NUMERO3-medios
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Perfiles/ UNION La Revista de los Clubes de Barrio<br />
El Mariscal del Pulqui<br />
Campeón de América y del Mundo con Racing Club de Avellaneda, jugó dos Mundiales para la<br />
Selección Argentina y fue parte del plantel que quebró la sequía de 18 años sin títulos en River<br />
Plate. Sin embargo, el Mariscal nunca olvidó sus comienzos en El Pulqui, el club de su barrio en<br />
Gerli. El recuerdo de quién fue su técnico y compañero, Eduardo Palazón, quien a los 80 años<br />
mantiene vivo el recuerdo del ex futbolista e hijo dilecto del club.<br />
Hubo un jugador exquisito al que pronto apodaron “Mariscal” por su don de mando desde<br />
el fondo de la zaga y su liderazgo dentro del equipo. Ese defensor elegante, que tras un<br />
paso por las divisiones inferiores de River -se desempeñaba de volante-, recaló en Racing,<br />
donde terminó dando el gran salto y se transformó en ídolo de la mitad de Avellaneda. Sin<br />
embargo, Roberto Perfumo (de quien más podríamos estar hablando) nunca olvidó que<br />
sus primeros pasos fueron en un club de barrio: el Pulqui de Gerli, en el partido de Avellaneda,<br />
la ciudad que lo había visto nacer el 3 de octubre de 1942.<br />
Hay una persona que lo conoció como nadie, desde que el Mariscal dio sus primeras patadas<br />
a la pelota: Eduardo Palazón. Y pese a estar próximo a cumplir los 80 años, Palazón<br />
mantiene incólumes sus ganas de hacer lo que más le gusta, lo que hizo toda su vida desde<br />
que tiene uso de razón: jugar al fútbol y transmitirle su amor por la pelota a los chicos del<br />
Pulqui, el club que lo cobijó toda su vida.<br />
La historia del Pulqui está ligada a la del Colegio Don Bosco de Avellaneda. Fue fundado<br />
dentro del predio de la Obra Salesiana ubicada en la calle Salta al 1500 de Gerli, en el partido<br />
de Avellaneda, el 3 de octubre de 1953. Por esas cosas del destino, la misma fecha del<br />
nacimiento de Perfumo, que había nacido a pocas cuadras de allí 11 años antes.<br />
“Roberto iba al colegio Nº3, que estaba a unas cuadras del Don Bosco”, recuerda<br />
Palazón mientras recorre la vieja cancha de 11 del Pulqui, que aún perdura<br />
gracias a sus cuidados. “En esos años (la década del 50) jugábamos<br />
torneos con otros equipos de alumnos de los diferentes colegios<br />
Don Bosco de la zona (Avellaneda, Bernal) y los de Ramos<br />
Mejía. Y si bien jugábamos los alumnos (había que ir a misa,<br />
donde te sellaban el carnet que te habilitaba a jugar), estaba<br />
abierto al resto de los chicos del barrio. Así fue como un día<br />
vino Roberto, que jugó para El Pulqui los campeonatos del<br />
52, 53 y 54, y después jugó algunos partidos salteados debido<br />
a que se había ido a jugar a River Plate”, asegura el<br />
DT del Pulqui.<br />
Eduardo trabajó toda su vida en SEGBA, y después de<br />
cada jornada laboral, tenía una rutina inmodificable,<br />
pasar por el club al que le dedicó el resto de su vida.<br />
Al jubilarse, Palazón pasó a estar tiempo completo<br />
en El Pulqui, que es lo mismo que decir, estaba<br />
todo el día en su casa. “El Pulqui es mi vida.<br />
A los 4 años empecé a venir al Colegio Don<br />
Bosco, y estoy en el club desde su nacimiento.<br />
También tocaba el tambor en el<br />
Batallón de Exploradores del colegio,<br />
así que toda mi vida pasó aquí. Es<br />
una comunidad muy linda, abierta<br />
a los vecinos.<br />
Aquí vienen chicos de la zona y<br />
de los barrios cercanos, como<br />
Villa Luján, Villa Sapito y Martín<br />
García. Son en su mayoría chicos<br />
humildes que encuentran un<br />
espacio de contención y amistad”,<br />
rememora Eduardo.<br />
El Pulqui forma parte de la Unión de<br />
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Clubes de Barrio y participa actualmente de las Ligas Municipales<br />
de Fútbol 11 y de Handball femenino, donde más de 100<br />
chicas participan las categorías de Infantiles (2), menores (2),<br />
cadetes (1) y mayores (1). Palazón, que además de DT es el<br />
canchero, utilero, y todo lo que haga falta en el club, rememora lo<br />
que fueron aquellos años junto al Mariscal, que marcaron a ambos<br />
para siempre. “Perfumo vivía a unas cuadras del club, en<br />
Paunero y Helguera. Era un buen compañero, muy educado.<br />
Era un buen pibe. Recuerdo que lo íbamos a buscar a la casa<br />
