[ consejo atlántico ] Una Alianza mAs equilibrada El Consejo Atlántico a nivel de ministros de Defensa crea un Centro Regional en Nápoles para coordinar información y responder a los desafíos que emanan del Sur 6 Revista Española de Defensa Marzo 2017
Foto de familia del Consejo Atlántico del pasado 15 de febrero en el que, por primera vez en su historia, hay ocho mujeres titulares de los Departamentos de Defensa de los países aliados. Marco Romero /EFE LA OTAN va, poco a poco, engarzando los mecanismos para garantizar la seguridad de todos y cada uno de sus ciudadanos. La nueva Alianza, refundida después de casi 70 años de existencia, consolida el vínculo transatlántico y ofrece una capacidad de respuesta ante cualquier tipo de amenaza, venga de donde venga, con un arco de visión y acción de 360 grados y donde el flanco Sur cobra un protagonismo sin precedentes. Una adaptación profunda y ambiciosa ante un mundo cambiante que no sólo exige un mayor esfuerzo cuantitativo y cualitativo en seguridad sino que también, y sobre todo, redefine la esencia misma del concepto de defensa: la estabilidad ya no sólo se garantiza por medios militares, también son necesarias iniciativas políticas, acciones humanitarias y medidas de cooperación y ayuda al desarrollo. Una OTAN que, además, racionaliza las capacidades y recursos mediante la colaboración con otras organizaciones de seguridad, fundamentalmente con su socio natural, la Unión Europea. Así ha quedado de manifiesto en la primera reunión del Consejo Atlántico de un, cuando menos, impredecible año 2017 celebrada a nivel de ministros de Defensa los días 15 y 16 de febrero. «Estamos ante los retos más complejos desde el fin de la Guerra Fría, y contener las amenazas que emanan de Oriente Próximo y el norte de África es una parte esencial de la respuesta que tenemos que ofrecer. Hemos debatido qué puede hacer la OTAN no sólo para luchar contra el terrorismo, sino también para proyectar estabilidad más allá de nuestras fronteras», explicó el secretario general, Jens Stoltenberg. Entre otras cosas, los ministros decidieron crear en el Cuartel General de la Fuerza Conjunta en Nápoles (Italia) un Centro desde el que evaluar y vigilar las amenazas que emanan del sur, entender mejor la región, coordinar el trabajo con los países del área, responder con anticipación y, si fuera necesario, planificar cómo y dónde actuar. COMPROMISO GLOBAL Una decisión que da forma al modelo de la OTAN del siglo XXI diseñado en las Cumbres de Gales, de 2014 y, sobre todo, en la de Varsovia de julio de 2016. El fin de la Guerra Fría no trajo la distensión, por el contrario, la política agresiva de Rusia y el terrorista agitaron los cimientos mismos de la organización. Por ello, en Varsovia se decidió que la nueva Alianza debía articularse en torno a dos líneas de actuación: el Refuerzo de la Disuasión y la Defensa y la Proyección de la Estabilidad. Dos aspectos complementarios que están haciendo de la OTAN una organización capaz de actuar con rapidez en cualquier parte —la Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad, VJTF, ya está operativa y puede desplegarse en un plazo de dos a tres días— y, principalmente, de atender a todo el espectro de riesgos, desde la guerra convencional al terrorismo, las mafias de la inmigración, la guerra híbrida, la ciberdefensa o la gestión de crisis. «España mantiene su sólido compromiso de participar en esta nueva Alianza y lo hace de manera global» afirmó la ministra española, María Dolores de Cospedal. Es decir, España va a estar como miembro plenamente activo en la parte operacional, estratégica y de fomento al desarrollo. Tras su encuentro con el secretario general —el primero formal de la titular de Defensa—, la ministra insistió en que nuestro país participa en todas las operaciones que tiene desplegadas la OTAN: estaremos en la Policía Aérea del Báltico con cuatro cazas F-18; hay una batería de misiles Patriot en la operación de apoyo a Turquía; mantenemos un contingente en Afganistán; y formamos parte de las agrupaciones marítimas permanentes (la fragata Reina Sofía está desde finales de febrero integrada en la SNMG-1 y el buque de aprovisionamiento Patiño y la fragata Méndez Nuñez forman parte del contingente de la SNMG-2). Además, la base de Rota (Cádiz) alberga cuatro destructores que forman el componente naval del escudo antimisiles de la Alianza. Tras el Consejo, Cospedal anunció que España se sumaría en breve a los batallones multinacionales desplegados como fuerza avanzada en el flanco oriental con el envío a Letonia de un batallón integrado por 300 militares, un subgrupo táctico mecanizado con dos secciones formadas por 15 vehículos blindados Pizarro y seis carros de combate Leopard 2E. Será la primera vez que España proyecta este tipo de capacidades en el exterior. Marzo 2017 Revista Española de Defensa 7
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