameritado con el transcurrir de los años. El conflicto no se puede evitar, es permanente en el hombre y de ello depende nuestro progreso y transformación. Muchas veces cuando hablamos o escuchamos el término conflicto, de manera inmediata nos viene a la mente episodios de terror, disturbios, guerra, es decir, un sinfín de pensamientos todos relacionados con la violencia (es la forma más habitual de abordarlo), y si bien es cierto que muchos son conflictos, estos no siempre están encaminados a terminar de esta manera, no necesariamente el conflicto debe estar vinculado con la violencia; allí también radica la esencia del ser humano, nosotros tenemos esa capacidad para explorar opciones no violentas de conflicto, para abordarlo de forma creativa y no beligerantes, para encaminarlo hacia los llamados métodos constructivos de tal manera que constituyan una buena oportunidad para nuestro desarrollo humano. Este es un punto importante que hay que recalcar en cuanto a la forma o manera de abordar los conflictos, al tratamiento con los que se manejan estos. Si abordamos el conflicto desde una perspectiva negativa, de este obviamente se generará violencia, agresiones, enfrentamientos físicos etc. si lo abordamos de una manera positiva, este generará acercamiento, buena disposición, comunicación, diálogo. La forma mágica es saber cómo transformar el conflicto. Ahora bien, si nos ponemos a recapitular a través de nuestra historia, nos damos cuenta que las luchas y conflictos vividos a lo largo de toda la humanidad en su gran mayoría han servido para lograr beneficios para los seres humanos (con sus excepciones por supuesto) y estos nos ha ayudado a crecer como sociedad. Ejemplos claves de conflictos que han marcado huellas son, la lucha sostenida por la clase trabajadora, por las minorías negras, por las mujeres, por la comunidad LGBTI, en fin, todos en pro de lograr reivindicaciones de derechos fundamentales. 5