Boletin 3 - 2017

Fueron diez años. Tiempo suficiente para que madurara en Madre
Ana María el llamado a fundar… a ser Madre, como tantas veces,
pero esta vez, de un Instituto. En este periodo, queda delineado un
rumbo para su propia vida, pero sobre todo para nuestra Congregación
naciente. Tres líneas de acción se desarrollaron en Cervera, en
la Casa de Caridad. Líneas que creo que podemos reconocer hoy en
nuestras opciones pastorales y que nos deberían orientar en el camino:
La dedicación a la niñez abandonada, a personas solas, sufrientes,
descartadas
El interés por la promoción personal y profesional de los asilados,
por devolverles su dignidad y abrirles el horizonte de un
futuro mejor
La Casa se convierte poco a poco en un centro de espiritualidad
para la ciudad fomentando asociaciones y movimientos laicales
y una sólida piedad unida al servicio de caridad.
Una vez fundado el Instituto el hospital de La Seo de Urgel es considerado
la primera casa del mismo, y la Casa de Misericordia de Cervera
se agrega inme­diatamente. Allí, incluso, se forman algunas
Hermanas en los primeros diez años de vida de nuestra Congregación.
La Casa de Misericordia es un lugar y un acontecimiento importante
para nuestra experiencia fundacional. Contemplemos y penetremos
en los hechos, las personas, los sentimientos, los llamados, las respuestas,
las decisiones, la providencia del Señor que guía y conduce
la historia y, en particular, la historia de nuestra familia religiosa.
Dejemos que esta experiencia nos toque hoy, para poder ser parte del
movimiento de re-forma de la Iglesia.