Memorias de Como un Signo

por el concurso: filmar en la Comuna en la que residía, la 15
(Chacarita/Villa Crespo/La Paternal/Agronomía/Villa Ortúzar/Parque
Chas). Atraído por el misterio que esconden los
cementerios y sabiendo al de Chacarita como el área geográfica
más grande de toda la Comuna, me gustaba la idea de
que ese escenario sea protagonista. Pero ¿qué quería contar?
Había una idea que rondaba en mi cabeza luego de haber
vivido una ruptura de pareja, con quien convivía, hacía muy
pocos meses atrás. La idea justamente tenía que ver con algo
vivencial: los amores inconclusos, aquellos que terminan
abruptamente y a uno le queda la sensación de que sucedió
antes de lo previsto. Me resultó una imagen muy tanguera,
nostálgica. Fue entonces donde apareció el tono de la película.
Ya no debía perderme entre los pasillos del Cementerio
bucando inspiración, sabía cuál sería mi punto de partida.
El mausoleo a Carlos Gardel es imponente, una imagen
viva de un amor inconcluso: el de la música que llora al zorzal
(representado por una estatua de una mujer arrodillada,
llorando con un arpa en mano) y el de la gente, que sigue visitando
religiosamente ese lugar buscando alguna respuesta
al por qué con tan sólo 45 años el mayor exponente de la canción
argentina nos dejó sin nuevas melodías. Ya tenía entonces
la idea principal de lo que quería contar, el punto de partida,
el contexto en el que se desarrollaría y al protagonista
de la historia, Carlos Gardel. Me atrajo la idea del muerto que
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