Revista Relabsa Vol 1 No. 1 Año 2017

desechos peligrosos y su eliminación (Convenio de Basilea), el etiquetado, manejo e
información adecuada (Convenio de Rotterdam), la gestión de los compuestos orgánicos
persistentes (Convenio de Estocolmo), la reducción de especies químicas que dañan la capa
de ozono (Convenio de Viena y Protocolo de Montreal). Las Naciones Unidas incluyen una
propuesta mundial para “Una Aproximación Estratégica al Manejo Internacional de
Químicos”, que incluye una gestión adecuada para los desechos.
A nivel nacional, sin embargo, la legislación es menos extensa y más frágil, así como su
aplicación más reducida, debido a la falta de institucionalidad general que sufre el país.
Guatemala es suscriptor de todos los convenios y la propuesta de las Naciones Unidas, siendo
el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, el responsable de la aplicación de los
convenios a nivel nacional. La ley más concreta en el manejo de los desechos a nivel nacional
es el Acuerdo Gubernativo 509 – 2001, que establece un “Reglamento para el Manejo de
Desechos Sólidos Hospitalarios”. Como su nombre lo indica, regula la forma en que los
desechos peligrosos hospitalarios deben ser manejados. Por su formulación, está enfocada a
desechos peligrosos de origen biológico, contemplando básicamente la incineración como
único medio de tratamiento. El Acuerdo Gubernativo 176 – 2015, establece un reglamento
para la Gestión de Desechos Radioactivos. Por tratados y políticas internacionales, la
utilización y gestión de materiales radioactivos está regulado de manera específica y directa.
Por este motivo, y por el uso limitado en laboratorios de salud y ambiente, no se tratará a
profundidad en este documento. Finalmente, el Reglamento de Descargas y Reuso de Aguas
Residuales y de la Disposición de Lodos, Acuerdo Gubernativo 236 -2006, establece límites
y políticas para la gestión de varias especies químicas importantes, y que pueden tratarse
como desechos. Como puede verse, la regulación guatemalteca se encuentra aún reducida, y
su implementación es fragmentada.
Siguiendo las ideas hasta ahora expuestas, es pertinente preguntarse cuál puede ser el enfoque
más apropiado para abordar entonces el problema de los desechos. También, que motivación
ulterior, a la vocación propia de una institución de ambiente, y la regulación estatal pueden
ser un aliciente para abordar de manera integral la gestión de desechos. La respuesta es
precisamente que la forma en que una institución gestiona sus desechos es parte intrínseca
del sistema de calidad, en efecto, es a la vez un termómetro de como el sistema de gestión
funciona y un objetivo de las actividades del sistema de calidad. Si el sistema de gestión es
adecuado y la cultura de la calidad ha permeado en los miembros de la institución se podrá
evidenciar de manera rápida, directa y concreta en la forma en que los desechos son
gestionados dentro de la institución, y viceversa, en caso contrario; generando por lo tanto
soluciones por diseño, y evitando ser reactivos ante problemas específicos. En las siguientes
secciones se hablará un poco más acerca de los fundamentos de la gestión de desechos, sus
características y algunas directrices.
Revista RELABSA | Vol. 1 No. 1 | Año 2017 37