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permisible hacerlo, el Estado de México es uno de<br />
los lugares en la República con mayor número de<br />
feminicidios, incluso mayor a los registrados en<br />
Ciudad Juárez.<br />
Entender la violencia ejercida hacia las mujeres<br />
ha llevado un sin número de discusiones, análisis<br />
y reflexión, que en muchas ocasiones han sido<br />
simplistas, minimizando la importancia de un<br />
problema social que sigue aumentando día a día; sin<br />
duda constituye un conflicto que tiene un trasfondo<br />
social, político y económico; visibilizarlo no ha<br />
sido sencillo se han tenido grandes avances con<br />
respecto a las normatividades, sin embargo las<br />
cifras nos indican que el trabajo en la práctica<br />
no ha cumplido las expectativas en México es un<br />
problema que va en aumento y al parecer es difícil<br />
detener.<br />
¿Pero qué hay detrás de esta violencia? No<br />
es más que una manifestación palpable de un<br />
cúmulo de desigualdades en las relaciones de<br />
poder entre hombres y mujeres, en donde se ha<br />
establecido esa supremacía de poder del hombre<br />
sobre la mujer que ha generado una situación de<br />
desventaja para las mujeres en todos los ámbitos<br />
desde el acceso a oportunidades hasta la toma de<br />
decisiones acerca de su propio cuerpo y bienestar.<br />
Esta condición además de colocar a la mujer en<br />
subordinación frente al hombre ha servido de base<br />
para justificar todo tipo de violencia que lleva a<br />
someter y controlar a la mujer.<br />
El punto más extremo dentro de las formas del<br />
ejercicio de la violencia hacia las mujeres es<br />
precisamente el feminicidio este fenómeno conlleva<br />
un trasfondo político que pretende visibilizar<br />
hasta dónde pueden llegar las percepciones<br />
desvalorizadas, hostiles y degradantes de las<br />
mujeres, así como la normalización y tolerancia<br />
social de la violencia contra éstas (cit. Mosocoso,<br />
2012).<br />
Aunado a la anterior, este fenómeno social se<br />
da también dentro de un contexto de impunidad,<br />
inacción, permisibilidad e indiferencia por parte<br />
del Estado que no da los elementos suficientes<br />
para prevenir, erradicar y sancionar la violencia<br />
y proporcionar las condiciones de seguridad para<br />
las mujeres, es decir, los actos feminicidios tienen<br />
que ver también con el alto nivel de impunidad<br />
que la acompaña.<br />
Uno de los elementos más visualizados apunta a la<br />
responsabilidad de las autoridades, que va desde el<br />
mandatario que se negó a aceptar la problemática<br />
de asesinatos y violencia contra mujeres, el<br />
Ministerio Público que criminaliza a la víctima<br />
y justifica la acción del agresor, hasta la misma<br />
sociedad que se mantiene pasiva y hasta cierto<br />
punto permisible ante el problema. Incluso la falta<br />
de estadística oficial que permitan visualizar de<br />
forma más clara y real la violencia que se vive<br />
día a día, esto sólo denota la indiferencia ante<br />
este fenómeno denunciado desde hace ya mucho<br />
tiempo.<br />
Tomando en cuenta este contexto, aunado a<br />
la pasividad social que lo alimenta, no sólo<br />
transmite a esta misma sociedad que la violencia<br />
es tolerada y justificada, lo que convierte el<br />
problema no sólo de las instancias públicas sino<br />
en un conflicto TUYO, MÍO, de Estructura social.<br />
Muchas mujeres ante esta situación prefieren la<br />
no denunciar y se cierran a alternativas ya los<br />
resultados solo reflejan la falta de soluciones y la<br />
impunidad del sistema de justicia.<br />
No podemos seguir ocultando la realidad, porque<br />
podrías ser tú, tu hija, tu hermana, tu madre;<br />
porque se trata de la sociedad a la que perteneces,<br />
la cual se encuentra dañada y quebrantada por la<br />
impunidad y la violencia.<br />
Alcemos la voz, Ni una más!<br />
Eduardo Galeano.<br />
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