REVISTA NUMERO 38 CANDAS MARINERO
HISTORIAS Y NOTICIAS SOBRE CANDÁS Y SU CONCEJO CARREÑO EN ASTURIAS
HISTORIAS Y NOTICIAS SOBRE CANDÁS Y SU CONCEJO CARREÑO EN ASTURIAS
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Soy de los que piensan que la vida te va enseñando<br />
con cada día que pasa. Que te va llenando una<br />
mochila a la espalda.<br />
Con el paso de los años me he dado cuenta que la<br />
mochila lleva ya unas cuantas cosas pero hoy he<br />
descubierto una que merece la pena mencionar, pues<br />
soy de la opinión de que los homenajes hay que<br />
hacerlos en vida para que sean disfrutados y se pueda<br />
sentir el reconocimiento que otorgan.<br />
Mis años en este mundo apenas superan la treintena<br />
y casi en su totalidad los he pasado viendo a mi<br />
madre sentada muchas horas en el sofá de casa, con<br />
una aguja de ganchillo en la mano, dejándose<br />
espalda y vista a partes iguales entre punto y punto.<br />
La he visto perder horas de sueño para que los<br />
encargos, a veces exprés, llegaran a tiempo de lucirse<br />
en Sardinas y Cristos.<br />
Como digo, soy de una generación joven que vive en<br />
esos tiempos de dejadez por lo que viene de atrás. De<br />
un mayoritario desdén por lo tradicional, como si no<br />
fuera a agotarse nunca. Sólo conozco los trajes de<br />
sardinera de verlos lucir en las fiestas. Es más, me<br />
cuesta imaginarme que antaño fuera un atuendo tan<br />
cotidiano.<br />
He sido partícipe de muchas horas de punto sobre<br />
punto, de buscar puntillas, de plasmar ideas sobre la<br />
realidad, de dejarse dioptrías y cervicales. Y lo que más<br />
valor tiene de todo esto es que lo aprendió ella sola, a<br />
base de echarle tiempo.<br />
No me ciega el amor de hijo si digo que no encuentro<br />
mejor ejemplo que ella para dirigir el curso de<br />
extensión cultural para que este ARTE no se pierda en<br />
la memoria de los candasinos ni de las gentes que lo<br />
admiran desde fuera. Lo digo con conocimiento de<br />
causa, pues a dedicación y responsabilidad no la gana<br />
nadie, ni fuera ni dentro de casa.<br />
A mí, que me ha tocado verlo tan de cerca, sé el<br />
trabajo que conlleva crear esa prenda que con tanto<br />
orgullo lucen las mujeres de todas las edades. Algo que<br />
no siempre se valora en su justa medida pero que no<br />
impide que el reconocimiento sea merecido.<br />
Ha hecho muchas. Yo ya he perdido la cuenta y<br />
posiblemente ella también. Habrá muchas personas<br />
que leyendo estas palabras se dirán a sí mismas que<br />
tienen una manta hecha por María José. Y en este<br />
caso no sería justo decir “La de Pepe el de Tana” o “la<br />
mujer de Gonzalo”. Ella brilla con estrella propia en todo<br />
lo que hace.<br />
Ahora bien. Desde aquí quiero pedir perdón a todas<br />
aquellas personas que tengan una manta hecha por las<br />
manos de mi madre, pues puedo decir sin equivocarme<br />
que la mejor manta que vaya a confeccionar nunca me<br />
la está haciendo para mí.<br />
Lo es porque cada puntada tiene un nombre. Uno se<br />
llama “desvelos”, otro “amor infinito”, otro “valores”,<br />
“responsabilidad”, “saber estar”, “correcciones”,<br />
“preocupaciones”, “madrugones”, “desayunos para ir al<br />
colegio”, “saber decirme que no”, “no dejarme ser un<br />
caprichoso”, “que no me falte de nada”, “ser la última<br />
para todo y la primera en estar ahí”, “no dejarme caer”,<br />
“partidas de parchís”, “mañanas de frío”, “tardes de<br />
playa”, “viajes por el mundo”, “felicidad a cambio de<br />
nada”, “apoyo incondicional”…<br />
Podría pasarme tantas horas dando puntadas como<br />
ella, y aun así nunca acabaría.<br />
Hace 31 años que mi madre está preparándome una<br />
manta. Hace ya tiempo que terminó con el cuerpo,<br />
donde aplicó todo lo que la vida le enseñó a ella que<br />
debe tener esa parte. Es la más repetitiva pero es la<br />
que sostiene el resto de prenda.<br />
El entredós viene a unir la base de la manta con el toque<br />
final. La parte de los sabios consejos, de las horas de<br />
aprender y aprender a base de hablar, porque con ella<br />
aprendes siempre cosas hasta del más mínimo detalle.<br />
Es la parte de mirar porque mi vida no se torciera, de<br />
dejarme equivocarme, de entender que el error también<br />
forma parte del aprendizaje.<br />
Ahora está rematando la puntilla, la de las vueltas más<br />
largas y la de mayor ingenio. La que pone colofón a<br />
todo el trabajo. La que me está enseñando a valorar<br />
todo lo que me ha llevado hasta aquí.<br />
Aún le quedan muchos puntos que dar. A esta manta<br />
todavía le tiene que dar muchas vueltas para<br />
terminarla. Y el día que termine y dé la última puntada.<br />
El día que ya no esté aquí, puede estar bien segura de<br />
que luciré esta manta como el mejor de los regalos que<br />
me hayan podido dar porque sin ninguna duda, esta<br />
está siendo su mejor obra de arte. Que lo sepan todos.<br />
GONZALÍN Hijo de María José Fernández<br />
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