para jugar y la hermana ya le tenía todo el equipo preparado<br />
y listo para venir al club. Y siempre se destacó por su clase<br />
como jugador. En esa época, estamos hablando de principios<br />
de la década del 50, ya le decíamos “Mariscal”, repasa en su<br />
memoria Palazón, que se mantiene intacta como sus ganas de<br />
venir cada mañana al Pulqui.<br />
Presidente honorario<br />
La muerte siempre es impredecible, pero lo fue aún más la de<br />
Perfumo para sus amigos de la infancia, que tenían su imagen<br />
casi a diario en los canales deportivos y en las transmisiones<br />
de Fútbol para Todos. “La última vez que lo vi fue el año pasado”,<br />
cuenta Palazón, “cuando le dije que lo queríamos nombrar<br />
Presidente Honorario del club. Aceptó, pero como estaba con<br />
mucho trabajo en las transmisiones deportivas, se hacía difícil<br />
agendar un fin de semana (el día de más trabajo) para que<br />
venga. Por eso habíamos acordado hacerlo este año, pero lamentablemente<br />
pasó lo que pasó”.<br />
A pesar de la fatalidad del destino, Eduardo mantiene viva su<br />
idea. “Le pedí permiso a la hermana de Roberto para nombrarlo<br />
Presidente Honorario Post Mortem, y estuvo de acuerdo, así que<br />
esperamos hacerlo cuando inauguremos las luces de la cancha<br />
(que compramos gracias a un subsidio de la Municipalidad de<br />
Avellaneda), seguramente antes de fin de año”, concluye Palazón.<br />
Una carrera notable<br />
Su paso por la Academia<br />
En 1964 inició su carrera en la Academia, con el “Coco” Alfio<br />
Basile como ladero, y que fue uno de los pilares fundamentales<br />
para conformar una de las duplas centrales más recordadas<br />
del fútbol argentino. “No lo podía creer. Era mi club, mi<br />
barrio... ¿Cómo iba a jugar mal para Racing? Era el destino”,<br />
recordó Perfumo en ese libro “Jugar al fútbol”. Con la blanquiceleste,<br />
el Mariscal se quedó con el campeonato de 1966<br />
y al año siguiente fue figura de un equipo histórico, el primero<br />
argentino en alzar la Copa Libertadores y posteriormente la<br />
Copa Intercontinental (las únicas dos en las vitrinas de la entidad<br />
de Avellaneda).<br />
Fue clave para su carrera la dirección técnica de Juan José<br />
Pizzuti, quien lo llevó de volante a primer marcador central,<br />
encontrando la posición del que sería uno de los mayores<br />
exponentes en su puesto.<br />
Su huella en la Selección Nacional<br />
Otra camiseta que sintió como propia fue la de la Selección<br />
Argentina, a pesar de los vaivenes que tuvo a lo largo de su<br />
carrera. Perfumo formó parte de los equipos nacionales en<br />
los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, y en los Mundiales de<br />
Inglaterra 1966 -Cuartos de Final- y Alemania 1974 -segunda<br />
fase-. Sin embargo, uno de sus mayores sinsabores fueron<br />
las eliminatorias para México 70, donde no se pudo clasificar<br />
y se perdió la chance de local en la cancha de Boca.<br />
Cruzeiro, River y el fin del maleficio<br />
En 1971 se marchó del país para ir a triunfar en el Cruzeiro, de<br />
Brasil, donde fue campeón en tres ocasiones del campeonato<br />
Mineiro y en una de la Copa Mina Gerais. Su ciclo como<br />
jugador se cerró en River, donde ganó el Metropolitano ’75 y<br />
cortó una sequía de 18 años sin alegrías en Núñez. Pero esto<br />
no fue lo único que dejó en su paso por el Millonario: hay que<br />
agregar otros dos títulos locales más.<br />
Un todoterreno<br />
En 1978, a la edad de 36 años, decidió colgar los botines;<br />
aunque nunca pudo separarse de la pelota. Tras incursiones<br />
sin suerte como director técnico en Sarmiento de Junín y<br />
Racing, en 1992 salió campeón invicto con Olimpia de Paraguay<br />
y consiguió el único título de Gimnasia de La Plata:<br />
la Copa Centenario de 1993. A fines de la primera década<br />
del 2000, decide dar sus primeros pasos como periodista<br />
deportivo, donde fue columnista y comentarista.<br />
Integrante de un grupo de amigos legendarios junto a Alfio<br />
‘Coco’ Basile, el ‘Panadero’ Rubén Díaz, Jorge ‘Chiche’ Diz<br />
y el periodista Horacio Pagani, supo cultivar como nadie el<br />
don de la amistad. Esos valores que aprendió en su club de<br />
barrio, en El Pulqui de Sarandí, y que reflejó en el techo de su<br />
casa, donde construyó un tanque de agua que simulaba ser<br />
su mejor amiga: la pelota de fútbol.<br />
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